Lumumba

Título original: Lumumba
Dirección: Raoul Peck
Guion:
Raoul Peck, Pascal Bonitzer
Música: Jean-Claude Petit
Fotografía: Bernard Lutic
Reparto: Eriq Ebouaney, Alex Descas, Théophile Moussa Sowié, Maka Kotto, Dieudonné Kabongo, Pascal Nzonzi, André Debaar, Cheick Doukouré
Productora:
Coproducción Francia-Haití; JBA Production,  Entre Chien et Loup, Velvet Films, Essential Filmproduktion, arte France Cinéma
País: Francia
Año: 2000
Duración: 109 min.

Patrice Lumumba es quizás el líder panafricanista más conocido de la historia, seguido de cerca por Thomas Sankara en Burkina Faso y por Kwame Nkrumah en Ghana. Aunque el Congo no fue el primer país colonizado por Europa en independizarse, sus gigantescas dimensiones y su localización en pleno centro del continente lo colocaron en un nivel de importancia sin precedentes en la historia de la descolonización. Educado en escuelas europeas y con empleos liberales, desde los años cincuenta se convirtió en una figura destacada de la independencia y de los derechos de la gente negra. El odio hacia la ocupación belga estaba fuertemente arraigado en la población del llamado “Congo belga”: los niveles de crueldad y explotación para extraer minerales, marfil y caucho habían generado miles y miles de muertes, campos de concentración, explotación sin igual y militarización de regiones. Tras pasar por varios colectivos y partidos, en 1958 crea el Movimiento Nacional Congolés, principal partido independentista junto con ABAKO de Joseph Kasa-Vubu. El recrudecimiento de las movilizaciones y los disturbios insta a Bélgica a decidirse por la independencia del Congo. Una independencia que tratan de monitorizar y controlar en todo momento con el fin de poder controlar gran parte de la política congoleña y sus recursos.

 

Sin embargo, en mayo de 1960 el MNC gana las elecciones y accede al gobierno en coalición con ABAKO, y en junio, durante la ceremonia de independencia que da lugar a la República Democrática del Congo, Lumumba, ya como presidente del gobierno, realiza un discurso denunciando las violaciones y maltratos históricos de Bélgica contra el Congo e instando a los pueblos africanos a unirse y hacer una independencia efectiva y real. Lo dijo delante de medio gobierno belga y del rey Balduino I, recién coronado, lo cual fue absolutamente insultante para las instituciones belgas y se nombra a menudo este discurso como la razón por la que lo asesinaron.

 

La película nos sitúa la vida de Lumumba desde que trabaja como oficinista hasta su asesinato. Nos narra el proceso de independencia con detalle, las disputas internas en las fuerzas independentistas, la presencia belga en todo momento con mandos militares, policías e incluso ejército belga desplegado con el fin de sabotear el proceso, y finalmente la intervención de EEUU en su asesinato. Una de las regiones sur y más grandes, Katanga, donde a día de hoy la explotación minera está sometida a explotación sin igual y guerrillas mafiosas que venden a Europa minerales principlamente para la industria electrónica, se declaró independiente. Militares belgas estaban allí desplegados, y desde Bélgica se financiaba al CONAKAT (Confédération des Associations Tribales du Katanga) del ultraderechista y pro-occidental Moisés Tshombe. Ante el clima de descontrol, boicot generalizado, mandos militares que saboteaban el ejército y traiciones políticas, Lumumba, sin ser él mismo comunista, pidió material militar y asesores a la URSS. Traicionado incluso por Kasa-Vubu, en septiembre de 1960 el comandante en jefe del ejército, Mobutu, antiguo amigo suyo, da un golpe de estado que lo depone. Lumumba es capturado meses después y es asesinado por la CIA, de lo que actualmente hay pruebas documentales, junto con la inteligencia belga y en presencia de Tshombe y otros dirigentes del CONAKAT.

Todos estos hechos son reflejados en la película con mayor o menor profundidad, lo que da buena cuenta del proceso y hace bastante justicia sobre este personaje.

 

Por si a alguien le quedaba alguna duda, lo que pasó en los casi 40 años que Mobutu estuvo al mando del estado congoleño fueron tan atroces como sus mismos orígenes: se quitó de en medio a Kasa-Vubu y a Tshombe en cuanto pudo, arrasó con la oposición partidaria del panafricanismo mediante masivos asesinatos que llevaron a cabo mercenarios blancos de Sudáfrica y Centroeuropa -como el caso de Siegfried Müller ‘Kongo-Müller’, antiguo oficial nazi del que la RDA hizo el documental Der lachende Mann – Bekenntnisse eines Mörders (Walter Heynowski y Gerhard Scheumann, 1966), nombró cínicamente héroe nacional a Lumumba pocos años después de su asesinato, tuvo una orientación pro-occidental en todo momento y permitió que Europa y EEUU expoliaran las materias primas del país mientras iba acumulando una cantidad de riqueza como pocos otros líderes mundiales. Acumuló tanto dinero que sólo con su patrimonio podía pagar la deuda externa que Bélgica le pasó al Congo, y que Lumumba se negaba a asumir. Su régimen es a menudo catalogado de “cleptocracia”, ya que la clase política no gobernaba, sino que robaba. Mobutu incluso apoyó públicamente al régimen de Apartheid de Sudáfrica, que reprimía a la población negra. Tras su muerte, guerras étnicas alentadas por Occidente asolaron el país, con conflictos que a día de hoy no se han resuelto y que en último término abaratan el coste de las materias primas.

Para mayor repugnancia, la historia del asesinato no acabó ahí: en el 2001, un año después del estreno de esta película, murió el policía belga que se jactaba de haber hecho desaparecer el cadáver. Se jactaba de poseer un diente de oro de Lumumba que había arrancado a su cráneo y habérselo quedado como recuerdo. Su hija siguió la misma dinámica de jactarse del diente, hasta que en 2016 la policía belga registró su casa y se quedó con el diente. La familia de Lumumba escribió cartas al rey y al gobierno belga, hasta que finalmente en 2022 en diente fue devuelto a Juliana Lumumba, hija de Patrice, en una ceremonia en la que Bélgica pidió reiteradamente disculpas por el retraso y por los crímenes desarrollados contra la RDC.

De haber ganado la vía política propuesta por Lumumba, quizás el continente africano tendría una situación política muy diferente y mucho mejor de la actual, el capitalismo no hubiera llegado a los momentos de no retorno climático donde nos hallamos porque su desarrollo hubiera carecido de todas las materias africanas a bajo coste, y quizás a nivel mundial nos encontráramos en un mundo más justo. Por todo ello y por una cuestión de justicia histórica, la película es una narración muy digna de ver que nos sitúa en el ojo del huracán de la falsa descolonización de África.

 

Muy recomendable.

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