Cortesanas

Título original: Harlots
Dirección: Moira Buffini, Alison Newman, Coky Giedroyc, China Moo-Young, Jill Robertson
Guion: Alison Newman, Moira Buffini, Cat Jones, Jane English, Debbie O’Malley
Música:
Rael Jones
Fotografía: Simon Archer, Hubert Taczanowski, Ollie Downey
Reparto: Samantha Morton, Lesley Manville, Bronwyn James, Alexa Davies, Dorothy Atkinson, Jessica Brown Findlay, Rory Fleck-Byrne, Poppy Corby-Tuech, Holli Dempsey, Rosalind Eleazar
Productora:
Monumental Pictures, Independent Television (ITV)
País: Reino Unido
Año: 2017-2020
Duración: 45 min.

En el tercer cuarto del siglo XVIII y en el Soho de Londres se ambienta esta tremenda serie de lamentablemente sólo tres temporadas, que nos sumerge en el rico mundo del trabajo sexual y los bajos fondos. La serie nos narra la rivalidad histórica de dos casas de “cortesanas”, nombre que utilizan las prostitutas que trabajan y reciben a los clientes en casas, con cierto refinamiento, renombre y respeto, frente a las prostitutas más empobrecidas que trabajan y a veces viven en la calle. Por un lado, la casa Wells, que acoge cortesanas de gran variedad, y está conectada a lo largo de la serie con otras casas más pequeñas; por otro lado, la casa Quigley, de donde en su día huyen Margaret y Nancy debido a la explotación y la falta de escrúpulos de su alcahueta, Lidya. Ésta, además de tratar de manera despótica y despersonalizada a sus trabajadoras, también participa en una red que viola y asesina jóvenes vírgenes como captadora. Así pues, tenemos confrontados a dos mundos de la historia del trabajo sexual que desgraciadamente siempre han existido: la trata y el trabajo sexual elegido -tan elegido como cualquier otro trabajo dentro de un contexto capitalista y patriarcal, se entiende-. Y todo esto contextualizado en la Inglaterra de este período histórico, un imperio transoceánico con una clase nobiliaria intocable, redes clientelares, corrupción política, tráfico de esclavos, racismo, machismo y homofobia por doquier, lo cual tiene un claro impacto entre los personajes protagonista de la serie, quienes, a pesar de su vulnerabilidad dentro del sistema político y social donde viven, son capaces de salir adelante y de acoger a otras personas en su misma situación.

La serie da una imagen muy positiva del trabajo sexual, colocándolo como lo que es realmente: una salida laboral de las mujeres -y de las maricas, como vemos avanzada la serie- sin tener que depender de ser contratadas por hombres. Tan realista como que salen cuestiones que incluso dentro de la ya ocultada prostitución han quedado a su vez relegadas a segundos planos, como la amplia clientela sadomasoquista, la mayor calidad de la crianza al disponer de más tiempo y en ocasiones de recursos, o el hecho más que demostrado de que buena parte de las trabajadoras sexuales prefieren entablar relaciones afectivo-sexuales con mujeres que con hombres. Podemos ver cómo cuando colaboran entre ellas la vida les va mejor y consiguen tener un nivel de vida mayor, y cómo cuando se buscan las castañas por su cuenta o reciben ataques de otras cortesanas, su nivel de sufrimiento puede aumentar hasta niveles insostenibles. Además de esto, la cuestión de la opresión de clase y de género está permanentemente presente en cada episodio, al igual que el racismo, con mayor énfasis en unos episodios que en otros. De hecho, buena parte del elenco de la serie son personas racializadas, lo cual va en aumento según avanza la serie.

Basada en historias reales de cortesanas de este período, la serie además fue escrita, dirigida, rodada y desarrollada por un reparto que era mayoritariamente compuesto por mujeres. Imaginamos que este dato y el prisma con el que se mostraba el trabajo sexual fueron factores determinantes para que en 2020, tras una brillantísima tercera temporada que deja diversas cuestiones abiertas, Hulu la cancelara. Las explicaciones que ha dado la plataforma para justificar esta decisión han sido de lo más cutres, y no gustó para nada a quienes la sacaban adelante. Una de las actrices noveles, racializada además, se lamentó profundamente en una entrevista de que la popularidad que le estaba proporcionando la serie se le rompiera de cuajo por la cancelación. Por nuestra parte, creemos que la ola de conservadurismo en materia sexual que invade desde hace años Reino Unido, con ultraderecha en el gobierno y feministas tránsfobas y putófobas en las instituciones, ha tenido algo que ver.

En cualquier caso, estamos ante una pieza cinematográfica de gran calidad y muy cuidada ambientación histórica. No consigue evitar algunos anacronismos, pero el mimo por el contexto histórico sobresale sobre muchas cosas. Y con una perspectiva en torno al trabajo sexual que ya podría servir de ejemplo para muchos productos culturales que tratan este tema.

Muy muy muy recomendable.

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