Luna Park

Título original: Luna Park
Dirección: Pavel Lungin
Guion:
Pavel Lungin
Música: Oleg Karavaychuk
Fotografía: Denis Yevstigneyev
Reparto: Oleg Borisov, Andrei Gutin, Natalya Yegorova, Nonna Mordyukova, Mikhail Golubovich, Aleksandr Feklistov, Tatyana Lebedkova, Aleksandr Savin, Rita Gladunko, Igor Zolotovitskiy
Productora: Coproducción Rusia-Francia;
Blyuz, Ciby 2000, IMA Productions
País: Rusia
Año: 1992
Duración: 106 min.

La caída de la URSS supuso un auge de las bandas neonazis que ya venía de la década anterior, y que el régimen soviético no sólo no logró combatir, negando su existencia incluso como si de esta manera el problema se resolviera solo, sino que medidas aperturistas al capitalismo extranjero como la perestroika y la glasnot agudizaron el fenómeno. Esta película rinde buena cuenta de ello: estrenada en 1992, el rodaje se llevó a cabo en los úlimos meses de vida de la Unión Soviética, y el fin era entre otras cosas visibilizar un problema que el gobierno ruso negaba reiteradamente. La forma de hacerlo fue creativa cuanto menos: Andrei es un destacado miembro de un grupo neonazi que opera en Moscú dando palizas a judíos -o a gente que dicen que es judía-, vagabunos y homosexuales, así como participando en peleas multitudinarias con otras bandas como la que abre el largometraje. Pero Andrei se siente mal, solo, no sabe qué hacer con su vida y además le hacen bromas a menudo de que es judío porque tiene “rasgos faciales de judío”. Esto le afecta especialmente porque su madre le ha ocultado siempre quién es su padre, mintiéndole sobre que fue un héroe de guerra.

Aquí tenemos varios elementos interesantes: por un lado, se intenta dar una explicación a estos movimientos neonazis dentro de la desazón social que pueden vivir sus miembros, un proceso que estaba afectando a toda la URSS entonces, al borde del colapso político y la megaprecariedad económica fruto de dejar el país ya del todo en garras del capitalismo. Por otro lado, hay una crisis de identidad, algo que habitualmente se ha nombrado como un factor importante dentro del fenómeno nazi, que ha servido para explicar que nazis históricos resultaran ser maricones, ex-marxistas e incluso de origen judío -como el propio Hitler, de hecho, en el caso de uno de sus abuelos-. Y por otro lado la mimetización con el grupo, que deja de lado todos estos problemas en pro de la identidad grupal, aunque se lleguen a hacer cosas que puedan poner en jaque la propia personalidad y origen.

En la búsqueda de su padre, Andrei encuentra realidades poco heroicas y más que problemáticas, con poderes del estado y traficantes de armas de por medio, y gente que lo manipula en pro de sus intereses -al igual que los grupos neonazis han sido manipulados históricamente por el poder para fines horribles-, dando un resultado de la película bastante interesante y logrado.

Muy recomendable.

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