Flower Power (como una regadera)

Título original: Greenfingers
Dirección: Joel Hershman
Guion:
Joel Hershman
Música:
Guy Dagul
Fotografía: John Daly
Reparto: Clive Owen, Helen Mirren, David Kelly, Warren Clarke, Danny Dyer, Adam Fogerty, Paterson Joseph, Natasha Little
Productora:
Boneyard Entertainment, Xingu Films, Travis Sword Productions
País: Reino Unido
Año: 2000
Duración: 91 min.

Collin es reasignado a un centro penitenciario de régimen abierto que busca la reinserción más rápida de la población carcelaria en la vida civil. Lleva muchos años ya en régimen cerrado, es antisocial y misántropo, pero una casualidad le da un giro de 180º a su vida: la dirección de la cárcel le encarga encargarse de un jardín en la prisión, y aquello pasa a darle un sentido a subida. Además, él y el grupo de presos que se encargan de la horticultura terminan haciendo auténticas obras de arte, llaman la atención de altas instituciones y de referentes de la jardinería a nivel de todo el Reino Unido, lo que les va aportando beneficios personales y penitenciarios.

A la película le vemos el problema de romantizar las prisiones de régimen abierto. Desconocemos si en Inglaterra ha llegado a existir algo equiparable estrechamente a la que aparece en el film, pero en otras latitudes estos regímenes no son tan abiertos, el chantaje con los presos es permanente y muchísimo más explícito que el film, y los castigos no son únicamente por pelearse, delinquir o escaparse, como aparece en la película, sino por no cumplir tareas voluntarias o por no participar en actividades sociales optativas. De hecho, se premia la delación, y a menudo los presos se denuncian entre ellos, a veces en falso, con el fin de acortar su condena o de obtener un permiso lo antes posible.

No obstante, la película gira en torno a la reinserción, que es un tema bastante interesante, y más en esta época en la que cada vez proliferan más los discursos de que lo importante del talego no es la reinserción, sino separar a los cometedores de delitos de la sociedad como si fueran un cáncer, lo que se traduce en endurecimientos penales, cadenas perpetuas e incluso propuestas de volver a la pena de muerte. La película es indudablemente favorable a la reinserción, y precisamente se ha basado en las ricas experiencias que la horticultura ha dado dentro del sistema penitenciario inglés en conseguir que personas que eran carne de prisión perpetua han terminado en la vida civil sin problemas. Además, humaniza muchísimo a los presos, cosa que es muy complicada de encontrar en el cine. No son virulentos asesinos sedientos de sangre, antisociales y horribles personas tal y como los muestra la película, a pesar de que la mayoría han cometido actos despreciables desde el punto de vista social, de los que la mayoría reniegan, además de achacarlos a vidas pasadas en las que cuestiones vitales entonces como el alto consumo de alcohol ya están lejos en su vida actual. Y este trato es muy interesante: los “buenos” en la película son estos presos, y si hay “malos”, que están bastante diluidos, son esas personas con actitudes de despreciarlos a pesar de los esfuerzos que hacen marginándolos por ser presidiarios o expresidiarios, por pensar únicamente en qué pensará la gente si se relaciona con presos, o culpándolos de actos delictivos únicamente por ser convictos.

Además de tratar el tema con humor dentro de lo posible, es un film bastante interesante y digno de ver por no haber demasiados de su estilo. Muy recomendable.

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