Título original: Alcarràs
Dirección: Carla Simón
Guion: Carla Simón, Arnau Vilaró
Música: Andrea Koch
Fotografía: Daniela Cajías
Reparto: Jordi Pujol Dolcet, Anna Otín, Xenia Roset, Albert Bosch, Ainet Jounou, Josep Abad, Montse Oró, Carles Cabós, Berta Pipó
Productora: Coproducción España-Italia; Avalon P.C, Elastica Films, Vilaüt Films, Kino Produzioni, Movistar Plus+, RTVE, TV3
País: Reino de España
Año: 2022
Duración: 120 min.
Una familia dedicada históricamente a la recolección melocotonera y posterior distribución se ve privada de su fuente de ingresos porque el propietario, hijo de los terratenientes de toda la vida, considera que puede sacar mayor rentabilidad destrozando los melocotoneros y poniendo en su lugar paneles solares. La indignación asola el pueblo y el resto de agricultores planean movilizaciones ante la proliferación de la destrucción de sus tierras históricas para colocar esta supuesta energía verde, mientras no por casualidad las distribuidoras pretenden pagarles menos por kilo de melocotón con el fin que abandonen el oficio. Para colmo, el conflicto de marras acaba entremezclándose con varios conflictos familiares, que generan un clima de enorme tensión y permanentes rupturas dentro de la familia.
Aunque en general la película nos ha gustado, creemos que aporta debates interesantes y no en vano estamos dedicándole tiempo y espacio en este blog, nos ha dejado una sensación algo agridulce porque pensamos que se han desaprovechado muchas posibilidades para hablar de temas alrededor o para ahondar aún más los ya tratados. Se pasa muy por encima del recurso permanente a utilizar mano de obra inmigrante, principalmente negra, algo que cualquier persona originaria de Alcarràs ha visto desde peque, con una situación de explotación, mal pago y racismo de parte de la población local más que manifiesta. Un vacío que adolece este film, pero en el que afortunadamente gira gran parte de la película Suro (Mikel Gurrea, 2022), también catalana y del mismo año. Y nos falta una mayor profundización en torno a la energía solar: el coste ecológico que tiene no únicamente espacial y sustituyendo ecosistemas, sino su falta de sostenibilidad a la larga, o el lugar al que muchas veces va la energía recolectada, que no es precisamente el pueblo ni si quiera la capital comarcal más cercana, sino grandes ciudades o incluso fuera del propio estado o territorio cultural y político.
Y nos falta una reflexión puramente política, puesto que Alcarràs está dentro de un ecosistema político muy concreto como es Cataluña, y las movilizaciones de agricultores contra el gobierno no pueden ser instrumentalizables por la extrema derecha como lo han sido las de otros territorios tan fácilmente. Tenemos un personaje que va de alternativo y radical y carece de escrúpulos a la hora de venderse al terrateniente y pasar a gestionar los paneles, mientras que el agricultor de toda la vida que no va de nada parece tener una postura mucho más coherente. Esta justificada posible crítica a la izquierda se queda descontextualida, o quizás únicamente entendida de las fronteras catalanas hacia dentro, si no se explica por ejemplo que gritar “Visca la terra!” en una movilización como ocurre en el film no significa únicamente que se dan vivas a la tierra que hay en el suelo, como podría entenderse en castellano, sino que hay una connotación política muy clara de una tendencia muy concreta, y que no es la derecha ni el españolismo precisamente. No explicar esto, de cara a fuera de las fronteras catalanas y de los Països Catalans puede dar lugar a un mensaje equiparable al anticomunismo cultural de toda la vida que evidencia las contradicciones de la izquierda con el fin de socavarla, no de construir en positivo. Y en el contexto que nos toca vivir, esto no es nada beneficioso ni para el campesinado que sufre de las nuevas supuestas energías verdes, incluso ni para quienes buscan en esta energías una solución a los problemas climáticos que vivimos y que aumentarán.
Aún así, es entretenida, tiene el mérito de ambientarse en el mundo rural y en exponer sus expectativas vitales y sus contradicciones. Por ello la recomendamos.