Gran libertad

Título original: Große Freiheit
Dirección: Sebastian Meise
Guion: Sebastian Meise,Thomas Reider
Música: Nils Petter Molvær, Peter Brötzmann
Fotografía: Crystel Fournier
Reparto: Gyula Balogh, Erna Schumacher, Ilse Berger
Productora:
Coproducción Austria-Alemania; FreibeuterFilm, Rohfilm
País: Austria
Año: 2021
Duración: 116 min.

Hans Hofmann es encarcelado al final de su adolescencia por maricón en los tiempos finales del III Reich, e internado en un campo de concentración. Con la derrota de Alemania en la güerra, su zona queda bajo gestión del ejército de los EEUU, y las personas encarceladas por los nazis bajo el artículo 175 (que llevaba casi 75 años en el código penal alemán) pasaron del campo de concentración o de la prisión judicial al sistema penintenciario común. La historia de Hans, según se comenta basada en hechos reales -aunque no hemos sido capaces de encontrar una biografía del protagonista-, es una alegoría de la historia de la población disidente sexual y de género en la República Federal Alemana: negados sus condenados como víctimas del Holocausto hasta el cambio de milenio, prosiguieron protagonizando entradas y salidas de la cárcel, redadas policiales, menosprecio social y represión de todo tipo. Hans ingresa tres veces en prisión a lo largo de la película: en 1945, en 1957 -año en que se había reformado el código penal de la República Democrática de Alemania, borrando el artículo 1957 y quedando de facto despenalizada la homosexualidad en la Alemania socialista- y en 1968, un año antes de que la RFA siguiera los pasos de su homólogo comunista en esta materia.

Las interpretaciones de Hans y la de Viktor, compañero de celda en diversos momentos, son exhuberantes. La narrativa de la película nos muestra el sufrimiento y el impacto que dichas leyes tienen sobre el personaje, condicionándole la existencia, destrozándole sus planes de vida y llevándolo a cierta apatía y a una relación muy peligrosa de dependencia hacia la cárcel. La homofobia está permanentemente en todo el aparato judicial y carcelario desde el minuto uno hasta el final de la película, y en el caso de los carceleros es más explícita y violenta que en ninguna otra situaciión, retratando a estos seres como la bazofia torturadora y sádica que la mayoría de ellos ha sido, es y será y en casi cualquiera de los contextos geohistóricos en los que ha existido la institución carcelaria. Y la homofobia, como no podía ser diferente, llega a los presos, aunque no llega a los niveles que llega el Estado alemán, promotor de hecho de esta homofobia social.

Tremenda crónica de la historia LGTBI del siglo XX europeo, muy recomendable.

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