Título original: Vida en la comuna Carlos Marx Productora: Socorro Rojo Internacional País: Reino de España Año: 1989 Duración: 60min.
El colectivo de presos de los GRAPO y el PCE(r), dos organizaciones comunistas que se enfrentaron por diversos medios a la parte final del franquismo y a los primeros tiempos de su continuidad en forma parlamentaria, consiguió en 1989 grabar clandestinamente este documental dentro de la prisión de Soria con el fin de sacar a la luz los éxitos conseguidos dentro del régimen penitenciario, y también para financiar al propio colectivo vendiéndolo en VHS mediante las diversas vías de su editor, el Socorro Rojo Internacional, como por el puesto el puesto que desde hace décadas tienen en la Plaza de Tirso de Molina de Madrid.
Desde las primeras grandes detenciones de militantes de ambas organizaciones a inicios de 1977, éstos consideraron que iban a luchar por tener un régimen propio dentro de la institución penitenciaria que primara el trabajo, el estudio, y la militancia en general, frente a la entrada masiva de drogas y las peleas entre presos que alentaban los carceleros y la Dirección General por entero. Por ello emprendieron una fuerte y perseverante lucha, con su represión, su dispersión, sus sanciones y finalmente una seguida huelga de hambre dentro de la cárcel que se cobró la vida de Juan José Crespo Galende “Kepa”, pero que consiguió el reagrupamiento de todo el colectivo de presos en Soria y en la mencionada Comuna Carlos Marx, que ya había sido creada en el propio 1977 en la cárcel de Carabanchel.
Veremos a los integrantes del colectivo discutiendo sobre infinidad de debates políticos, históricos, teóricos, sobre su bagaje político, y también los veremos trabajando realizando tareas con las manos con el fin de apoyar a la lucha de fuera y conseguir financiación para ellos mismos, con cuadros, esculturas, pins, etc.
Un interesante documental que no deja de ser propaganda del partido, pero que nos muestra una situación excepcional dentro de las cárceles españolas. La cual quedó truncada por las decisiones del Ministerio de Justicia de aislarlos y dispersarlos que llevaron a la huelga de hambre más larga de la historia de Europa, protagonizada por los protagonistas de este documental. José Manuel Sevillano ‘Sevi’, que aparece en este documental, no sobrevivió a la misma, y muchos militantes más sobrevivieron con secuelas de por vida. El documental 435 días en huelga de hambre (S.R.I., 1991), dio buena cuenta de todo esto.
Título original: Bones of Contention
Dirección: Andrea Weiss
Guion: Andrea Weiss
Productora: Jezebel Productions País: Reino de España Año: 2017 Duración: 77min.
Este documental, cuya temática está planteada como “represión a la población LGTBI durante el franquismo”, en realidad encierra un enfoque más integral respecto a este tema: expone en paralelo la represión política desarrollada por el régimen y la represión contra las disidencias sexuales, ya que ambas cuestiones están absolutamente relacionadas entre ellas. Es habitual encontrarnos documentales sobre el mencionado tema al margen de la represión política, o mencionándola muy por encima, como si fuera un compartimento estanco al margen del resto de objetivos a batir que se marcó el régimen franquista.
Como hilo conductor sitúan a la figura política represaliada más conocida que aúna homosexualidad y compromiso de izquierdas: Federico García Lorca, uno de los desaparecidos más internacionalmente conocidos de la historia, aunque por lo menos se sabe que fue fusilado o más o menos dónde, pese a que su cuerpo nunca se ha logrado hallar. Junto a esto, nos encontramos la experiencia de los grupos por la memoria histórica y su reivindicación de verdad, justicia y reparación, incluyendo sus actos y las experiencias en torno al hallazgo de cuerpos en fosas comunes. Y conjuntamente durante todo el documental tenemos testimonios de lesbianas, gays y trans que vivieron esa represión, sus problemas con la autoridad y cómo los afrontaron. La Transición se plantea como lo que fue: un olvido forzado de todo esto, que permitió al franquismo seguir en sus posiciones, y no faltan las críticas a los gobiernos recientes sobre cómo han ido boicoteando las excavaciones de fosas y la publicidad de sus hallazgos.
Andrés llega a la localidad alicantina de Dénia en 1982, en mitad de toda la campaña publicitaria del Mundial celebrado en España, que está permanentemente presente por todo el film como lo estuvo aquel año en el reino. Viene de trabajar en la policía de Madrid, y llega a una comisaría cutre, repleta de franquistas cuyas ideas exhiben alegremente, y un clima generalizado de pocas ganas de trabajar. Hasta que se encuentra con un órdago que para nada se esperaba tras pedir el traslado a la población: la vinculación de gran parte de la prominente comunidad alemana de la zona con el III Reich, hasta el punto de que es gente buscada y reclamada por crímenes contra la Humanidad durante el Holocausto.
Aunque es una historia policial de ficción, está basada en un hecho real: en 1982 todavía quedaban vivos la mayoría de los nazis que habían huido de la derrota nazi en 1945 y habían usado la llamada “Ruta de las Ratas”, un compendio de casas de afines y edificios cristianos por el que centenares de mandos del Reich huyeron hacia el régimen franquista y las comunidades alemanas de América Latina. Dénia fue el destino de muchos de ellos, ya que había alemanes nazis con terrenos en la localidad desde el principio de la Segunda Guerra Mundial, como premio de su colaboración con el bando franquista durante la Guerra Civil, y su comunidad fue creciendo en paralelo a su poder adquisitivo, ya que gozaron de muchos privilegios por parte de las autoridades franquistas, incluyendo exenciones fiscales e incluso la privatización de una playa.
“Dreyer bungalows”, como aparece en el film, eran y son los Bremer bungalows, propiedad actual de los hijos de su fundador, el oficial de las SS Gerhard Bremer, y que en la película hay un personaje basado en él, Klaus Dreyer. Bremer estaba acusado de crímenes de guerra, a raíz del asesinato de soldados canadienses hechos prisioneros durante el Desembarco de Normandía, pero fueron bastantes nazis más los que acabaron en Dénia fugados por masacres y crímenes similares.
La película no se queda únicamente en este relato morboso sobre gente y cosas nazis, sino que hay un vínculo bastante real establecido en el film entre la extrema derecha, la policía, el aparato político franquista y post-franquista y los nazis alemanes. Todo ello junto a otros temas dramáticos que definieron el período de la Transición: la corrupción policial, la entrada de heroína en las zonas empobrecidas distribuida por la policía, la especulación inmobiliaria y la turistifación, la instrumentalización del Mundial para tapar todas estas mierdas… Incluso hay una clara pero velada referencia a Vox como elemento continuista con ese entramado de la ultraderecha postfranquista y su vínculo con el nazismo histórico. Es más, la narrativa oficial sobre la Transición como salida del franquismo y democracia maravillosa está bastante cuestionada en la película, y no es casualidad teniendo en cuenta que trata de uno de los tantísimos aspectos continuistas con el franquismo surgidos con el régimen del 78.
Todo ello con una ambientación espectacular y una narración que nos permite ver cómo los nazis se iban metiendo en el bolsillo a las diversas autoridades cuyo descontento podía generarles problemas en su paraíso postnazi. Las fiestas, la conmemoración por el cumpleaños de Adolf Hitler (20 de abril), la invitación a prohombres locales, y la participación de la banda local son reales, aunque no pasaron exactamente como aparece en el largometraje: Bremer no hacía fiestas por el 20 de abril, sino el 25 de julio, por San Jaume, y la banda dejó de acudir en 1980 cuando su nuevo director acudió a una de esas fiestas y, espantado por la simbología nazi y los uniformes del III Reich se negó a volver -vamos, que lo que aparece en el film no debía ir muy desencaminado, incluyendo a Dreyer/Bremer vistiendo un uniforme de gala de las SS-. Pero sí celebraban el cumpleaños de Hitler, aunque en un bar del pueblo y de manera más discreta.
Nos ha resultado curioso que sitúen en Dénia a Aribert Heim, conocido como “Doctor Muerte”, médico de las SS que experimentaba con los internos del campo de concentración de Mauthausen, y que a día de hoy no está confirmado en qué país o países terminó radicando, ya que nunca se le logró capturar. Que pasara por Dénia no sería descabellado: las fiestas de Bremer tenían fama en toda la comunidad germánica radicada en el franquismo, y es muy probable que por ellas pasaran destacados nazis afincados en la película, como el coronel Otto Skorzeny o el líder nazi belga Léon Degrelle.
Aunque esto ha sido siempre bien conocido en la zona, y no han faltado los artículos de prensa y las referencias en blogs al respecto desde la Transición, en realidad el escándalo ha saltado del todo al debate público en estos últimos tres años, a raíz del interés que el tema ha suscitado en la prensa. De hecho, esta película ha favorecido el conocimiento sobre este tema, lanzando a más gente a investigar. De hecho, junto a tropecientos artículos investigando al respecto, este año la televisión autonómica valenciana àPunt produjo un programa al respecto que está bastante bien.
Un periodista investiga el mundo del hampa valenciano, y en concreto la prostitución forzada con menores. Esto le acaba derivando a otros negocios sucios, como corrupción del sistema represivo (policía, judicatura) y a una red de tráfico de drogas en la que se comienzan a airear vínculos entre el tráfico de drogas y la trata de menores con destacadas personalidades de la vida política y social de la ciudad.
Es una película policíaca muy interesante y con un tema bastante hardcore, en especial si tenemos en cuenta la historia barriobajera de Valencia en los ochenta (por ejemplo, la implicación de Roberto Navarro, futuro líder de la formación ultraderechista España2000, en el negocio del alterne, o las corruptelas de la Brigada 26, cuerpo policial nocturno valenciano con integrantes vinculados a la ultraderecha, el proxenetismo y la toma de locales de ocio nocturno por entonces). Las referencias ácratas y anticapitalistas no faltan, y tampoco se cae en colocar todo el trabajo sexual por igual, sino que tenemos bastantes personajes que trabajan en ello porque quieren o porque ha sido su única salida, como en el caso de una mujer trans. Por esto ha sido que la incluimos, porque la cosificación de los cuerpos de las mujeres, el machirulismo heredado del cutre cine policial estadounidense, y las machistadas generalizadas del film nos ha echado bastante para atrás. No obstante, y avisado esto, es una película que tiene interés y que podemos recomendar.
Cinco pequeños relatos nos muestran aspectos importantes de la vida de las mujeres en la Cuba de los años ochenta-noventa: el machismo imperante, las obligaciones sociales que siguen impuestas a las mujeres, las enormes frustraciones que les genera el matrimonio, los deseos sexuales no cumplidos por convencionalismos sociales, la fugacidad y falta de compromiso de las relaciones con hombres… Y todo dentro de un contexto tan determinado y singular como es el cubano, con sus comités revolucionarios, sus cargos en el Partido, pero en la que vemos que el cambio social que busca la revolución cubana todavía tiene infinidad de carencias en esta material.
Una pieza audiovisual muy interesante y muy innovadora. Recomendable.
Versión moderna -o directamente remake– de Die andere Seite -”El otro lado” en castellano-, de Heinz Paul y estrenada en la República de Weimar en 1931. La película nos narra la vida de cinco oficiales del Ejército Británico en el frente occidental en la primavera de 1918, a punto de vivir una dura ofensiva del Ejército Alemán que les haría retroceder unos kilómetros momentáneamente. Con esto nos permite ver temáticas muy concretas y muy interesantes, que le hacen estar en este blog: el despotismo de la oficialidad, las diferencias con los soldados en los lujos que poseen los oficiales frente a la precariedad en la que viven éstos, las heridas profundas que genera la guerra en los combatientes -problemas de salud mental, alcoholismo…-, la escala de lujos en el frente según mayor graduación tiene cada combatiente, la frialdad a la hora de hablar de la guerra y los combates de la alta oficialidad…
Esta película tiene el acierto de profundizar más en estos temas no sólo con escenas que la película en la que está basada no tiene, si bien su parecido es enorme en muchísimas escenas, sino en los propios planos, en lo que se enfoca y lo que no. Por ejemplo, la obra de Paul no le presta tanta atención a la vida de los soldados rasos, sino que a veces parece que sólo existen los oficiales. Senderos de Honor ha corregido esta situación y nos muestra una verdadera sociedad de clases dentro de la línea de trincheras, con todos los vicios, corruptelas y privilegios que tenía la sociedad de clases de la retaguardia.
No obstante, Die andere Seite no es una mala película, y es fácil hacer esta misma lectura de los temas que aparecen. Pero aunque el avance tecnológico del film en los casi 90 años entre un film y otro han mejorado los mensajes al respecto de dichas temáticas en la película más moderna, que no fueran tan explícitas en la primera no es por una cuestión tecnológica, pues otras películas contemporáneas del mismo país y la misma época sí lo lograron, incluso mejor que Senderos de Honor. La cuestión principal está en el propio Heinz Paul, y ha sido la razón principal por la que finalmente no incluimos su película en este blog: además de ser un director especializado en cine bélico, con la subida al poder de Hitler fue uno de los directores que apoyaron el III Reich realizando películas manifiestamente en favor de dicho régimen: se adscribió a la organización de directores nazis alemanes, pasó a recibir financiación de la productora nazi Terra-Film AG y realizó películas abierta o soterradamente propagandísticas del nazismo, llegando incluso a contar con la esposa del jerarca nazi Hermann Göring en el reparto de una versión NS de Guillermo Tell. Incluso llegó a hacer una película sobre las tropas nazis destinadas a la Guerra Civil Española, en la que el drama amoroso entre un marinero alemán y una bella española se ve truncado por el rapto de ésta por parte de unos soviéticas. A la ambigüedad interpretativa que sus películas bélicas llevaban, pudiendo entenderse tanto como críticas con la guerra como exaltadoras de la misma, siguió un militarismo abiertamente pronazi, y películas de este tipo de gente no tienen cabida en este blog.
Sin embargo, Senderos de Honor ha corregido las mierdas de Die andere Seite y se nos muestra como una película de la Gran Guerra muy interesante, muy cruda, muy crítica y muy recomendable.
María tiene quince años y está embarazada. Amina, su madre, vivió lo mismo a su edad, lo que le valió tener que huir de su casa y buscarse la vida con una hija pequeña. La historia vuelve a repetirse, pero esta vez madre e hija toman la firme decisión de que se le va a practicar un aborto. Pero la película se ambienta en el Chad actual, donde el aborto es ilegal y el Islam, mayoritario en el país, juega un papel fundamental en ello. No en vano veremos en varios momentos del film un tedioso y acosador imán que llega incluso a ir a casa de sus fieles si han faltado a demasiados rezos.
La película nos muestra un cuadro del periplo que tienen que hacer estas mujeres para conseguir el aborto: miedo a la represión, miedo del personal médico por ser sorprendido, imposición de pagar un dinero por ello, las redes clandestinas creadas para practicar abortos -y no sólo para abortos, sino también para realizar ablaciones de clítoris falsas, lo cual nos ha resultado bastante curioso que estas mujeres abortistas se especialicen en ambas imposiciones patriarcales-, redadas policiales, la mirada atenta de un vecindario indiscreto, cuando no directamente cómplice con la estructura patriarcal…
No es sólo un cuadro de una sociedad del Sur Global con una religión monoteísta diferente a la imperante en Occidente, sino que también es un espejo en el que mirarnos, puesto que no hace tantas décadas en la mayoría de Europa el aborto era ilegal y las consecuencias sobre los cuerpos gestantes no difieren demasiado de lo que sale en la película. Podemos mirar al pasado y también al futuro, con una ofensiva de una ultraderecha cristiana fanatizada, retrocesos frente al aborto en EEUU y propuestas de recortarlo de candidatos populares que se postulan a presidentes, y con una parte del “feminismo” -por llamarlo de alguna manera- también ultraderechizada y más interesada en atacar a la gente trans que en defender los derechos de las mujeres, llegando a apoyar candidaturas políticas de partidos que son tan tránsfobos como antiabortistas.
Nos preocupa, ya que conocemos bien la forma de estructurarse la islamofobia francesa, que esta película pueda ser leída en esa clave, ya que a menudo se utilizan discursos pretendidamente feministas para señalar como “retrasados” a países como Chad. Gran parte de esta preocupación viene de ser una coproducción de Chad con varios países europeos -incluyendo Francia, el país que colonizó Chad-. No obstante, Mahamat-Saleh Haroun, su director, es originario de Chad y sigue manteniendo vínculo con el país, a pesar de que lleva desde hace cuarenta años viviendo en Francia exiliado por la guerra. Su cine es de tipo social, representando problemáticas de una sociedad con la que sigue en contacto, y en este caso ha hecho una apuesta política de altos vuelos posicionándose manifiestamente a favor del aborto y contra el machismo de su prohibición, y de otras prácticas como la ablación. La forma en la que la película transcurre, con una destacada agencia de sus personajes femeninos, máximo protagonismo de discursos feministas y que no hay contraposición a un Occidente supuestamente mejor, nos ha dejado con suficiente tranquilidad como para recomendar encarecidamente este film.
En 1877 el geógrafo ruso anarquista Piotr Kropotkin viajó a Suiza, donde entró en contacto con el movimiento anarquista local y quedó fascinado. Por ello lo tenemos entre los personajes principales del film, pero lo que parece el protagonista verdadero de la película es el tiempo. La industria fabril que destaca en la Berna que reproduce la película es la relojera, la cual pose fama internacional. Además de fabricar relojes a miles, el empresariado mide en segundos la productividad de su plantilla, y la insta permanentemente a producir más para ganar más dinero -lo que se conoce en castellano como trabajar a destajo-. Pero además nos encontramos con el uso del tiempo como una fuerza autoritaria y explotadora: gente midiendo los paseos de la plantilla y de la población para encontrar mejores caminos y más rápidos y productivos, las fábricas funcionando unos minutos por delante del resto de la ciudad -que posee ni más ni menos que cuatro horas locales, ya que por entonces la precisa medición que se realiza actualmente y la interconexión tecnología vigente no existía- para entregar antes las entregas, despidos por llegar tarde al trabajo unos minutos debido a haber acudido a otro espacio local con otro horario… De hecho, el título del film es un juego de palabras entre la pieza del reloj que gira sin parar dentro del mecanismo, que coloca en el mismo una de las protagonistas, Josephine, y agitación, malestar social o disturbios.
La explicación del contexto histórico a varios niveles que hace la película es cuanto menos impecable y profunda. No se dedica únicamente a contarnos una historia del movimiento anarquista, sino que nos explica con detalle el contexto filosófico y político en el que se mueve, con el industrialismo alterando los ritmos vitales de la población, los inicios de la fotografía y el negocio en torno a ella, las disputas por el poder local, la exaltación de los valores nacionales locales, el creciente poder y dependencia de la tecnología de la comunicación, la omnipresencia de los cuerpos policiales, el clasismo, la explotación laboral, la deshumanización… Y, frente a todo esto, la Federación del Jura, una red descentralizada de organizaciones sindicales anarquistas que posee medios de comunicación, cooperativas, cajas de resistencia, redes de apoyo internacionales y el afianzamiento de sus ideas en torno a diversos temas que aparecen en el film, como el apoyo a huelgas en el extranjero, la exaltación nacional, las elecciones o la oposición al militarismo. Además, poseen una cooperativa donde pueden producir relojes al margen de la explotación en las fábricas, si bien también cuentan con simpatizantes y militantes dentro de las mismas: sin un aparato estatal que regule la seguridad social, las mutuas y cajas de resistencia del sindicalismo son la mejor alternativa.
Aunque suene reiterativo, la película nos ofrece un prisma excelente de la época, y al final de la misma podemos ver el viraje del estado suizo de tolerar el anarquismo a empezar a plantearse su represión, entre presiones internacionales y de la patronal.
Título original: Sangre de unicornio
Dirección: Alberto Vázquez
Guion: Alberto Vázquez, Pedro Rivero
Música: Hongo Productora: Uniko, Canal+ País: Reino de España Año: 2013 Duración: 8 min.
La adorabilidad de los ositos de peluche y los unicornios queda en segundo plano en este corto: los ositos cazan a los unicornios para comerse su carne y estar tan adorables. Sin ningún remordimiento y sin ninguna empatía por los unicornios. Ni por los unicornios ni entre ellos mismos, pues veremos además una relación absolutamente diferenciada entre cómo se tratan entre ellos los unicornios y cómo se tratan los ositos, humillándose y maltratándose, con un alto grado de gordofobia y capacitismo entre medias. Vamos, lo que viene a tener un paralelismo bastante destacable con el mundo cazador real.
Gore, realista y recomendable. Tiene su ampliación en la película Unicorn wars (Alberto Vázquez, 2022)
Título original: Psiconautas, los niños olvidados
Dirección: Alberto Vázquez, Pedro Rivero
Guion: Alberto Vázquez, Pedro Rivero
Música: Aránzazu Calleja Productora: ZircoZine, Basque Films, Abrakam Estudio, La Competencia País: Reino de España Año: 2015 Duración: 16 min.
Prolongación extendida del corto Birdboy (Alberto Vázquez y Pedro Rivero, 2010). A raíz de un accidente industrial, la isla en la que viven los protagonistas está devastada y la vida de su población se basa en la superviviencia. No obstante, vemos que hay claramente clases en este modelo de sociedad: gente con profesiones liberales arriba, y parias abajo, con un abanico de gente más o menos desclasada entre medias. Veremos chatarreros, campamentos chabolistas, traficantes, yonquis, policías con tendencias racistas cazando “criminales”, gente repleta de prejuicios hacia la pobreza… y gente tratando de huir a otro lugar, ya que no hay esperanza en el lugar de origen. Algo que es una clara parábola sobre algunos de los motivos de la emigración, así como la gente alrededor que se aprovecha y que le intenta robar a gente que ya de por sí es pobre.
La película es una auténtica muestra de canibalismo social, en el que todo el mundo da codazos a todo el mundo para subsistir, y mientras tanto tenemos una historia entre adorables animalitos -a menudo no tan adorables en realidad- con cuestiones místicas y mágicas entre medias. En cualquier caso, estamos ante una pieza excelente de la animación, que trata problemas sociales más que cotidianos.