Mirsa sobrevive en la ciudad de Skopje, actual Macedonia. Pero en tiempos previos a la guerra de los Balcanes, tenía un grupo de punk muy destacado en la nutrida escena yugoslava, compuesto por integrantes de lo que ahora son diversas ex-repúblicas yugoslavas: Macedonia, Serbia, Bosnia. Para rizar aún más el rizo, su camello es albanés, y a través de una ONG inserta en la zona con el fin de hacer un concierto con diversos estilos musicales balcánicos, le propone reunir a los componentes del grupo 17 años después de su disolución y actuar en Debar, una ciudad macedonia fronteriza con Albania, donde los albanos son el grupo étnico mayor, y los macedonios el más pequeño, después de turcos y gitanos.
La película es un recorrido tremendo a través de la escena punk y sus cercanías del conflicto político y cultural que han vivido Los Balcanes en las últimas décadas. El grupo deja de funcionar más o menos a la vez que comienza la guerra, y cada cual ha sobrevivido a ésta -y al punk, dicho sea de paso, pues uno de los integrantes casi muere adicto a la heroína- como ha podido, tanto al hambre como a los ejércitos propios y enemigos. El ambiente de extrema pobreza, supervivencia cotidiana, corrupción policial, malos tratos entre grupos culturales otrora unificados en un mismo estado, partidas mafiosas robando transeúntes por los campos, referencias al comunismo y al anarquismo como el opuesto el viejo régimen comunista y al nuevo capitalismo, el vínculo entre las hinchadas de fútbol, el neonazismo y las rivalidades culturales y muchas cuestiones más de la zona quedan muy bien reflejadas en el film. Sin olvidar el nivel de machismo y homofobia que hacen gala la mayoría de los personajes, que llega a niveles realmente derilantes.
Estamos ante una película muy interesante que nos transporta a un contexto nada habitual en la filmografía contracultural, en especial en el punk, que tiene un gran componente imperialista anglosajón y a menudo clasemediero. Y todo esto además lo gestionan con un humor bastante macabro y sucio. Muy recomendable.
Título original: Gay USA
Dirección: Arthur J. Bressan Jr. Fotografía: Robert Elfstrom, Frank Simon, Kenneth Van Sickle, Joseph Zysman Productora: Blossom Studios, Diana Press, Image Works, Leo Diner Films, San Francisco Sentinel. País: Estados Unidos Año: 1977 Duración: 78min.
En 1977 el Orgullo de San Francisco había llegado a unos niveles de magnitud y de importancia política y social en la ciudad que el joven director Arthur J. Bressan Jr. , con unos pocos cortometrajes a sus espaldas, se lanzó con 25 camarógrafos equipados varios de ellos con material de grabación de audio a cubrir la gigantesca manifestación gay -como se llamaba entonces, cuando el término aún abarcaba a tod la comunidad y no únicamente a los hombres homosexuales- que recorrió San Francisco dicho año.
Podemos ver personas de todas las edades y de buena parte del espectro LGTBI, incluyendo también personas heterosexuales, hablando sobre sus opiniones en torno a la celebración de la manifestación. Encontramos opiniones políticas respecto a la comunidad local disidente sexual, qué influencia está teniendo en la ciudad, la hegemonía masculina, la cuestión racial -veremos grupos de todo tipo rodados, incluyendo varios de personas gays racializadas llevando pancarta-, primeros comentarios de lesbianas que consideran que las personas trans se ríen de la mujer… Y también mucha genealogía, gracias a las entrevistas a personas más mayores, que hablan del pasado homosexual de la ciudad y de cómo lo vivieron, comparándolo con el contexto actual.
Título original: The Queen
Dirección: Frank Simon Fotografía: Robert Elfstrom, Frank Simon, Kenneth Van Sickle, Joseph Zysman Productora: MDH, Si Litvinoff Film Production, Vineyard País: Estados Unidos Año: 1968 Duración: 68min.
Este anómalo documental para la época nos transporta al concurso drag queen de Miss America de 1967. Nos permite entrar dentro de la organización interna del concurso, poder ver cómo se realiza, y nos acerca a las vidas de las competidoras. Decenas de concursantes de diversos puntos de la geografía de los EEUU confluyen en un hotel de la ciudad de Nueva York donde compinen por dicho premio ante un jurado compuesto por diversas personas del mundo del arte de la ciudad, entre las cuales están, por cierto, el cineasta Andy Warhol, el novelista George Plimpton y el guionista Terry Southern. Podemos ver disputas que tienen entre elles, la participación tanto de gays que el resto del año viven su vida más bien como “hombres” por llamarlo de alguna manera, como de identidades trans femeninas, cómo viven el estar fuera del armario y en espacios públicos, su relación con la familia, etc. Y veremos el propio festival, su desarrollo y el contexto inmediatamente posterior a la coronación.
En su momento la película tuvo críticas positivas en EEUU, y aunque llegó a Europa y se emitió en varios países, la cancelación del Festival de Cannes, donde se pasó, fruto de los acontecimientos revolucionarios conocidos como el Mayo del 68, le restaron eco en el continente, pero gracias a su conservación, digitalización en 2013 y posterior remasterización en 2019, a día de hoy ha tenido una merecida fama y mayor visionado fruto del enorme interés público que han ganado las identidades trans y la historia de la comunidad LGTBI en su conjunto. Vemos compitiendo, además, a figuras que en los siguientes años adquirieron una relevancia história y destacadísima en la comunidad, como Pepper LaBeija de la Casa LaBeija -que participa también en el documental Paris is burning (Jennie Livingston, 1990), bastantes años más tarde-, la fundadora de dicha casa Crystal LaBeija, o Rachel Harlow, actriz posterior en varias películas. Crystal protagoniza un momento icónico de la historia drag en este film, reproducido posteriormente por diversos productos culturales: a pesar de acabar entre las cinco finalistas, no es quien se lleva finalmente el premio, y achaca esto al racismo de que todas deben parecer blancas, incluidas las que no lo son, porque los cánones de belleza se construyen en relación a la gente blanca.
Mia sobrevive en un barrio pobre de Inglaterra, con el sueño de dedicarse a bailar breakdance, mientras su entorno social no puede ser más frustrante. No se siente bien en la escuela, su madre no se encarga de ella y se quiere deshacer de ella enviándola a un centro educativo cerrado, y además se siente frustrada con el nuevo novio de su madre, que sustituye a su padre muerto.
Machistadas varias, pobreza generalizada, estigmatización de las mujeres por querer llevar sus propias vidas, infravaloración de las decisiones de una menor, y muchísimo sentimiento de indefensión son protagonistas de este film. A menudo ve en hombres la posibilidad de salir y escapar de su duro contexto, pero esto no le acaba saliendo bien, y está a la espera de tener un pase para poder mostrar sus habilidades de baile y conseguir un trabajo, aunque nunca sabe si llegará a conseguirlo. Mia consigue sobrellevar todo esto en la medida de lo posible, reaccionando a menudo de manera impulsiva y nada pensada, superada y enfadada con los acontecimientos. Pero ante todo, es una película que acaba más bien que mal, que da esperanza de que no todo está perdido.
Un coche intenta atravesar el desierto del estado de Sorona (México) en 1931. A raíz del crack del 29, EEUU ha cerrado la frontera con México y comienza a deportar de vuelta a trabajadores mexicanos que llevan años allí. En México, también afectado por la crisis, se comienza a usar a la nutrida migración china como chivo expiatorio de todos los problemas que asolan al país, y grupos parapoliciales de extrema derecha comienzan a maltratarlos y a darles caza. Es el año 21 del proceso revolucionario surgido tras la caída del dictador Porfirio Díaz en 1910, la Revolución Mexicana aún no ha terminado de acabar, pero en muchísimas cuestiones está más que asentada, y quienes han quedado dentro del poder y de los cargos funcionariales se van tornando una élite que es cualquier cosa menos revolucionaria.
Una huérfana, un líder de extrema derecha, una católica conservadora nostálgica del Porfiriato y un comisario excombatiente del Ejército de Pancho Villa se dirigen a la frontera junto con el matrimonio que conduce. Por el camino hacia la frontera con los EEUU, se van encontrado con diversos personajes que también están intentando cruzar la frontera de manera clandestina: indígenas empobrecidos, un matrimonio mestizo chino-mexicano que huye del racismo, unos contrabandistas perseguidos, cadáveres de gente que ha intentado lo mismo que ellos… Y los conflictos no tardan en surgir, metiendo en un mismo coche a gente tan dispar y que en muchos casos no sabe mirar más allá de su ombligo.
La película nos hace un buen prisma del arco político y social del momento, introduciendo personajes que representan realidades de grupos de entonces. Desde capitalistas sin escrúpulos que sólo miran por su interés en detrimento del resto, a personajes que tienen arraigado el comunitarismo y no pueden sino proponer colaborar todo el mundo para sobrevivir. Sin olvida al comisario otrora revolucionaria, cuyas acciones evidencian una dura realidad que vivió el México de entonces y que aún continúa bien presente: la del apoltronamiento de los revolucionarios de inicios de siglo, que pasaron a ser una clase parasitaria, opresora y violenta hacia el resto del pueblo, y que es la manera en que se comporta todo el tiempo el comisario. Tampoco falta la crítica a la religión católica, encarnada en la señora Rosario, arrepentida durante todo el viaje por las horribles acciones que su moral católica le han conducido a hacer y que la obligan ahora a viajar de ilegal a México. Y finalmente el fascista, que pasa de leer y citar a Hitler a ser salvdo en varias ocasiones por un grupo de personas a las que odia por su raza, lo cual sin duda va alterando su pensamiento.
Incluso la película trata el tema de la migración señalando en diversos momentos que había infinidad de robos previos que han llevado a gran parte de la gente que cruza la frontera a ello: el robo del estado mexicano de las tierras indígenas, que condena al trabajo explotado y al alcoholismo a gran parte de sus integrantes, incluyendo un personaje destacado del film; el robo de EEUU a México de Arizona y otros territorios indígenas otrora colonizados por el Imperio Español; y finalmente el robo del territorio indígena de infinidad de tribus en lo que la historiografía estadounidense llama “La Conquista del Oeste”. Queda bastante bien explicado en el film que es imposible que haya pueblos más legítimos que otros para ejercer poder sobre sus prójimos, puesto que en la zona donde transcurre la película ha habido un expolio a varios niveles que como causa definitiva ha supuesto la destrucción de modos de vida y el empobrecimiento de varios personajes de la película junto con sus comunidades enteras.
Una valiosísima enseñanza que nos deja esta película es que, frente a situaciones peligrosas y arriesgadas, donde la vida peligra a causa de un contexto hostil a la supervivencia como es un desierto enorme, calurosos y carente de agua y comida, el apoyo mutuo y la colaboración colectiva es esencial para la supervivencia. Es más que visible en el largometraje que las ansias personales y los miedos individualistas llevan a las protagonistas a situaciones al borde de la muerte, que de haber colaborado todo el mundo en todo momento se hubieran evitado. Y esto hace que la película no nos dé un mensaje únicamente antirracista, decolonial y promigratorio, sino que interpela directamente a la crisis climática que amenaza la vida en el planeta con condiciones en muchas situaciones no muy lejanas a las que se viven en el film. La colaboración colectiva, las enseñanzas tradicionales sobre la tierra y el enterrar dinámicas de salvación individual pisando a la persona de al lado o discriminar a otras personas por su origen o color de piel son pautas básicas para que el bienestar general sea mayor y los futuros adversos se puedan enfrentar de la mejor manera posible.
Esta coproducción que tiene como director a un referente dela nueva ola yugoslava es quizás una de las películas más controvertidas de los años setenta, que recibió boicots y prohibiciones a ambos lados del telón de acero. La razón es lo explícita y gore que es en diversas escenas, en las que se combina sangre extrementos humanos, sexo poco convencional y situaciones mayormente embarazosas para el público.
Nos encontramos con dos historias paralelas: la de Miss Mundo 1984 -evidente referencia al libro de George Orwell-, que es forzada a casarse con un rico excéntrico y repugnante que la quiere someter a vejaciones insoportables, por lo que decide huir y emprender un viaje por el que pasa por una serie de situaciones rocambolescas por varios lugares del planeta, cada una más turbia que el anterior; y la de Anna, la ‘Capitana Planeta’, que pasea con un barco con la cara de Marx en la proa, y que así conoce a un marinero vestido por el uniforme del acorazado Potemkin, el famoso barco que en 1905 se sublevó contra el zar en la revolución que antecedió al colapso definitivo del régimen zarista. Juntas tienen un apasionado romance y cantan Bandera Rossa, La Internacional y otras referencias marxistas, antes de que la historia termine de manera muy gore.
Una historia atañe al mundo capitalista, lleno de excesos, individualidad atomizante, complicada existencia, machismo por doquier y problemas permanentes; la otra, la del socialismo real, encarnado en un barco lleno de niñes -en referencia a la narrativa oficial de que el capitalismo era el mundo viejo y el socialismo el neonato- y golosinas donde la apariencia es liberadora, pero en el interior ocurren atrocidades en beneficio de su capitana, clara alegoría de las jerarquías burocráticas “comunista”.
La película es un descenso a los bajos fondos de la mente colectiva, pero dentro de una cosmogonía marxista y anticapitalista. Sus temáticas, su forma de abordarlas, su estilo cinematográfico y su poco convencional narrativa la conviertieron casi en el acto en una película de culto y en una película odiada, criticada tanto por capitalistas como comunistas, incluyendo secretarios de Partidos Comunistas de países capitalistas. No obstante, a pesar de su clara crítica tanto al “Primer” como al “Segundo” mundo, la película finaliza con una escena en el barco que nos termina dando una esperanza: la libertad no puede matarse, y aún no está todo perdido. Desde este blog sin duda la recomendamos, aunque hay escenas que pueden herrir la sensibilidad de gran parte del público. No obstante, nos parece una pieza tremenda y merecedora de una entrada en este blog.
Estamos ante un capítulo poco conocido y nada glamuroso de la historia de la Segunda Guerra Mundial: el III Reich creyó durante años que el Segundo Frente y la necesaria invasión marítima para crearlo se abriría por la costa oeste danesa, por lo que situaron en ella aproximadamente 1400000 minas antipersonales y antitanque a lo largo de todas las playas. Entre 1945 y 1947 unos 2000 prisioneros del ejército alemán fueron los encargados de quitar la gran mayoría de ellas, con un claro coste humano fruto de que a cerca de la mitad les explotaron y les mataron o dejaron gravemente heridas.
Pero el ejército que quitó las minas no era del todo el que las puso: el III Reich, ante sus enormes pérdidas humanas, desde finales de 1944 implantó levas obligatorias entre adolescentes, principalmente integrantes de las Juventudes Hitlerianas. Por ello, gran parte de sus desactivadores y víctimas finales de las minas eran estos niños y adolescentes.
Desde este punto parte la película: el protagonismo del film se lo disputan entre el sargento danés al mando del grupo de prisioneros alemanes y uno de los prisioneros, que toma la voz cantante respecto al resto en su relación con el sargento. Este grupo, inicialmente de 12, es enviado a retirar 45000 minas en tres meses a cambio de volver a Alemania. Pero obviamente las cosas no saldrán demasiado bien, juntándose traumas, falta de recursos, hambre y maltratos psicológicos, físicos e incluso sexuales a los que les someten el ejército danés y el ejército británico de la región.
La película nos habla de las consecuencias que dejan las guerras después de librarse, y en estos meses ya hemos podido escuchar al respecto sobre, por ejemplo, los peligros que encierran para la población postbélica el lanzamiento de las bombas de racimo que recientemente recibió Ucrania. Aquí tenemos un precedente histórico bastante claro y no muy alejado del actual frente de guerra europeo. También nos habla de humanidad, de los lazos sentimentales que terminan saliendo entre soldados de diferentes bandos, a pesar del recelo extremo que vemos ya en la propia introducción de la película.
En cualquier caso, el III Reich plantó tantas minas que en 1947 todavía quedaron, si bien en zonas geográficamente más marginales. Las últimas minas no se extrajeron hasta el año 2012, setenta años después de que se plantaran.
Y respecto a la película, muy entretenida y muy recomendable.
En ocasiones se ha vendido como una versión ambientada en los setenta de la archifamosa La vida de Adèle, estrenada dos años antes. Pero la verdad es que salvo que hay lesbianas francesas y aparecen escenas sexuales entre ellas, no vemos ningún otro parecido. El trato estereotipado del lesbianismo, la bifobia y la despolitización absoluta de la disidencia sexual no están para nada presentes en este tremendo film, empezando porque la directora es una tipa, y bastante de izquierdas por otro lado, no un señor cuya mirada sobre el lesbianismo contamina toda la aclamada película.
Delphine, una bollera rural hastiada de la vida en el campo norfrancés, decida marcharse a buscarse la vida a París. Es 1971 y la ciudad todavía prosigue en la ebullición política surgida del mayo del 68. Y así conoce un grupo de feministas radicales que realizan acciones callejeras, manifestaciones, revientan conferencias antiabortistas y debaten sobre cómo debe organizarse un modelo de sociedad más sexualmente igualitario. En este grupo está Carole, con un papel muy destacado en el grupo, un novio que también está implicado en la revolución social en curso -en concreto parece pertenecer a la lucha anticarcelaria-, y para quien conocer a Dephine será un antes y un después en su vida.
La película se dedica en su primera mitad a los primeros movimientos feministas franceses de base, y cómo interaccionaba la disidencia sexual en ellos: tanto el deseo sexual entre mujeres como las alianzas con las maricas, pues por entonces la homosexualidad seguía parcialmente penalizada y así siguió hasta 1982. Y su segunda mitad va dedicada al mundo rural, lo cual incluye la vuelta al armario, el nivel de fuerte represión sexual existente, el arraigado machismo, el heterosexismo imperante y la falta de alianzas de nuestras protagonistas que puedan entender como positivo el lesbianismo. Esto evidentemente crea tensiones entre las protagonistas, sumadas al histórico conflicto entre campo y ciudad y entre sus habitantes. El campo francés de esta época no fue unánimemente homófobo, y sí que se registran espacios colectivos de resistencia y ciertos apoyos, aunque lamentablemente la tónica no fue -y en muchos casos sigue siendo- diferente a lo que cuenta el film. Aunque la ciudad tampoco es pintada como el adalid de la libertad sexual, sino que sí que se pone en el centro que tiene la posibilidad de aunar alianzas y militar políticamente de forma en que se puedan llevar a cabo cambios destacables.
Nos hubiera gustado otro final para la película, aunque en cualquier caso no acaba tampoco mal. No obstante, a pesar de esto, estamos ante una pieza estupenda del cine disidente sexual y muy recomendable de ver.
Título original: Die Wahrheit Uber Franco – Spaniens vergessene Diktatur
Dirección: Klaus Kastenholz, Isabel Andrés Productora: Cinecentrum, ZDF País: República Federal de Alemania Año: 2017 Duración: 180min.
Para acceder a contenidos de cierta calidad y veracidad sobre la historia del siglo XX español a menudo es muy buena idea recurrir a productos culturales de otras nacionalidades. A menudo son de origen inglés, gracias a la magnitud de los estudios hispanistas en Inglaterra, pero en este caso ha sido la televisión alemana quien ha realizado este interesante documental sobre el franquismo. La República Federal Alemana y antes de manera mucho más directa el III Reich tuvieron un papel destacadísimo en la instauración y en la continuidad de este régimen dictatorial. Y el equipo realizador de este documental es consciente de ello y lo manifiesta de manera muy clara y con bastante énfasis a lo largo del documental: desde el material suministrado por Hitler desde los primeros días del golpe de estado de 1936 hasta las campañas turísticas promovidas en Alemania para visitar la España franquista pese a las críticas que había en el propio país con darle dinero a un régimen dictatoria. También nos encontramos las movilizaciones antifranquistas ocurridas en Alemania y en otros países europeos, y la realidad de la enorme migración promovida por el régimen hacia Centroeuropa, incluida la RFA, que tuvieron como consecuencia una salida a la crisis económica en la que seguía sumido el país desde 1939.
A nivel político, la serie cuenta la realidad sin los problemas emocionales que hablar públicamente contra el franquismo les supone a gran parte del aparato cultural oficial español: la gigantesca represión, los fracasos económicos, la falsa apariencia democrática del régimen, los referendos trucados, las tensiones y finalmente complicidades con la familia Borbón y finalmente el continuismo generado en la Transición. Eso sí, Alemania a día de hoy tiene fluidas relaciones con el Reino de España, y seguir unos pocos años más después de muerto Franco no se habría visto con buenos ojos, si el régimen político español actual hubiera quedado retratado no muy bien.
En general, un documental entretenido, de alto rigor histórico, muy valiosos y que cuenta con un destacado electo de buenos historiadores y algunos de los pocos testigos que aún quedaban vivos cuando se hizo el documental. Muy recomendable.
Título original: Terenci: La fabulación infinita
Dirección: Marta Lallana
Guion: Álvaro Augusto Productora: Filmin País: Reino de España Año: 2023 Duración: 180min.
Sin duda uno de los mejores escritores catalanes del siglo XX y uno de los maricones más célebres del estado español, Terenci Moix era de una familia acomodada del barrio Chino de Barcelona. Desde muy joven empezó a escribir, y terminó recibiendo un enorme reconocimiento con piezas de alto valor literario, como El día que murió Mariyln. También fue un destacado referente de la juventud antifranquista del momento, y del mundo gay que se abrió posteriormente a la muerte del dictador.
No obstante, este documental aborda tanto sus luces como sus sombras, contando con un gran reparto de intelectuales del mundo de la izquierda catalana del momento, así como con familiares aún vivos y compañeros sentimentales. Y junto a ello una contextualización de la época muy interesante. Veremos al Terenci Moix literario y rompedor, pero también veremos algunas caras suyas poco decorosas, como un consumista imparable, un pijo catalán de tres al cuarto, que despreciaba a las travestis y no le gustaba que su novio militara en la izquierda y en el Front d’Alliberament Gai de Catalunya -el colectivo que convocó algunas de las primeras manifestaciones del 28 de junio en Barcelona-, muy posesivo con sus relaciones y marica mala en muchas ocasiones, y a menudo muy soberbio. Y un fumador empedernido y defensor del tabaco, lo cual terminaría matándolo en 2003 de un enfisema pulmonar, con sólo 61 años.
El documental es buenísimo en cualquier caso, y hace buen honor a la figura del escritor. La calidad es además bastante buena, el ritmo es muy ameno y los testimonios a menudo son oro puro. Es una pieza imprescindible para amantes de la historia reciente del estado español, para amantes de la literatura y para maricones y demás identidades LGTBI. Muy recomendable.