Una muy interesante reflexión sobre los poderes económicos que hay detrás de la prensa: The Day, diario local bien reputado de carácter progresita, va a ser comprado a sus propietarias tras años desde el fallecimiento de su fundador y propietario, John Garrison. Su viuda y sus dos hijas pretenden venderlo a White, propietario de la competencia, un periódico que está al servicio del poder en todo momento, que no tiene problemas en tapar las corrupciones políticas e incluso casos de asesinato en que se ven políticos y personalidades locales. Con dicha compra el periódico quedará callado, pero una parte de la plantilla se opone a ello, e intensifica las labores de denuncia ante el cierre que parece sobrevenirse más pronto que tarde.
A pesar de tener más de 70 años, es una película que habla de un tema de absoluta actualidad, en un contexto como es el nuestro en que el poder mediático es mayoriatariamente y salvo contadas excepciones una correa de transmisión de los poderes que lo financian, estando en uno de los niveles más bajos de crítica y más altos de servilismo de su historia, sólo equiparable a la de ciertos regímenes dictatoriales.
Título original: Lenin vivo
Dirección: Joaquim Jordá, Gianni Toti
Productora: Unitelefilm, Partito Comunista Italiano País: Italia Año: 1970 Duración: 31 min.
Joaquim Jordà en su primera película documental, realizada mientras estaba en Italia asistiendo al proceso revolucionario de los llamados ‘años de plomo’, rescata y trae al mundo occidental todas las grabaciones de Lenin que estaban en un archivo soviético. Así pues, quizás por primera vez se vio a Lenin en movimiento en esta parte del mundo que lo confrontaba en su día, y sin duda fue la primera vez para muchas de esas personas que estaban participando en el proceso revolucionaria que tenía lugar en Europa en dichos años.
Vemos a Lenin dando mítines en los tres primeros primero de mayo de la Revolución Soviética, recuperado tras el atentado de agosto de 1918 y en escenas de su vida cotidiana, ya al final, cuando se le agravó la enfermedad.
Tremendo documento histórico de enorme valor. Muy recomendable.
A finales de 1984 el fiscal Julio Strassera recibió un encargo histórico del poder judicial argentino: a raíz de la absolución que Videla, Massera y otros jerarcas de la recientemente disuelta Junta Militar (1976-1983) habían recibido por un tribunal militar que juzgaba los crímenes de Estado ocurridos bajo su mandato, el gobierno, con el fin de apaciguar los ánimos de una población que acababa de sufrir una dictadura genocida y se indignaba ante la impunidad de sus ejecutores, decide llevarlos a un jucio alejado de la poco imparcial justicia castrense. [Parafraseando a Groucho Marx, Justicia Militar son dos términos contradictorios]. En unos 5 meses tiene que preparar una acusación contra dichos criminales y otros siete altos mandos del ejército involucrados en la dictadura. Y tiene que hacerlo con un fiscal adjunto en su priemr caso y que además proviene de familia militar proVidela, la negativa del resto de la profesión a ayudarle, la absoluta falta de colaboración de la gran mayoría de la policía y el ejército, cómplices de los asesinatos en masa, recibiendo amenazas de muerte habituales el equipo jurídico y diversos testigos, y con un poder mediático e incluso gobernamental que se dedica a exonerar a los acusados reproduciendo su tétrica narrativa: que en 1976 Argentina estaba al borde de la insurrección guerrillera comunista -cosa bastante pretenciosa, la verdad- y lo único que podía hacerse era tomar el poder y asesinar a todos los subversivos. Discursos que en los últimos años ha vuelto a la sociedad argentina, generando consecuencias como aupamientos de ultraderechistas redomados e incluso un intento de asesinato de la vicepresidenta, figura histórica del peronismo de izquierdas. Aunque precisamente un punto en el que falla el largometraje es en apenas tirar por tierra esta falacia histórica de los ‘milicos’, justificadora de los crímenes de esta dictadura militar, y de unas cuantas más: Chile, Paraguay, Nicaragua, Brasil, Perú… y la República Española, no nos olvidemos de ello, y de que quizás por esta razón la película lo está petando en la vieja metrópolis y en todo el mundo latino, ya que nunca antes se había conseguido llevar a juicio a la élite de ninguno de estos regímenes, y en muchos de estos países compartidores de lengua estamos viendo esta película con una sana envidia y deseos de haber visto a nuestros dictadores locales en la misma situación de descrédito social e incluso condena penitenciaria. La ausencia de menciones a la Operación Cóndor, plan estadounidense de instaurar regímenes dictatoriales en América del Sur con el fin de combatir al comunismo en su “patio trasero”, es otro de los fallos achacables a este film. Es además algo que está documentalmente constatado, como la relación entre Emilio Massera con neofascistas italianos mercenarios.
La película es indudablemente un peliculón con todas las letras, con un ritmo y un guión cuidadísimos, una reproducción histórica de los juicios al detalle, calcada de la realidad en algunos casos -hasta el punto de que en algunas tomas intercalan el material rodado para la película con imágenes reales del juicio, aprovechando que se estaba transmitiendo por la televisión. Es muy intensa, y se recogen testimonios desgarradores. La estrategia de la fiscalía, fruto de carecer de acceso a documentación en el caso en que esta existiera, fue recorrer los lugares más recónditos de argentina buscando personas represaliadas por la dictadura, con el fin de demostrar que ocurrieron las mismas cosas en todos los sitios, ya que habían sido ordenadas desde arriba, no por la voluntad de unos suboficiales rabiosos, como habian declarado ante sus correligionarios militares Videla, Masera y otros terroristas de Estado más. Más de 700 testimonios confirmaron esto, de supervivientes que no estaban entre las 30000 personas que se calcula que se hizo desaparecer en estos años. La mayoría, además, pudieron declarar sobre algunas de esas 30000 personas, ya que eran familiares, amistades, compas de organización polítia o habían coincidido en alguna de las prisiones clandestinas donde se torturaba y asesinaba.
La película termina con la condena de algunos de los genocidas, mostrándose en su final triunfalista, dejando como una de sus últimas frases la de las cientos de personas subordinadas a los condenados en este juicio que han seguido recibiendo condenas por su papel en la dictadura: oficiales, suboficiales, comisarios de policía, torturadores, ejecutores… Un final que parece dejar como válido el poder judicial, como que al final siempre triunfan los buenos y la verdad, pero lo cierto es que eso no es del todo verídico a lo que ocurrió realmente: en 1986 el gobierno de Alfonsín amnistió los delitos por los que habían sido condenados los del juicio de 1985. Y en 1990 el conservador Carlos Menem (el del ‘Corralito’, para más señas) concedió el indulto a Videla, Masera y el resto de condenados. Y a lo largo de toda la década se mantendría un discursos de “no hubo ni buenos ni malos”, “hay que olvidar”, “hay que perdonar”, etc. Cosas que en muchos países latinos, incluyendo el Reino de España, hemos escuchado y seguimos escuchando a día de hoy como discurso institucional oficial. Esto no fue del todo acatado por el poder judicial, que siguió intentando enjuiciar a los genocidas por delitos de lesa humanidad, que están por encima de las legislaciones de cada país, y además judicaturas como la italiana y la alemana movieron ficha debido al asesinato de personas nacionalizadas de dichos países durante la dictadura. Massera y Videla volvieron a prisión, pero les fue dado el privilegio de arresto domiciliario tras pocos días. Con la subida en 2003 al gobierno del peronismo de nuevo, de la mano de Néstor Krischner, se volvió a hablar de la dictadura en clave condenatoria y se comenzaron a habilitar museos de memoria histórica de la dictadura -en algunos casos en centros de tortura de la dictadura, como el Garage Olimpo- y se reactivaron los juicios contra responsables de la dictadura, tras ser derogadas las leyes de 1986 que impedían más juicios. Y en agosto de 2010 se declaró inconstitucional el indulto de Menem, obligando a volver a los indultados a prisión. El cabronazo de Massera no entró al llevar años incapacitado por demencia, y murió dos meses después. La escoria infinita de Jorge Videla tuvo un final relativamente acorde a lo que se merecía: desprovisto de honores militares, pasó sus últimos años en una celda y apareció muerto sentado en la taza del water de la misma en mayo de 2013. Mientras tanto le iba llegando el turno a los subordinados, hasta la fecha.
En relación a la película, muy recomendable de ver, una obra maestra más de las que nos brinda el cine argentino, y una lección para el resto del mundo hispanohablante de otras vías de afrontar procesos de posdictadura.
José es un cantante de punk un poco afeminado que tuvo un enorme éxito con una canción titulada como la película, con una banda en la que cantaba con su primo Miguel. Vive hastiado en Buenos Aires con su padre, con quien no tiene buena relación, y sobrevive del éxito de aquella canción y de algún concierto en bares de mala muerte. Hasta que su primo le visita y le ofrece ir a su pueblo, en la sierra cordobesa. La situación a la que llega es cuanto menos estrambótica: se juntan ferias hippies newagers, discursos conspiracionistas, ufólogas, trotskistas posadistas, miembros de pueblos originarios y ciudadanos de apie con rayadas bien grandes en torno a apariciones de ovnis en la zona, relacionándolos con desapariciones de gallines y extrañas marcas en cielo y tierra. Su primo es ferviente creyente de ovnis, y vive de vender merchan ufólogo.
En total clave de humor permanente, la película permite hablar de los conflictos sociales y económicos que azotan a la Argentina del momento, las propuestas políticas difusas que hay detrás de algunos de estos planteamientos, los conflictos económicos que ocurren cuando se intenta hacer negocio con este tipo de creencias, el habitual papel de la policía como represora y mantenedora del status quo ante cualquier situación… Y una escena muy reveladora al final de la película que nos muestra que cada cual ve en los ovnis lo que le da la absoluta gana, ya sea nuevas amistades, promesas de una vida mejor, autorrealización, la revolución proletaria internacional o incluso ni más ni menos que a Juan Domingo Perón.
Una película muy original y con mucha miga, muy actual para los tiempos que vivimos, muy recomendable.
En 2010 desapareció Martin Verfodern, de origen holandés, que desde 1997 vivía junto a su esposa Margo Pool en la aldea de Santoalla do Monte, provincia de Ourense. Desde hacía tiempo estaba en una agria disputa que había ido escalando con Juan Carlos y Julio Rodríguez, vecinos del pueblo próximos a su casa. Todo había comenzado por la oferta de una empresa que quería instalar 25 molinos de viento productores de electricidad en la zona, lo cual implicaría que abandonaran la aldea y devastaran ecológicamente hablando la zona más próxima. Cada molino les sería pagado con 6000 €. Martin y Margo se habían afincado en la zona por querer vivir en el mundo rural, manteniéndose de su huerto y los mercados locales, rehabilitando algunas casas del pueblo en vías de derribo, y eran plenamente conscientes del daño que le generan a la tierra estos artefactos que nos venden siempre como “energía verde” o “eco”. Pero los hermanos homólogos querían ese dinero para dejar la vida rural y trasladarse a la capital de la provincia (que eran 75000 € por familia, tampoco es tanto para iniciar una vida en otro lado, y menos en mitad de la crisis inmobiliaria que azotaba el país desde 2008). El caso conmocionó a la opinión pública cuando Martin desapareció y en especial cuando su cadáver fue hallado en 2014 tras años y años de búsqueda por parte de Margo, segura de que su marido había sido asesinado por sus vecinos, a pesar de que el cadáver no aparecía. Se airearon los vídeos en los que Martin era amenazado de muerte, casi agredido físicamente, humillado en lugares públicos… los cuales no habían constituido prueba suficiente para iniciar un procedimiento judicial contra sus asesinos, ya que no había cuerpo.
[Inciso histórico: a raíz del conocido como ‘Crimen de Cuenca’, en 1911 fueron torturados, obligados a confesar y encarcelados durante años dos vecinos de un pueblo conquense por la muerte de un tercer vecino que había desaparecido. Ambos vecinos eran detractores del cacique local, y esto fue aprovechado para quitarlos de en medio. Años más tarde el vecino reapareció por el pueblo: se había ido sin decirle nada a nadie. Sin embargo, un siglo después este logro garantista judicial fue tirado abajo gracias al ruido mediático e interesadamente ensalzado por los medios de comunicación que consiguió el caso de Marta del Castillo, joven sevillana desaparecida, consiguiendo que su ex-novio fuera encarcelado sin que apareciera cadáver alguno, y bajo confesiones que a día de hoy continúan siendo cuanto menos sospechosas]
‘As Bestas’ retoma esta terrible historia, aunque cambiando datos bastante importantes de la historia no entendemos en algunos casos por qué razón: el protagonsita, Michel, es francés, no holandés, y llevan solamente un par de años en la aldea. Hay más vecinos con capacidad de decidir lo de los molinos, aunque esto sirve de gancho para hablar del impacto que provocarán los molinos a la tierra, y del vaciamiento de jóvenes que ha sufrido la zona. Unos temas en los que la película podía haber incidido mucho más, ya que es algo que está de plena actualidad ahora mismo. Quizás simplemente no hayan querido mojarse, y únicamente han preferido tratar el drama personal que supone este conflicto, en especial para la pareja. Así pues, estamos ante una película tensa, con una tensión que va creciendo hasta el final. Está bien que se haya realizado esta película, que además es bastante buena, aunque hemos echado de menos profundidad en los temas ya reseñados, o en el conflicto neohippies rurales y población autóctona, en los discursos de defensa de la tierra cuando quienes la habitan de hace años ansían otro modo de vida.
Por cierto, los hermanos Rodríguez finalmente confesaron: Juan Carlos le disparó con su escopeta en compañía de Julio, que lo instó y encubrió. Ambos se encuentran en la cárcel a día de hoy, y Margo es la única habitante del pueblo, ya que los padres de los asesinos murieron también.
En cualquier caso, una película muy interesante que atrapa de principio a fin. Recomendable.
Probablemente hubo quien empezó a verla pensando que sería una serie típica de zombies. Y así es, pero va mucho más allá. El argumento es el siguiente: en 2009 quienes habían muerto en el último año despiertan de sus tumbas y se alimentan atacando y comiéndose a los seres humanos vivos. Durante meses los seres humanos se defienden estableciendo cercos y grupos de defensa, mientras que se elabora un medicamento para conseguir que retomen un estado mental propio de las personas vivas.
Así pues, la serie trata de la reintegración en la sociedad inglesa de las personas no muertas, ambientándose concretamente en un pueblo pequeño y conservador, realizando un claro paralelismo con el racismo principalmente, entre otras opresiones que salen a relucir. Nos encontraremos grupos paramilitares que recuerdan a los caídos durante el despetar zombie, que tienen una estética que recuerda bastante a los Voluntarios del Ulster y otros grupos de tendencia fascista probritánica del conflicto irlandés. Nos encontraremos grupos organizados de no muertos hastiados del mal trato que gran parte de la sociedad les dispensa. Nos encontraremos insultos humllantes y dolorosos contra las personas no muertas repetidos una y otra vez con el fin de hacerles ver que están por debajo del resto, como “pútridas” o “podridas” (rottens). Nos encontraremos políticos locales que sienten deseo sexual por esas mismas no muertas para luego votar en contra de ellas en los plenos municipales -lo cual dará lugar para hablar del trabajo sexual-. Nos encontraremos furibundos antizombies, perpetradores incluso de asesinatos contra personas reintegradas ya, que desarrollarán una doble moral cuando les toque más cerca de lo que imaginaban este tema. Nos encontraremos personas que tienen un familiar no muerto, pero tienen problemas para tolerar a otras personas no muertas si hacen gala de su identidad poco viva, o si su familiar no se pone los kilos de maquillaje en la piel y las lentillas que son necesarias para que no se note lo que es -no puede ser más explícita la comparación con el racismo. Y no faltará tampoco la disidencia sexual, que en ocasiones adquirirá un papel protagonista en la serie, aunque tiene a su vez el mérito de conseguir poner el tema sobre la mesa sin que ello sea el eje central de los personas que no son heterosexuales.
Mención especial a la cuarentena que vive uno de los antagonistas cuando es mordido por un zombie, a pesar de que se ha reiterado que no es contagioso, como en el resto de producciones audiovisuales. Diversos personas viven cambios de pensamiento muy interesantes, reviven traumas, realizan acciones que no querían motivados por un discurso estructural y generalizado discriminatorio contra la población no muerta, se establecen una gran pluralidad de estrategias de resistencia por parte de las personas reintegradas… el equipo realizador ha tenido una mano especialmente acertada y cariñosa al desarrolalr esta parábola tan original que explica de una manera alternativa algunos de los problemas sociales que azotan la sociedad inglesa actual. Pero por desgracia, tras realizar la segunda temporada fue cancelada, a pesar de que se notaba que había guión para hacer más de una temporada más, lo cual hubiera sido indudablemente maravilloso.
Frank llega 20 años sin regresar a su pueblo. Emigró al final de su adolescencia a Chicago, donde ha malvivido como inmigrante hasta ese momento. Pero vuelve de repente a su pueblo, en el interior de Polonia, después de que su cuñada y sus dos sobrinos aparezcan de repente en su casa sin mencionar qué ha ocurrido con su hermano Józef.
Lo que parece inicialmente una película de conflicto entre vecinos en un pueblo termina poniendo sobre la mesa temas que están de absoluta actualidad en la Polonia posterior a la caída del telón de Acero: el antisemitismo recalcitrante, el ultracatolicismo, el pasado pronazi de parte de la sociedad durante la ocupación alemana, la reforma agraria comunista, el borrado de la historia con fines poco honrosos…
[Ahora puedes detenerte y buscar este peliculón antes de seguir con el resto del argumento si quieres sorprenderte de lo que va realmente la película, o bien puedes leer si aún no ha suscitado tu interés]
La película es ficción, pero está basada en un hecho histórico constatado historiográficamente: en el pueblo de Jedwabne, interior este de Polonia -cerca de Bialystok-, en julio de 1941, aprovechando la reciente invasión de Alemania sobre la URSS, la gran mayoría del pueblo encerró a centenares de judíos en una casa a la que le prendió fuego, con la completa sanción y apoyo de las tropas de ocupación alemana. Hasta 1970 se ocupó a los nazis por ello, pero por entonces una tesis doctoral del historiador polaco exiliado en EEUU Jan Tomasz Gross demostró que habían sido los habitantes del pueblo, y que más tarde se habían quedado con sus tierras. Publicada en EEUU, hizo un libro monográfico del hecho publicado en el 2000, un año antes del año en que se ambientan los hechos de la película: Vecinos. El exterminio de la comunidad judía de Jedwabne. (Poklosie significa «vecinos» en polaco), que levantó tantas ampollas y generó tanta polémica que al año siguiente el presidente de la República de Polonia pidió disculpas a la comunidad judía en nombre de la población polaca católica. Gross prosiguió investigando los crímenes antisemitas de población polaca durante la ocupación alemana, hasta el punto de que en 2018 el parlamento polaco, de mayoría ultraderechista, aprobó una ley por la que se prohibía investigar dichos crímenes y hablar públicamente de ellos. No por casualidad Gross prefiere vivir en Berlín y no en Varsovia, donde se crió.
Debido a esto, es imaginable lo mal que sentó la película en el contexto polaco del momento, de auge de una extrema derecha ultracatólica que a día de hoy sigue afincada en las instituciones: la película fue boicoteada e incluso prohibida en algunos lugares, se vertieron críticas atroces desde foros de internet y el director y el actor protagonista recibieron amenazas de muerte. Un diario ultraconservador incluyó en una portada la cara del actor Maciej Stuhr, protagonista del film, con una estrella de David, al puro estilo de la Polonia ocupada por el III Reich.
Muy interesante film que te atrapa desde el principio y no te suelta hasta su complicado y espeluznante final. Muy recomendable.
Annabel es una joven punk que es internada por su madre, destacada política estadounidense, en un internado católico -sin ser ella directamente cristiana- tras un escándalo de drogas que azota a su padre. A pesar de las normas estrictas propias del catolicismo rancio, se resiste a eliminar elementos clave de sus estética punk de su vestuario, y tampoco oculta en ningún momento que siente deseo sexual por las mujeres. Por tanto tendrá una tensión sexual permanente con su profesora de literatura, Simone, que está completamente atada a su situación presente: tiene un vínculo familiar y ahora profesional con el internado, y a la vez tiene un novio frente al que se siente confusa. La situación irá extremándose según avanza la película.
Nos hubiera gustado otro final, y de hecho no hubiéramos incluido la película en est blog por dicho final. Pero hay cosas que nos han gustado bastante: que la protagonista sea punk, la crítica a la moral católica y a sus funcionamientos monacales, el desarrollo de las protagonistas en su medio… Recomendable cuanto menos.
Título original: Aïgua. La Font de la Vida
Dirección: Mario Pons Múria Guion: Mario Pons Múria Música: Luis Paniagua
Fotografía: Dani González
Productora: Plataforma en Defensa de l’Ebre País: Reino de España Año: 2002 Duración: 56 min.
La Plataforma de Defensa del Ebro editó hace más de dos décadas este documental recopilando infinidad de material de sus movilizaciones y avisando de los peligros ecológicos y económicos que iba a comportar el trasvase que se pretendía hacer hacia el sur, especialmente hacia el río Segura. Se avisó de los problemas tremendos que iba a generar a la flora y a la fauna del río y en concreto del Delta del Ebro, donde estaba afincada buena parte de la militancia de la plataforma.Hechos que parcialmente se han cumplido debido al calentamiento global y sus consecuencias, a pesar de que el trasvase nunca llegó a materializarse, pero a día de hoy el Delta del Ebro sigue acarreando multitud de problemas y una gran vulnerabilidad, puesta al descubierto tras el Temporal Gloria . Además, señalan muy bien la estupidez de gestión económica que mueve estas ideas, sin tener en cuenta los recursos naturales con los que vive la población y sólo se piensa en el dinero.
Debido a todo esto, este documental a día de hoy tiene absoluta actualidad, a la vez que sirve como un documento histórico fundamental de conflictos de la zona de Tarragona y Zaragoza en estos años -y también aparecen por la manifestación habitantes del Pirineo, que tenían una situación de conflcito similar-. La Plataforma en Defensa de l’Ebre prosigue sus labores a día de hoy y continúan en activo a pesar del paso de los años.
Muy recomendable.
La rescatamos de un VHS abandonado y ahora la tenemos digitalizada.
Título original: Ni vagos ni maleantes. El col·lectiu LGTBI durant el període franquista Productora: Prosa Elástica, Generalitat Valenciana País: Reino de España Año: 2023 Duración: 156 min.
Este documental nos sitúa en el contexto de la población LGTBI bajo la dictadura de Franco y las posibilidades de resistencia y desarrollo que tuvieron. Se cita el contexto social, judicial y criminalizador del régimen y las primeras estrategias de resistencia que se llevaron a cabo, antes y después de la muerte de Franco. Incluyendo el movimiento de liberación sexual surgido posteriormente. Para ello se entrevista a historiadores de esta época y a militantes históricas. Uno de los méritos de este documental es estar radicado en Valencia, una de las zonas que han quedado algo marginadas por parte de la historiografía LGTBI. Nos han chirriado algunos discursos de ensalzamiento del régimen democrático como sistema posible para el desarrollo de las comunidades LGTBI, aunque hay declaraciones a varias personas entrevistadas que le ponen límites bastante acotados a retóricas así. Y un momento en el que se ensalza el carácter cada vez más progresista de la policía española, lo cual nos suena bastante falso a quienes a día de hoy seguimos viendo a estos mercenarios reprimir la protesta social, hacerle la vida imposible a la gente no blanca y echar a la gente de sus casas, por mucho que luego intenten ir de gayfrieldly.
En líneas generales, el documental está bastante bien, y tiene además una continuación enmarcada en el mismo proyecto ttiulada Lugares de memoria con prespectiva de género, en el que se habla de la represión franquista contra mujeres y de experiencias de resistencias llevadas a cabo durante la guerra civil, como las Brigadas Internacionales o la resistencia a los bombardeos aréos en diversos puntos del País Valenciano no centralizados en la ciudad de Valencia, lo cual nos coloca este apartado en un grado de interés muy grande.