La dama de oro

Título original: Woman in Gold
Dirección: Simon Curtis
Guion:
Alexi Kaye Campbell
Música: Martin Phipps, Hans Zimmer
Fotografía: Ross Emery
Reparto: Helen Mirren, Ryan Reynolds, Daniel Brühl, Tatiana Maslany, Charles Dance, Katie Holmes, Antje Traue, Max Irons, Elizabeth McGovern, Jonathan Pryce, Tom Schilling, Moritz Bleibtreu, Anthony Howell, Allan Corduner, Henry Goodman, Rolf Saxon
Productora:
Coproducción Reino Unido-Estados Unidos;
BBC Film,
Origin Pictures
País: Estados Unidos
Año: 2015
Duración: 123 min.

La dama de oro, nombre que recibió el cuadro que originalmente se llamaba Retrato de Adele Bloch-Bauer I, fue pintado por el archiconocido pintor austríaco Gustav Klimt en 1907. Adele Bloch-Bauer era miembro de una acaudalada familia judía vienesa vinculada al sector industrial, que ejercía de mecenas para diversos artistas de la Viena de entonces. A esta familia pertenecía Maria Altmann, que consiguió escapar de Austria una vez ésta fue anexonionada por el III Reich en 1938 y se comenzaran a desarrollar las políticas antisemitas aprobadas en Nürnberg dos años antes. No logró huir junto a su marido, como aparece en el film, sino que éste fue internado en el campo de concentración de Dachau, donde sobrevivió gracias a que se lo usó como chantaje para que su familia transfiriera su fábrica textil a Alemania. Las nuevas autoridades nazis acabarían llegando a la casa de la familia Bloch, deseosas de asaltar las riquezas que se encontraban tras sus muros. La muerte, el suicidio y la deportación acabó por asolar a familiares y amistades de Maria Altmann, que finalmente nunca regresó a vivir a Viena y terminó asentándose en el lugar donde había caído su hermana: California.

 

Las obras de arte familiares fueron saqueadas, acabando algunas en manos de altos jerarcas nazis, incluyendo el propio Hitler o la enorme colección privada de Hermann Göring. Pero hubo cinco de ellas que carecían de interés para los nazis por considerarlas “arte degenerado”, como concebían toda producción artística de las vanguardias del momento. Pero el conservador del Museo Nacional de Historia del Arte no pensaba lo mismo, y se las quedó, entre ellas La dama de oro. Esto se supo gracias a la labor del Hubertus Czernin, periodista austriaco que ya había desvelado el pasado de militante nazi de Kurt Waldheim, presidente de federal de la República de Austria entre 1986 y 1992, que generó una gigantesca polémica en Europa y fuera que llegó a declararlo non grato en varios países. Esto se cita en la película, pero también sacó a la luz las 2000 violaciones del cardenal católico Hans Hermann Groër entre 1942 y 1995, y en 1998 reveló que dichas cinco obras de Klimt no habían sido donadas por Adele Bloch-Bauer como sostenía la versión oficial, sino que habían llegado ahí por robo durante el período de anexión al Reich. Ello pudo hacerlo gracias a que el Partido Verde había conseguido introducir una ley que facilitaba la restitución de obras de arte robadas al obligar a las instituciones a mayor transparencia. Por desgracia, en la película muchos de estos datos se omiten, incluso de sustituye que Maria Altmann se enteró gracias al artículo de Czernin, por que lo conoce de manera casual en Viena. Por cierto, una de las otras cuatro obras es Retrato de Adele Bloch-Bauer II, ya que fue su única modelo retratado dos veces, lo cual le dio más valor aún a los cuadros.

La película narra la lucha de Maria Altmann y de su abogado Eric Schoenberg, familiar también de una familia de Viena huída tras la anexión alemana, con familiares asesinados en el Holocausto, por la recuperación de esos cinco cuadros entre 1998 y 2006. Y pone sobre la mesa el tema de la reparación a las víctimas del Holocausto, las oposiciones que encuentran por parte del estado austríaco y los apoyos que también encuentras en algunos sectores de la población. El cuadro de la tía de Maria se había convertido en un símbolo nacional austríaco, y el gobierno hizo todo cuanto pudo para evitar perderlo, llegando a niveles absolutamente nauseabundos. Incluso la fiscalía de los EEUU llegó a ponerse del lado del gobierno austríaco en vez del de su cuidadana superviviente del Holocausto. Vemos la permanencia de dinámicas heredadas del nazismo en la lógica de gobierno del momento y de parte de la sociedad austríaca, como en muchos otros países europeos.

Nos ha faltado sin duda una perspectiva de clase en el film, además de incomodarnos diversas variaciones de la historia real que darán más salsa al guion, pero no hacen justicia a la historia. Sin embargo el tema que aportan también es básico, y en países como el Reino de España sigue más que latente, como es el lema de los movimientos de recuperación de la memoria histórica de la población represaliada por el franquismo: verdad, justicia y reparación. Es una experiencia cuanto menos para tomar nota, como muchas más experiencia similares que hubo, aunque sin tener de por medio una de las obras artísticas más famosas del siglo XX.

Recomendable.

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