La sombra de la ley

https://pics.filmaffinity.com/la_sombra_de_la_ley-276809710-large.jpgTítulo original: La sombra de la ley
Dirección: Dani de la Torre
Guión: Patxi Amezcua
Música: Manuel Riveiro, Xavier Font
Fotografía: Josu Inchaustegui
Reparto: Luis Tosar, Michelle Jenner, Vicente Romero, Ernesto Alterio, Paco Tous, Manolo Solo, Jaime Lorente, Pep Tosar, Fernando Cayo, William Miller, Adriana Torrebejano, Xosé Barato, Ricardo de Barreiro, José Manuel Poga, Elías Pelayo, Paula del Río, Albert Pérez
Productora: Coproducción España-Francia; Vaca Films / Atresmedia Cine / Movistar+ / Televisión de Galicia (TVG)
País: Reino de España
Año: 2018
Duración: 126 min.

En 1921 Barcelona era un hervidero de huelgas y disidencia política de todo tipo. En paralelo, el ejército español no dejaba de cosechar derrotas en el Rif. El Gobernador Civil Martínez Anido resolvía estas situaciones con mano dura y una represión inimaginable en nuestros días. En este contexto arranca la película: un cargamento de armas del ejército es asaltado y robado. ‘El vasco’ es enviado desde Madrid para enterarse de quién ha robado las armas. Se sospecha de los grupos anarquistas más radicales, que comienzan a mostrar en público algunas de estas armas. Sin embargo, la cosa no parece estar tan clara, y los chanchullos de un barón amigo de Anido y las prácticas terroristas y mafiosas de varios policías no facilitan la investigación.

La ambientación de la película es impecable, entre varios de sus muchos logros. Sin embargo, hay cosas que no pueden no matizarse desde este blog si se va a recomendar ver esta película. Lo más rayante es la presentación del anarquismo como dividido entre anarquistas pro-violencia y anti-violencia, una división que actualmente prosigue presentándose con fines habitualmente represivos. Este debate existía en la Barcelona de los años de plomo, pero no a los niveles de enfrentamiento que se muestran en la película ni de lejos. Ningún anarquista asesinó a otro por este tema en este contexto geopolítico, sí en otras latitudes y en otros momentos de la historia catalana. Salvador Seguí, destacado sindicalista de la CNT en el que está claramente basado el personaje de Salvador Ortiz, fue asesinado en 1923 por miembros del Sindicato Libre, vinculado a la patronal, cuya existencia la película omite completamente.

La represión policial contra el anarquismo no era cosa de unos cuantos policías corruptos, sino que se instaba y aplaudía desde poderes mucho mayores, era algo generalizado, ya fuera aludiendo a la ley de fugas o a que los asesinados les habían sacado un arma. Frente a los más de mil sindicalistas asesinados en estos años en Barcelona, la cifra de elementos de la patronal y afines, así como esquiroles, por parte de grupos de afinidad de la CNT no llega a 300. Los grupos anarquistas tenían toda la legitimidad del mundo en un contexto así para pasar a las armadas, diga lo que diga la película. Y aunque habría probablemente más de algún policía de cierto rango a quien la ley de fugas y los asesinatos del Libre le repugnaran, serían elementos anecdóticos en comparación con la enorme implicación que hubo por parte de los cuerpos policiales en la guerra sucia contra el anarquismo en estos años.

Para terminar, no hubo tiroteos gigantes entre infinidad de bandos en la Barcelona del momento. Hubo enfrentamientos duros, pero no a tanto nivel. Estas escenas parecen más sacadas de películas de mafiosos de los años 20 en EEUU, en las que familias italianas se acribillan con metralletas thompson como las que aparecen en la película. Estas metralletas nunca fueron utilizadas por ejército español, que importaba material francés y checo principalmente, y sólo llegaron al estado español por medio de la mafia marsellesa y otros traficantes de armas. Un grupo anarquista del momento jamás le hubiera comprado armas a las personas a las que se las compra en la película, ya no sólo no eran gilipollas, sino que tenían principios.

Contratar asesores históricos no es tan caro en un rodaje y en la elaboración de un guión, aunque en este caso pienso que esto se debe más a querer presentar la historia de forma más comercial. Quizás el debate sea si eso justifica darle patadas a la historia y presentar de forma errónea a colectivos que siguen existiendo hoy en día. Es obvia la respuesta de este blog, pero aún así, y con cautela, este tochamen concluye con que la película merece ser vista, aunque sea para echarse un rato guapo para frikis de la historia.

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