Leto

Título original: Leto
Dirección: Kirill Serebrennikov
Guion: Lily Idov, Mikhail Idov, Kirill Serebrennikov
Música: Roman Bilyk
Fotografía: Vladislav Opelyants
Reparto: Teo Yoo, Irina Starshenbaum, Roman Bilyk, Anton Adasinsky, Liya Akhedzhakova, Yuliya Aug, Filipp Avdeev, Aleksandr Bashirov, Nikita Efremov
Productora: Coproducción Rusia-Francia; Hype Film, KinoVista
País: Rusia
Año: 2018
Duración: 128 min.

La llegada del punk a la Unión Soviética fue tan polémica como al otro lado del telón de acero: escarnio social, detenciones, rechazo, investigación como posible elemento subversor del orden social… En este caso, no gustó que fuera un producto cultural del Occidente capitalista, aunque fuera contracultural y políticamente anticapitalista, pero vehiculado mediante la lengua y los cánones del enemigo. Tampoco gustó el descontrol de sus conciertos con gente botando y disfrutando manifiestamente, como queda bastante latente en la película, pues rompía los conceptos de orden y disciplina soviéticos. Y tampoco gustó el rollo antisocial que exaltaba el pasotismo, el alcohol y el resto de drogas, como hacen con su banda los protagonistas de esta película

Sin embargo, hubo algo que tampoco gustó a las autoridades soviéticas y a los partidos comunistas del lado este del Telón de Acero: la crítica política del punk de regusto antiautoritario, crítico con el capitalismo pero también con el autoritarismo soviético y sus sucedáneos europeos. Esto conllevó allanamientos de la policía en conciertos, arresto a integrantes de bandas, investigación por parte de las policías políticas y servicios de inteligencia (KGB, Stasi…) y envíos forzosos a la guerra de Afganistán, lo cual en parte aparece en la película, pero sin recalcar que fue una tendencia general para quitarse jóvenes inconformistas de en medio, no sólo punks, sino pobres y marginados sociales en general. En la RDA, por ejemplo, las autoridades comunistas dejaban funcionar con menos represión a los pujantes grupos de neonazis que a los jóvenes punk. Por desgracia, este potencial que podía haber aparecido en una película sobre punk bajo la hoz y el martillo no aparece, lo cual nos ha defraudado bastante y ha hecho que no nos molestemos a usar el espacio correspondiente que hubiera ocupado en nuestros discos duros.

Algunos de estos elementos y unos cuantos más aparecen bien retratados en la película, como la aparición de las primeras discográficas y sellos de punk rock, que hacían malabares con las autoridades políticas para que la cosa pudiera seguir para adelante. Sin embargo nos encontramos con punks que casi exclusivamente se dedican a drogarse, tener heterodramas y oponerse al orden social por cuestiones bastante poco trabajadas, más por rebeldía juvenil que por lo injusto del sistema de entonces, estratificado en clases, en mitad de un clima políticamente muy autoritario derivado de la re-estalinización aupada por Brezhnev, en un contexto geocultural oprimido por la hegemonía política imperialista rusa, y con una guerra impopular de fondo que, aunque la excusa era ayudar a un partido comunista afgano sacudido por fundamentalistas musulmanes armados por EEUU, tenía motivos geoestratégicos detrás relacionados con las materias primeras de la región (vamos, como en 2001).

La realidad, de hecho, no fue así. Kinó, la mítica banda rusa retratada en este film, tuvo gran parte de los elementos autodestructivos que caracterizaron en gran parte al punk, elementos que no ocultan en sus canciones, pero en su efímera discografía también trataron otros temas digamos “poco soviéticos”: el absentismo laboral, la pobreza social, la oposición a la guerra y la crítica a la energía nuclear -crítica realizada, por cierto, poco antes de que explotara uno de los reactores en Chernobyl, con sus consecuencias-. Haber omitido todos estos elementos, y la ausencia de adecuada contextualización política de su arte, nos parece premeditado, quizás para vender, quizás para ocultar el pasado y despolitizar el punk, una línea que lleva años recorriendo esta parte de Europa, y no descartamos que lleve tiempo ya asentándose en el este.

No está carente de interés, pero podríamos haber tenido mucho más.

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