Título original: Arny. Historia de una infamia
Dirección: Juan Moya
Guion: Juan Moya
Fotografía: Jesús García
Productora: Cuarzo Producciones.
País: Reino de España
Año: 2023
Duración: 172 min.
En 1995 la prensa española de hacía eco de un proceso judicial contra un local de ambiente gay de la ciudad de Sevilla por parte del Grupo de Menores de la Policía Nacional y de la Fiscalía de Menores. A raíz de las declaraciones de uno de los menores testigos en concreto y principalmente, fueron encausadas 49 personas acusadas de tener relaciones sexuales con chaperos menores dentro del baren las estancias reservadas del pub Arny. Entre ellas había varias personas muy conocidas por su papel en la televisión, en concreto Jesús Vázquez, Jorge Cadaval y Javier Gurruchaga, abiertamente homosexuales por entonces, pero también diversas personas del mundo del arte andaluz y a nivel estatal, incluso estaba uno de los jueces de menores de Sevilla, el reputado Manuel Rico Lara. También personal del establecimiento, clientes, propietarios e incluso el propietario del otro bar de ambiente de la zona, el 27.
Varios eses después el caso dio un vuelco cuando el testigo n.º 1, uno de los menores, que ya había cumplido los 18 años, decidió revelar información que había callado durante el período de instrucción: que había hecho todas esas acusaciones a raíz de las presiones que había recibido por parte de uno de los oficiales de policía del Grupo de Menores, que lo amenazó con llevarlo a la cárcel por un robo por el que le habían pillado, y que llegó a ponerle una pistola en la cabeza si no declaraba contra todas estas personas a las cuales nunca había visto. De hecho, nunca había entrado al Arny. Este fue el principio del fin del gigantesco calvario que vivieron buena parte de las 49 personas acusadas, tras haber sufrido un horror, de ver su cara y nombres apareciendo en la prensa como depredadores sexuales de menores, sufrir enormísimos problemas laborales, pasar una gran precariedad debido a ello, ver sufrir a sus amistades y familiares, estar a poco de morir en linchamientos y escuchar en los diversos programas que hicieron bastante dinero con las audiencias televisivas que agolpaba este caso a menores de edad que finalmente se desdijeron o contradijeron en el juicio acusarles de cosas horripilantes que nunca habían hecho.
El documental acierta de pleno en infinidad de aspectos que están indudablemente detrás de la dimensión del llamado ‘Caso Arny’: el juicio que sufrieron a manos de la prensa -escrita y audiovisual- y la ausencia de reparación posterior por parte del poder mediático, la destrucción de la presunción de inocencia por parte de la prensa, el negocio que se creó a raíz de la aparición televisiva de multitud de personajes, algunos de los cuales no tenían nada que ver con el asunto, el hecho de que fue una persecución genuinamente homófoba por mucho que las acusaciones fueran otros, tal y como se planteó la narrativa en la prensa y las dinámicas de la jueza instructora, el discurso de la protección de menor como legitimador de todo el linchamiento mediático, las imputaciones aleatorias y la aparición de oportunistas encuadrados en asociaciones en defensa de los derechos del menor que no hicieron otra cosa que aparecer sin aportar nada estar en las fotos, la fiscalía y buena parte del poder judicial, la corrupción policial detrás del asunto, la impunidad de la que el poder judicial y policial gozaron una vez se desinfló el Caso Arny a pesar de las claras ilegalidades en las que habían incurrido… En este último punto nos impresionó para bien las acertadas declaraciones de Jesús Vázquez, al narrar la influencia que tuvo en el Caso Arny la ausencia de depuración de los elementos franquistas dentro de la judicatura española, provocando que ésta estuviera y esté a día de hoy repleta de ultraconservadores.
Nos ha sorprendido que no se menciona explícitamente la trayectoria del juez Manuel Rico Lara durante la Transición en defensa de la despenalización de la ley de Peligrosidad Social que penalizaba la homosexualidad. Siendo él heterosexual, fue una de las plumas estilográficas que más defendió con artículos en prensa la ilegitimidad jurídica de esta ley, llegando incluso a criticar a la izquierda -en especial al PSOE- por no pedir su completa derogación. Por ello es una de las figuras que deben aparecer en los libros de historiografía LGTBI no sólo por el Caso Arny, sino por su papel en estos años, el cual desarrolló desde dentro, arriesgando su trabajo, pues antes de ser juez de menores era juez de Peligrosidad Social en Sevilla. Siempre hemos elucubrado, sin ninguna prueba firme sin duda, que hay alguna relación entre esto y la imputación en el Caso Arny de Manuel Rico, como si fuera una venganza de la policía sevillana y del Consejo General del Poder Judicial que lo destituyó a raíz de la imputación por “alarma social” (el argumento favorito de la judicatura cuando no tiene argumentos jurídicos para hacer algo) imputarle en un caso de corrupción y estupro de menores de edad por haber defendido la homosexualidad en una época en la que era algo comprometido. En el documental se cita un posible expediente contra un policía como posibilidad para que fuera implicado en esta trama, pero también se citan diversas teorías más: un ajuste de cuentas por negocios mafiosos de por medio, una cuestión inmobiliaria al estar el Arny en una zona que estaba revalorizándose, y que ha aportado grandes riquezas especulativas a las siguientes personas que han poseído el edificio al haberse limpiado el barrio de elementos indeseables por la gente de bien… O incluso, y esto lo citó así tal cual en propio testigo n.º 1, poniéndolo en boca de la policía, que era una cortina de humo para tapar el escándalo de los GAL, que justo salía a la luz en un contexto previo a las elecciones de marzo de 1996, que terminaron con 12 años ininterrumpidos de gobierno del PSOE. Barrionuevo, ministro de Interior considerado por sentencia judicial de autor intelectual del terrorismo de estado desarrollado contra la izquierda abertzale estos años, fue imputado y condenado a prisión a la vez que las televisiones y periódicos principales del estado daban la matraca sin parar con el Arny. Y seguían hablando del tema sin parar cuando dos meses después, ya con Aznar en el gobierno, recibió un indulto, algo escandaloso teniendo en cuenta los graves crímenes por los que fue encerrado, y que dice mucho del régimen político vigente.
Por nuestra parte, creemos que los sucesos históricos no se desarrollan por una única causa, sino por una multiplicidad de las mismas, y que podría ser todo esto a la vez y más que a día de hoy no sabemos. No por casualidad la pérfida jueza de instrucción, periodistas implicadas con infamias en este tema que llegaron a saber que todo era mentira y no dijeron nada, y los policías implicados no han querido aparecer en el documental. Pero sí queremos dar énfasis a que la ausencia de depuración de responsabilidades una vez entramos en el régimen político actual de judicatura, policía y emporios mediáticos, jugó un papel determinante en el Caso Arny y en la oleada de homofobia que se desató aledaña, legitimando agresiones homófobas contemporáneas, pintadas nazis en la puerta del bar y un clima de criminalización que tuvo otro parangón en Barcelona en 1997: el Caso Raval, que también resultó ser un montaje policial. A veces sentimos que las personas LGTBI somos peones en una partida de ajedrez, en la que poderes políticos, sociales y culturales que nos superan nos instrumentalizan para cuestiones que no saben gestionar ni ellos mismos, y la infamia del Caso Arny en una de las mayores consecuencias de esta forma de funcionar desarrollada en la historia reciente del Estado Español.
Archirrecomendable.
https://www.youtube.com/watch?v=EGPu4wjcVBs
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