Coming Out

Título original: Coming Out
Dirección: Heiner Carow
Guion:
Wolfram Witt
Música:
Stefan Carow
Fotografía: Martin Schlesinger
Reparto: Matthias Freihof, Dagmar Manzel, Dirk Kummer, Michael Gwisdek, Werner Dissel, Gudrun Ritter, Walfriede Schmitt, Axel Wandtke, Pierre Sanoussi-Bliss
Productora:
Deutsche Film (DEFA)
País: República Democrática de Alemania
Año: 1989
Duración: 113 min.

Estamos ante un producto cinematográfico bastante anómalo dentro de la historia fílmica de los estados socialistas y dentro de la historia LGTBI en general: Coming out fue producida por la DEFA, la compañía estatal de cine de la República Democrática de Alemania, buscando hacer un producto audiovisual que sirviera la apoyo a la floreciente comunidad disidente sexual y de género que proliferaba con cada vez mayor visibilidad a la llamada “Alemania del Este”.

Para entender por qué pasó esto hay que contextualizar: la RDA despenalizó gran parte del articulado homófobo en 1957, lo que llegó a convertir al estado socialista vecino a ojos de los homosexuales que sufrían la legislación homófoba de la capitalista República Federal Alemana -legislación endurecida por el nazismo y parte de este endurecimiento mantenido por la RFA- en un destino que plantearse para poder llevar una vida mejor. Unos años más tarde terminarían de despenalizarla del todo, junto a la Polonia socialista. De esto no se habla mucho en la historiografía LGTBI, centrada a menudo únicamente en la sucesión de estados del bloque OTAN o afines que en estos años comenzaron a abolir sus legislaciones homófobas, cuando en el caso de la RDA y Polonia llevaban años ya.

No obstante, tampoco mitifiquemos al bloque socialista: Polonia y la RDA fueron anómalas si las comparamos con el resto del otro lado del telón de acero, donde encontramos países que en estos años prosiguieron con leyes muy duras contra la disidencia sexual, como Bulgaria, Albania, Rumanía o la propia Unión Soviética. Y no olvidemos que la ley podía decir una cosa, pero a nivel social la población homosexual de ambos países siguió viviendo homofobia, rechazo social y marginación. Ello a pesar de que hubo tímidos intentos por parte del Partido Comunista -o quizás de algunas personas concretar- por dar una visión positiva de la disidencia sexual a nivel interior y exterior, como por ejemplo podría ser este film. Incluso el propio estado alemán abrió un bar de ambiente en Berlín en 1980. Por desgracia, quizás estemos ante la única película LGTBI promovida por un país socialista anterior a la caída del telón de acerto -de hecho se estrenó ese mismo año-, porque si hay alguna otra más no la conocemos. Años más tarde, el estado cubano por ejemplo ha financiado películas al respecto, pero están bastante más cerca de nuestra época que de la RDA.

Coming out ya dice bien de qué va en su título: de salir del armario. Los problemas que genera el armario son el eje central del film, y en concreto los que le general a Philip, el protagonista. Es un profesor de escuela atormentado por no ser capaz de afrontar su deseo por los hombres, y en los primeros minutos del film intenta esconder todo esto iniciando una relación afectivo-sexual con una mujer. Afronta esta situación con profundo dolor y tratando mal a toda la gente de su alrededor, ofreciéndonos la película un mensaje claro de que el armario es algo que debe abolirse y ser sustituido por el orgullo de ser lo que son que abandera el resto de personajes, ya sean jóvenes o mayores, maricas, lesbianas, bisexuales o trans.

Hay varias cuestiones en la película que merecen ser reseñadas: el bar de ambiente donde se desarrollan gran parte de los acontecimientos, donde está toda la peña disidente junta y donde se establecen algunos de los diálogos más importantes de la película; la relación con la madre, que representa en gran medida esa Alemania de valores conservadores y homófobos que aún permanece viva; las agresiones en la calle, incluyendo una agresión racista en el metro por parte de unos neonazis, que contrasta bastante con el discurso oficial que durante muchos años llevó la RDA, negando que tales grupos operasen en su país; las estructuras homófobas que también operan en gran parte de la administración del estado, en este caso en la educación… Y no podemos dejar de destacar a uno de los personajes de la obra por encima del resto: el gay mayor que bebe solo en la barra del bar de ambiente. Hasta prácticamente el final del film no sabremos quién es y qué ha vivido, aunque por su edad y dónde se encuentra podemos imaginar fácilmente cosas. Su diálogo final con el protagonista constituye uno de los momentos más potentes de la película, donde se denuncia descarnadamente la represión del III Reich contra los homosexuales -recordemos que pasaron unos cuantos años más desde el estreno de esta película que comenzó a reivindicarse públicamente a las víctimas homosexuales del nazismo- y el trato dejado que ha brindado a la homosexualidad el socialismo de estado. Un tremendo broche final.

Aunque en muchos aspectos se ha quedado en las antípodas en muchas cuestiones de nuestra comunidad -normal, teniendo en cuenta que la cosa avanza a la velocidad de la luz- en otras sigue siendo un producto cultural muy valioso. Matthias Freihof, el actor protagonista, salió públicamente del armario precisamente tras esta película, aunque su entorno ya lo sabía desde su adolescencia. Un buen guiño a la temática central del film. Por ello y por lo ya mencionado, es una película muy recomendable.

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