Título original: Pocos, buenos y seguros
Dirección: Gorka Lasaosa, Ales Payá
Guion: Taisen Francisco Martín, Gorka Lasaosa, Ales Payá
Música: Azeituniya,Taisen Francisco Martín, Domenec Ludeña
Fotografía: Carlos Villaoslada
Reparto: Gorka Lasaosa, Pau Poch, Biel Montoro, Timothy Cordukes, Enrique Asenjo, Arnau Puig, Álex Moreu, Albert Adrià, Stephan Wiks, Xavier Nicaise
Productora: BUHO 44, Empatik Films
País: Reino de España
Año: 2022
Duración: 20 min.
La Coordinadora de Presos en Lucha (COPEL) no surgió como una seta repentinamente en 1976, como muchas veces se traduce viendo la documentación periodística de la época, o incluso con algunos productos culturales de nuestra época –Modelo 77 (Alberto Rodríguez, 2022), ya recomendada y criticada en este mismo blog-, sino que venía de largo. Este corto empieza en agosto de 1975, aún vivo Franco, pero podríamos retrotaernos incluso un poco más. No obstante, es una buena fecha para empezar, ya que la organización dentro de la cárcel estaba bastante avanzada, y ya empezó a haber pequeños motines en algunas cárceles, el más detacado en la Modelo de Barcelona en octubre de 1975. Pero bien es cierto que en los primeros meses posteriores a la muerte de Franco se llevó a cabo la génesis de la COPEL, y en este corto tenemos una buena y realista muestra de cómo tuvo lugar aquello.
Para ello parten de una historia de ficción, pero con grandes paralelismos con la realidad que vivió gran parte de la población penitenciaria: Miguel es un joven de extracción social muy baja encarcelado bajo la Ley de Peligrosidad Social por el atraco a un banco. Destinado a Carabanchel, prisión que cumplía de centro neurálgico por el que pasaban la mayoría de presos para ir más tarde a otros centros penitenciarios, ha tenido contacto con franceses conocedores de las revueltas de presos en Francia que contaron con el apoyo de la izquierda y de intelectuales, y el hartazgo por las condiciones laborales y la amnistía política concedida en julio de 1976 que excluyó a gran parte de los presos políticos y a todos los “no políticos” hicieron el resto. Así pues, el corto acaba con la primera acción que fue atribuida a la COPEL o a lo que luego fue la COPEL: una huelga de talleres a favor de la amnistía total.
Los personajes que aparecen son muy reales y corresponden completamente a la población penitenciaria de entonces: gente pobre, marginada socialmente por el régimen, y que a su vez se sentía también víctima del aparato franquista. Y el trato de los carceleros a los presos, y en concreto a este tipo de presos, más verdadero no puede ser.
Muy recomendable.