Esta película de fantasía y mitología vasca se basa en la leyenda de Iñigo Arista, considerado primer rey vasco de la historia en términos modernos, aunque que fuera rey de un reino está sometido a debate a día de hoy. La historia aparece mezclada con elementos propios de la mitología vasca, como las lamias (mujeres con pies de diversos animales, aunque en la película son más bien de aves) o la diosa Mari, tan poderosa como en la propia mitología, que además de afianzar el mito del matriarcado vasco ha sido referente para gran parte del feminismo vasco.
Comenzamos el film con la batalla de Roncesvalles, donde un grupo de vascones emboscó a la retaguardia del ejército de Carlomagno, bajo el mando de Roldán, familiar del futuro emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Y la acabamos con la coronación como rey de Pamplona de Iñigo Arista, a inicios del siglo IX. Junto a otros elementos históricos tenemos una visión de lo que la historiografía ha denominado “reconquista” que de cruzada cristiana contra los infieles musulmanes tiene bien poco, como ocurrió en la realidad, en especial en latitudes como la de Euskal Herria: hay un intento independentista del Califato por parte de la familia Banu Qasi que cuenta con alianzas vasconas, hay enfrentamientos entre cristianos más que contra otras religiones, hay fanatismo católico que deshabilita e invalida las creencias históricas del pueblo vascón… El proceso de aculturación del cristianismo sobre las creencias históricas vasconas queda bastante bien plasmado, así como los motivos por lo que ocurre, naciendo un contexto en el que mayoritariamente la fe cristiana tendrá mayor preponderancia. Pero nos ha resultado bastante interesante que algunos de los personajes más odiosos del largometraje son defensores a ultranza de la fe vaticana.
Además, es un producto cultural muy entretenido, que hace una incursión en la mitología vasca jamás visto anteriormente en la historia del cine español… en general se hace referencia a mitologías de los pueblos “civilizados” que colonizaron la península, como el panteón romano, o el griego -por no incluir al cristianismo en ellas, ya que lo trajo el Bajo Imperio Romano-, cuando ha habido mitologías muy destacadas y muy interesantes en la península antes y al margen de la dominación cristiana, de las que a día de hoy sabemos bastantes cosas gracias a los estudios que han proliferado al respecto en el último siglo y medio.
Los Apaches son una hooliganada ficticia del Nápoles, y los protagonistas de la película son tres generaciones de integrantes de ésta. Sandro se encuentra entre sus veteranos, lleva treinta años en la afición y tenía dos hijos adolescentes, Sasa y Angelo, que serían la generación más joven. Pero Sasa murió a menos de los ultras del Roma unos años antes, y en la actualidad se debate entre la moderación y la estrategia que proponen Sandro y el resto de veteranos, o de las soflamas enardecidas que propone la generación intermedia, entre cuyas propuestas abundan propuestas suicidas y poco pensadas. Entre medias, Sandro ha conocido a una mujer con la que le gusta estar, pero todo a su alrededor le impide ejercer de novio -junto con que es un machista de mierda, lo cual a poca gente le sorprenderá viniendo de un ultra futbolero- porque su pasado y presente en los Apaches está en todo momento presente.
Algo que tiene la película y que merece mucho mencionar es la excelente ambientación que hace del mundo ‘ultra’. No sólo a nivel estético y performativo, que también, sino y muy especialmente a nivel discursivo. Los momentos de tensión y de apasionados discursos nos sitúan dentro de la psique hooligan como pocos productos culturales previos han conseguido: los llamados a la unidad, la mentalidad corporativista, la necesidad del enemigo, las luchas de poder, los cánticos como recurso para paliar conflictos internos y aislar a quien no es de la propia afición, las llamadas a anteponer al club deportivo por encima de la vida personal, afectivo sexual y de cualquier otra cosa, o las referencias al honor y a la lealtad. Junto todo ello con una gala de la masculinidad más hegemónicamente tóxica posible, con vejaciones y objetificaciones a las mujeres, apelaciones a ser cobarde y marica si no se quiere hacer algo arriesgado, la total ausencia de féminas en la hooliganada, los malos tratos internos como forma de marcar o reducir jerarquía… Todo expuesto de una manera muy clara y muy realista.
Por cierto, nos resulta repugnante que la comercialización de la película en el Reino de España aya sido bajo el nombre “Hooligans radicales”, como si “ultras” no significara lo mismo en ambos estados actualmente. La expresión “radicales” seguida de una palabra que por sí sola ya se hubiera acercado más al título original y hubiera vendido suficiente, nos recuerda más bien a esas narrativas de mierda a las que politicuchos y medios de comunicación al servicio de monopolios mediáticos nos tienen acostumbradas, cuando equiparan a un mejunje a menudo irreconciliable entre sí (fascista, nazis, ultras del fútbol, heavys, punks, skinheads, antifacistas, anarquistas, comunistas, etc) como “radicales” para hacer parecer a todo el mundo igual y quitarles el componente político. Por ello hemos preferido mantener su nombre original en la reseña.
Una familia dedicada históricamente a la recolección melocotonera y posterior distribución se ve privada de su fuente de ingresos porque el propietario, hijo de los terratenientes de toda la vida, considera que puede sacar mayor rentabilidad destrozando los melocotoneros y poniendo en su lugar paneles solares. La indignación asola el pueblo y el resto de agricultores planean movilizaciones ante la proliferación de la destrucción de sus tierras históricas para colocar esta supuesta energía verde, mientras no por casualidad las distribuidoras pretenden pagarles menos por kilo de melocotón con el fin que abandonen el oficio. Para colmo, el conflicto de marras acaba entremezclándose con varios conflictos familiares, que generan un clima de enorme tensión y permanentes rupturas dentro de la familia.
Aunque en general la película nos ha gustado, creemos que aporta debates interesantes y no en vano estamos dedicándole tiempo y espacio en este blog, nos ha dejado una sensación algo agridulce porque pensamos que se han desaprovechado muchas posibilidades para hablar de temas alrededor o para ahondar aún más los ya tratados. Se pasa muy por encima del recurso permanente a utilizar mano de obra inmigrante, principalmente negra, algo que cualquier persona originaria de Alcarràs ha visto desde peque, con una situación de explotación, mal pago y racismo de parte de la población local más que manifiesta. Un vacío que adolece este film, pero en el que afortunadamente gira gran parte de la película Suro (Mikel Gurrea, 2022), también catalana y del mismo año. Y nos falta una mayor profundización en torno a la energía solar: el coste ecológico que tiene no únicamente espacial y sustituyendo ecosistemas, sino su falta de sostenibilidad a la larga, o el lugar al que muchas veces va la energía recolectada, que no es precisamente el pueblo ni si quiera la capital comarcal más cercana, sino grandes ciudades o incluso fuera del propio estado o territorio cultural y político.
Y nos falta una reflexión puramente política, puesto que Alcarràs está dentro de un ecosistema político muy concreto como es Cataluña, y las movilizaciones de agricultores contra el gobierno no pueden ser instrumentalizables por la extrema derecha como lo han sido las de otros territorios tan fácilmente. Tenemos un personaje que va de alternativo y radical y carece de escrúpulos a la hora de venderse al terrateniente y pasar a gestionar los paneles, mientras que el agricultor de toda la vida que no va de nada parece tener una postura mucho más coherente. Esta justificada posible crítica a la izquierda se queda descontextualida, o quizás únicamente entendida de las fronteras catalanas hacia dentro, si no se explica por ejemplo que gritar “Visca la terra!” en una movilización como ocurre en el film no significa únicamente que se dan vivas a la tierra que hay en el suelo, como podría entenderse en castellano, sino que hay una connotación política muy clara de una tendencia muy concreta, y que no es la derecha ni el españolismo precisamente. No explicar esto, de cara a fuera de las fronteras catalanas y de los Països Catalans puede dar lugar a un mensaje equiparable al anticomunismo cultural de toda la vida que evidencia las contradicciones de la izquierda con el fin de socavarla, no de construir en positivo. Y en el contexto que nos toca vivir, esto no es nada beneficioso ni para el campesinado que sufre de las nuevas supuestas energías verdes, incluso ni para quienes buscan en esta energías una solución a los problemas climáticos que vivimos y que aumentarán.
Aún así, es entretenida, tiene el mérito de ambientarse en el mundo rural y en exponer sus expectativas vitales y sus contradicciones. Por ello la recomendamos.
Rango es un reptil de aspecto camaleónico que tras un accidente de tráfico acaba en el desierto de Mojave perdido y sediento. Al llegar a Dirt, una localidad de la zona otrora próspera, se entera del enorme problema de carencia de agua que asola la región, y debido a las trolas que cuenta sobre su vida, la población deposita en él su confianza para solucionarlo.
Desde la animación y el cine comercial, estamos ante una película que reflexiona de manera bastante interesante y acertada sobre el problema del agua, un problema que cada vez está más presente en el planeta, y que por desgracia probablemente se agudice. No es complicado llegar a la conclusión tras ver la película de puntos tan interesantes como el despilfarro de agua por parte de sectores más privilegiados (los humanos en este caso), el control del agua por parte de las élites políticas, la retención de agua con fines especulativos, el papel de la industria inmobiliaria, las guerras por el agua… Todo aderezado con una factura impecable y un argumento muy entretenido, con referencias que disfrutará mucho el público cinéfilo, pero que nos plantea unos debates la mar de urgentes.
Marcela está embarazada de un novio al que no traga, que no la trata como debería, y no tiene dinero ni capacidad de independizarse. Pero consigue un trabajo cuidando a Amador, un hombre mayor que no puede valerse por sí mismo, mientras su hija se halla de viaje. De origen gallego, echa de menos su tierra, a la vez que se siente frustrado por la situación en la que está. Hasta que un evento le trastoca completamente, y se ve envuelta en una historia en la que no sabe que hacer para poder seguir adelante con el contexto que le a tocado.
Una tremenda historia que mezcla precariedad, migración, trabajo sexual, trabajo del hogar, relaciones sexo-afectivas que sólo se sostienen en la necesidad material, religión y moral religiosa, conflictos entre personas migrantes y marginadas en diferentes estratos de vulnerabilidad y diferentes problemas variados más.
Esta película nos hace un prisma generalizado de la actitud de diversos sectores de la sociedad danesa frente al largo proceso de ocupación nazi desarrollado en Dinamarca entre 1940 y 1945. Un proceso que fue mucho más complejo, mucho más poco a poco que en otros países, debido al colaboracionismo en diversos prismas que en un inicio dio el gobierno y las instituciones danesas. El III Reich permitió a Dinamarca tener gobierno propio, aunque sometido al veto de los ocupantes, y dejó la represión de los primeros movimientos de resistencia en manos de la policía danesa. Se permitió la existencia de todos los partidos, incluyendo el socialdemócrata, salvo el partido comunista, que fue ilegalizado tras la invasión de la URSS en 1941. Del mismo modo, según la guerra fue quedando perdida para Alemania, recrudeció la represión sobre Dinamarca, aboliendo el Parlamento, tomando el control del gobierno y deteniendo a buena parte del funcionariado, a la vez que desproveían de materias primas al país y derivaban toda la industria danesa a intereses alemanes.
Todo esto es vivido por una familia de clase muy acomodada, con un padre patrón industrial que oscila entre su patriotismo danés y los enormes beneficios que obtiene por trabajar para los nazis, con una madre asqueada de este colaboracionismo pero temerosa de las consecuencias que tenga esto para su familia, una hija que se enamora de un comandante nazi de submarinos, un hijo ex-combatiente de la Guerra de Finlandia engatusado por el anticomunismo para unirse a las tropas nazis, otro hijo músico simpatizante de la resistencia y otro hijo con amigos y simpatías comunistas que termina adhiriéndose al movimiento de resistencia antinazi. Cada personaje representa una tendencia importante de la sociedad danesa de entonces, y nos permite ir recorriendo poco a poco el desarrollo de los acontecimientos y los debates que se suscitaban: la colaboración o no colaboración y las posibilidades que había en ello, la cuestión de la población judía, la figura de los excombatientes, el papel del partido comunista en la resistencia y sus dinámicas internas, la colaboración policial con la Gestapo, los movimientos de protesta… Un tupido cuadro bastante bien compuesto que nos da una idea bastante fidedigna, muy amenamente contada de aquellos duros años para Europa, incluso en Dinamarca.
Patrice Lumumba es quizás el líder panafricanista más conocido de la historia, seguido de cerca por Thomas Sankara en Burkina Faso y por Kwame Nkrumah en Ghana. Aunque el Congo no fue el primer país colonizado por Europa en independizarse, sus gigantescas dimensiones y su localización en pleno centro del continente lo colocaron en un nivel de importancia sin precedentes en la historia de la descolonización. Educado en escuelas europeas y con empleos liberales, desde los años cincuenta se convirtió en una figura destacada de la independencia y de los derechos de la gente negra. El odio hacia la ocupación belga estaba fuertemente arraigado en la población del llamado “Congo belga”: los niveles de crueldad y explotación para extraer minerales, marfil y caucho habían generado miles y miles de muertes, campos de concentración, explotación sin igual y militarización de regiones. Tras pasar por varios colectivos y partidos, en 1958 crea el Movimiento Nacional Congolés, principal partido independentista junto con ABAKO de Joseph Kasa-Vubu. El recrudecimiento de las movilizaciones y los disturbios insta a Bélgica a decidirse por la independencia del Congo. Una independencia que tratan de monitorizar y controlar en todo momento con el fin de poder controlar gran parte de la política congoleña y sus recursos.
Sin embargo, en mayo de 1960 el MNC gana las elecciones y accede al gobierno en coalición con ABAKO, y en junio, durante la ceremonia de independencia que da lugar a la República Democrática del Congo, Lumumba, ya como presidente del gobierno, realiza un discurso denunciando las violaciones y maltratos históricos de Bélgica contra el Congo e instando a los pueblos africanos a unirse y hacer una independencia efectiva y real. Lo dijo delante de medio gobierno belga y del rey Balduino I, recién coronado, lo cual fue absolutamente insultante para las instituciones belgas y se nombra a menudo este discurso como la razón por la que lo asesinaron.
La película nos sitúa la vida de Lumumba desde que trabaja como oficinista hasta su asesinato. Nos narra el proceso de independencia con detalle, las disputas internas en las fuerzas independentistas, la presencia belga en todo momento con mandos militares, policías e incluso ejército belga desplegado con el fin de sabotear el proceso, y finalmente la intervención de EEUU en su asesinato. Una de las regiones sur y más grandes, Katanga, donde a día de hoy la explotación minera está sometida a explotación sin igual y guerrillas mafiosas que venden a Europa minerales principlamente para la industria electrónica, se declaró independiente. Militares belgas estaban allí desplegados, y desde Bélgica se financiaba al CONAKAT (Confédération des Associations Tribales du Katanga) del ultraderechista y pro-occidental Moisés Tshombe. Ante el clima de descontrol, boicot generalizado, mandos militares que saboteaban el ejército y traiciones políticas, Lumumba, sin ser él mismo comunista, pidió material militar y asesores a la URSS. Traicionado incluso por Kasa-Vubu, en septiembre de 1960 el comandante en jefe del ejército, Mobutu, antiguo amigo suyo, da un golpe de estado que lo depone. Lumumba es capturado meses después y es asesinado por la CIA, de lo que actualmente hay pruebas documentales, junto con la inteligencia belga y en presencia de Tshombe y otros dirigentes del CONAKAT.
Todos estos hechos son reflejados en la película con mayor o menor profundidad, lo que da buena cuenta del proceso y hace bastante justicia sobre este personaje.
Por si a alguien le quedaba alguna duda, lo que pasó en los casi 40 años que Mobutu estuvo al mando del estado congoleño fueron tan atroces como sus mismos orígenes: se quitó de en medio a Kasa-Vubu y a Tshombe en cuanto pudo, arrasó con la oposición partidaria del panafricanismo mediante masivos asesinatos que llevaron a cabo mercenarios blancos de Sudáfrica y Centroeuropa -como el caso de Siegfried Müller ‘Kongo-Müller’, antiguo oficial nazi del que la RDA hizo el documental Der lachende Mann – Bekenntnisse eines Mörders (Walter Heynowski y Gerhard Scheumann, 1966), nombró cínicamente héroe nacional a Lumumba pocos años después de su asesinato, tuvo una orientación pro-occidental en todo momento y permitió que Europa y EEUU expoliaran las materias primas del país mientras iba acumulando una cantidad de riqueza como pocos otros líderes mundiales. Acumuló tanto dinero que sólo con su patrimonio podía pagar la deuda externa que Bélgica le pasó al Congo, y que Lumumba se negaba a asumir. Su régimen es a menudo catalogado de “cleptocracia”, ya que la clase política no gobernaba, sino que robaba. Mobutu incluso apoyó públicamente al régimen de Apartheid de Sudáfrica, que reprimía a la población negra. Tras su muerte, guerras étnicas alentadas por Occidente asolaron el país, con conflictos que a día de hoy no se han resuelto y que en último término abaratan el coste de las materias primas.
Para mayor repugnancia, la historia del asesinato no acabó ahí: en el 2001, un año después del estreno de esta película, murió el policía belga que se jactaba de haber hecho desaparecer el cadáver. Se jactaba de poseer un diente de oro de Lumumba que había arrancado a su cráneo y habérselo quedado como recuerdo. Su hija siguió la misma dinámica de jactarse del diente, hasta que en 2016 la policía belga registró su casa y se quedó con el diente. La familia de Lumumba escribió cartas al rey y al gobierno belga, hasta que finalmente en 2022 en diente fue devuelto a Juliana Lumumba, hija de Patrice, en una ceremonia en la que Bélgica pidió reiteradamente disculpas por el retraso y por los crímenes desarrollados contra la RDC.
De haber ganado la vía política propuesta por Lumumba, quizás el continente africano tendría una situación política muy diferente y mucho mejor de la actual, el capitalismo no hubiera llegado a los momentos de no retorno climático donde nos hallamos porque su desarrollo hubiera carecido de todas las materias africanas a bajo coste, y quizás a nivel mundial nos encontráramos en un mundo más justo. Por todo ello y por una cuestión de justicia histórica, la película es una narración muy digna de ver que nos sitúa en el ojo del huracán de la falsa descolonización de África.
En un lapso de más de viente años vemos la evolución de la vida de Beatriz, que queda absolutamente marcada por los conflictos que en esta época asolan Timor Oriental: colonia portuguesa desde 1859, en 1975 la Revolución de los Claveles en la metrópoli motivó un movimiento independentista, el Frente Revolucionario de Timor Oriental Independiente (FRETILIN) que ganó terreno sobre Portugal y otras fuerzas conservadoras y proindonesias, saliendo victorioso en las primeras elecciones. No obstante, Indonesia, en ese momento bajo la dictadura militar anticomunista y prooccidental de Suharto, en una mezcla de ansias expansionistas y terror a que una fuerza comunista se hiciera con un territorio fronterizo, instó a las fuerzas opositoras a una guerra civil que se recrudece desde agosto de 1975. Finalmente Portugal abandonaría el país en noviembre de 1975, pero días después Indonesia invadió Timor Oriental y lo adhirió a su territorio. Hasta 1999, que abandonarían el país tras ganar la independencia en un referéndum al que obligó la ONU, las masacres, los asesinatos en masa, el bombardeo con napalm e incendio de poblaciones y las violaciones a las habitantes del país fueron moneda común de la ocupación indonesia, las cuales se recrudecieron en las semanas inmediatamente previas al abandono de Indonesia del país para dejar paso a su independencia. Ésta se proclamaría en 2002.
Beatriz vive de adolescente el final de la guerra con Portugal y la guerra civil, y padece durante toda su juventud la ocupación de Indonesia. Su marido desaparece durante una de las operaciones represivas indonesias, y tiene que cuidar a su hijo sola. Pasará por la estancia en la selva con la guerrilla, en campamentos monitorizados por el ejército indonesio, en aldeas libres… Su biografía dramática se entremezcla con los dramas que provoca la guerra y la represión contra el proceso revolucionario.
Una buena crónica de la historia reciente del país donde podemos ver los motivos de la independencia, la herencia portuguesa y católica, la horrible represión que sufrió la población, los discursos políticos y los problemas sociales que deja todo este proceso detrás que aun tras la victoria independentista siguen provocando en la región.
Iglesia Católica, banca privada, fascismo, mafia y operaciones encubiertas de la CIA se dan cita en esta historia real que arranca en 1978 y finaliza en junio de 1978, que en la Italia y la prensa internacional de entonces se conoció como ‘Caso Calvi’. Roberto Calvo, alias ‘el banquero de Dios’ era el presidente del Banco Ambrosiano, segunda banca privada más grande de Italia, pero la cosa iba mucho más allá de Calvi: éste se relacionaba con Michele Sindona, banquero siciliano con estrecha relación con la Mafia y la Democracia Cristiana. Ambos, junto con Paul Marcinkus, el entonces presidente del Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido popularmente como Banco Vaticano, constituían una gigantesca red de operaciones bancarias ilegales por todo el mundo. Cuando uno de los bancos de Sindona se fue a pique, se desveló una deuda inexplicable de millones y millones y millones de dólares del Banco Ambrosiano: blanqueo de capital para la Mafia, financiación de la logia masónica fascista Propaganda Due y de sus operaciones internacionales dentro de la ‘Red Gladio’ al servicio de la CIA y la OTAN, financiación del sindicato anticomunista Solidarność en Polonia, de la contrainsurgencia en la Nicaragua sandinista, de diversas dictaduras latinoamericanas -con ayuda de sedes fantasma en varios países del continente-, la editorial que publicaba el diario virado a la derecha Corriere della Sera… La IOR también se vio afectada, pero la Iglesia apartó a Marcinkus rápido y escondió el asunto debajo de la alfombra, aprovechando el atentado que en estos años sufrió Juan Pablo II para quitarle peso mediático.
Pero el escándalo del Ambrosiano fue mayor si cabe, ampliado por el asalto policial en 1981 contra la casa de Licio Gelli, gran maestre de Propaganda Due. La policía halló una lista de 962 nombres de integrantes de la logia fascista o estrechos colaboradores, donde había una cantidad descomunal de oficiales de ejército y policía, más banqueros (obviamente Calvi y Sindona), ministros o ex-ministros -incluso un ministro de la dictadura argentina-, políticos de varias ramas de derecha, empresarios (incluyendo a Silvio Berlusconi), gente de infinidad de nacionalidades… incluso estaba el heredero de la corona italiana, Vittorio Emanuele di Savoia. Con datos como éstos, da gracia que la ultraderecha venga ahora una vez más con las conspiraciones judías, Soros, el lobby trans, etc, haciendo una transposición de lo que ellos siempre han hecho a lo que nunca han hecho sus rivales.
La película tiene un ritmo frenético y quizás tomarse largas escenas a explicar todo el organigrama sería beneficioso para un pública ya no tan familiarizado a este truculento asunto como podía estar la sociedad italiana de hace 20 años, la que mayoritariamente consumió este producto audiovisual. Sin embargo, es un asunto que salpicó a todo el planeta entonces: Gladio y Propaganda Due actuaron en todo el globo colocando dictaduras anticomunistas y desestabilizando regímenes socialistas, así como asesinando a militantes de izquierda. Hay pruebas de su participación en las organizaciones paralimitares profrancesas durante la independencia de Argelia, en la colocación de la dictadura de los coroneles en Gracia, y amplias sospechas de participación en atentados durante la Transición española: la matanza de Atocha, los sucesos de Montejurra o diversos asesinatos de refugiados políticos en Iparralde y en otros puntos del estado francés nunca han llegado a ser profundamente investigados en gran parte debido al cariz continuista con el franquismo que posee el régimen parlamentario español, pero tienen muchas papeletas de tener a Gladio y a Propaganda Due detrás.
La sucesión de los acontecimientos entre 1981 y 1982 está detalladamente narrada y con un impecable rigor histórico. Evidentemente, con escenas de ficción que no podemos saber porque sus protagonistas murieron, y con cuestiones sobre la mesa que a día de hoy siguen sin conocerse del todo, y sobre las que no hay una sentencia judicial definitiva a pesar del juicio celebrado cinco años después de la película, que no dio condenas a ninguno de los fascistas juzgados. No obstante, la versión que se ofrece en el film parece la más lógica.
Estamos ante una historia de reclutamiento en el Ejército Alemán durante la Segunda Guerra Mundial contada por alemanes disidentes del nazismo. La película abarca una horquilla temporal en la que la guerra está permanente en todo momento, aunque comenta la evolución vital de varios jóvenes de una misma clase. Werner Holt, el protagonista, es uno de ellos. Hay un ambiente fanatizado generalizado a favor del nazismo dentro de su generación, que eran muy pequeños cuando Hitler llegó al poder en 1933 y sólo han conocido el nacional-socialismo como hegemonía política, cultural y social. Las formas de relación, ascenso social y jerarquías están mediatizadas por el Partido Nazi y sus múltiples ramas, el ejército y todo lo relacionado con lo militar están en el escalafón más alto y se le hacen reverencias cotidianamente, y cualquier disidencia se castiga como traición y con hacerle el juego al enemigo.
Así pues, Holt y muchos de sus amigos se enrolan dentro de las Juventudes Hitlerianas, adquiriendo altos grados dentro de las mismas. Más tarde son llamados a filas, como esperan ansiosamente, para incorporarse a las baterías antiaéreas, ya que los masivos bombardeos sobre Alemania están comenzando y se van recrudeciendo según avanzan los años y la película. Al tiempo se los llevan a Eslovenia, donde la actividad partisana se está recrudeciendo. Y finalmente son tomados como voluntarios forzosos para cubrir una división antitanque que se enfrente al avance soviético dentro del territorio alemán, momento en el que empieza la película, ya que está planteada en forma de flashback. Nos narra un conflicto gigantesco dentro del frente, que enfrenta a propios soldados cada cual con una actitud específica, y mediante este recurso narrativo nos va desgranando cómo se llega hasta ese punto.
Uno de los aspectos más interesantes de la película es el proceso mediante el cual Werner va perdiendo su fe fanática en el III Reich y en el Partido Nazi. Lo vemos rayarse por las violentas jerarquías y el fanatismo sin cuartel al que han llegado amigos suyos de la infancia. Lo veremos enterarse del rumor de la existencia de campos de concentración y de exterminio por una persona de su absoluta confianza, lo cual dilapida la narrativa oficial de que esos rumores eran infiltrados por traidores y espías. Lo veremos dándose con la realidad de la encarnizada represión contra la población civil y disidente en los territorios ocupados y dentro de Alemania, que en ocasiones llega a una tortura sin límites que lo traumatiza a él y a parte de sus compañeros. Y lo vemos inmerso en la ola de deserciones y amenazas aleccionadoras que recorre la Wehrmacht en los últimos meses de la guerra, contexto en el que se disparan las ejecuciones contra militares y civiles alemanes acusados de todo tipo de acciones, desde dirigir mal una ofensiva, a mostrar una opinión “derrotista” o a estar casada o ser familiar de un desertor.
Tremenda crónica de la Alemania Nazi y de sus últimos meses desde dentro y desde su izquierda, lo cual le dota de mucho valor. Muy recomendable.
Completa en Youtube en capítulos 1 y 2 con subtítulos bastante mejorables, en vk.com subtitulada pero con doblaje en ruso, y en nuestro archivo.