Título original: Too Much Pussy! Feminist Sluts, a Queer X Show Dirección:Émilie Jouvet Guión: Émilie Jouvet, Wendy Delorme
Fotografía: Émilie Jouvet
Productora: Co-production Francia-Alemania;Womart Productions,La Seine Productions País:Francia
Año: 2010 Duración: 98min.
El documental nos sitúa como protagonistas a un grupo de lesbianas que están de gira por Alemania y Francia haciendo su “Queer Porn Show”. Entre debates sobre el porno, el postporno, lo erótico, el feminismo, el lesbianismo, etc, nos encontramos brutales espectáculos de strip-tease, performances de todo tipo, fiestas, situaciones callejeras y conflictos derivados de actuar de cara al público. Recomendable.
Título original: Jeffrey Epstein: Filthy Rich Dirección:Lisa Bryant Música:Justin Melland
Fotografía:Thaddeus Wadleigh, Daniel Marracino, John C. Kelleran, Bill Winters
Productora: Radical Media,James Patterson Entertainment,Third Eye Motion Picture Company,Outpost Digital País:Estados Unidos
Año: 2020 Duración: 55min.
Si ya había sido impactante a lo largo de 2019 el escándalo de pederastia, la encarcelación de Epstein, las declaraciones desmarcándose de amigos suyos como Donald Trump o Bill Clinton, la lamentable entrevista de la BBC al príncipe Andrés que lo dejó aún más en evidencia de lo que ya estaba, los documentos desclasificados por Anonimous durante las revueltas tras el asesinato de George Floyd que arrojaban luz sobre toda la red de pederastia de esta gente de bien terminaron por hacer de este documental una pieza más interesante aún de lo que ya era.
Epstein, una de las fortunas más prominentes del mundo, estuvo durante décadas abusando sexualmente de chicas jóvenes, algunas menores de edad, forzándolas a recibir dinero por ello si hacía falta, o chantajeándolas o contratándolas para que consiguieran otras chicas. Y así siguió, con una impunidad tan grande como el poder que ostentaba, con amigos en la política internacional, en juzgados, comisarías, buffetes, un ejército de detectives privados… hasta que un juez decidió su prisión preventiva en 2019. Meses más tarde apareció muerto en su celda, oficialmente por suicidio, aunque no está del todo claro.
El documental también sitúa en papel totalmente protagonista a algunas de las cientos de chavalas violadas. Chicas que tenían entre 14 y 22 años por entonces, que conseguía con la ayuda de su novia, otros amigos, o que repartía entre sus amistadas cual objetos. Y todas chicas, ya que las niñas son las principales víctimas de la pederastia, en contra de algunos mitos más bien homófobos. Por supuesto, fueron difamadas por la prensa y el círculo de Epstein, y ninguneadas por la judicatura estadounidense. Este caso también ha supuesto jurisprudencia a nivel federal de EEUU sobre cómo tratar a mujeres sexualmente abusadas.
No compartimos ni las propuestas pro-cárcel del documental ni las legislaciones antiprostitución de algunos estados de EEUU, aunque obviamente tampoco compartimos la impunidad que algunos seres humanos tienen por cuestiones de privilegio, ni tampoco la prostitución forzada como ocurrió en este caso, además a personas que ni siquiera ejercían trabajo sexual.
En la Checoslovaquia ocupada por el III Reich, una pequeña estación de tren en medio de la nada recibe instrucciones de las autoridades nazis y colaboracionistas de que todo debe estar bajo absoluto control. Alemania está perdiendo la guerra, y los castigos por deserción laboral pueden llegar a condenas de prisión largas, perpetuas o al pelotón de fusilamiento. En este contexto, Milos tiene una novia con la que no se atreve a tener relaciones sexuales, uno de sus compañeros es un mujeriego redomado, el jefe de estación es un rancio autoritario fiel servidor de la condesa de la zona, y la sombra de la resistencia está cada vez más cerca, generando con sus sabotajes que cada vez pasen más trenes por la estación.
Las películas sobre la guerra mundial en la retaguardia checa no son muy habituales en este lado de Europa, y Jiri Menzel tiene, además, una forma de tratar este conflicto muy original, con personajes que se salen de los cánones habituales del cine, con formas de interaccionar muy originales, y todo esto sumado al estrés de la guerra. Muy recomendable.
A la vez que en el mundo occidental machacaban a la gente con superproducciones de temática romana y/o religiosa -o sea, el cine que ponen siempre en la Semana Santa en televisión, no vamos a dar más publicidad aquí de la que ya tiene-, la Unión Soviética también tenía algo que decir, y realizaron otra superproducción ambientada en el mundo antiguo, en este caso en Egipto: la historia del ficticio Ramsés XIII. Pero como no podía ser de otra manera, la película trata el período descrito con ciertos retazos de materialismo histórico y lucha de clases, así como algunos elementos adyacentes como el racismo o el papel de las mujeres y la religión. Las diversas luchas de poder dentro del reino se van sucediendo entre interesantes descripciones de cómo se ejercía el poder en el Egipto del momento: supersticiones religiosas, casta sacerdotal inamovible, diplomacia entre imperios, revueltas de contenido económico y racial y conspiraciones palaciegas por ideas políticas o por un poco de oro para las arcas propias. La película no tiene desperdicio a la hora de dejar constancia de todas estas cuestiones, problemas que finalmente dejaron, según el análisis marxista, este modo de producción caduco e hicieron que comenzaran a prosperar otros basados en el esclavismo justificado mediante leyes escritas o consuetudinarias.
Uno de los innumerables episodios oscuros de la Segunda Guerra Mundial, bastante ignorados por la historia más allá de Rusia, es la de las partidas partisanas que operaron en el territorio ruso conquistado por el III Reich. Funcionaban como los partisanos yugoslavos (compartiendo, además, ideología comunista), salvo que en este caso nunca llegaron a tener territorios liberados propios, sólo tenían las armas robadas al enemigo o recicladas de cuando su zona pertenecía a la URSS, y estaban habitualmente recibiendo el acoso de las patrullas alemanas y pasando hambre y frío sin poder hacer mucho. Por su puesto, también podían sufrir la delación de colaboracionistas, otro tema del que no se habla mucho, pero un fenómeno que existió en absolutamente todos los países europeos que conquistó Alemania, y Rusia, que había pasado por una guerra civil sólo 20 años antes, no iba a ser menos.
Una película muy dura y cruda, pero muy recomendable.
Aunque fue un tema en su día muy chocante y que podría haber dado más de sí en el cine, lo cierto es que la presencia de la mujer en el Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial no ha tenido el protagonismo que se merecía en la gran pantalla, quedando relegado a personajes secundarios de algunos largometrajes -Un poco lo que ha pasado con las milicianas en la Guerra Civil española-. Y si bien es cierto que fueron evidentemente una minoría dentro del ejército, es igualmente cierto que hubo brigadas y secciones enteras compuestas por mujeres, algunas con grado de oficiales. De esto precisamente trata esta miniserie de cuatro capítulos: tras diversas faltas de disciplina en un punto militar de retaguardia, al capitán al mando se le asignan dos brigadas compuestas únicamente por mujeres. El impacto será imaginable, y multitud de los conflictos que la presencia de la mujer en el ejército conllevó en el momento aparecen relatados (necesidad de imponer más disciplina, tender su ropia interior al aire libre, falta de experiencia de combate por situarlas en la retaguardia…). Pero la historia de todo un giro cuando consiguen derribar un avión que antecedía a un operativo de paracaidistas de las SS con el objetivo de provocar daños en la retaguardia soviética con el fin de dejar desabastecidas a las tropas del frente.
Una épica historia bélica protagonizada por mujeres. Muy recomendable.
Macarena Granada huye de la nueva España surgida de 1939 y hace su carrera en Hollywood, donde alcanza fama internacional. Allí convive y finalmente rompe con Blas, personalidad del mundo del cine español y conocido izquierdista. Y allí también le llega la noticia de la muerte de su padre, víctima del tifus que se expandía entre la enorme población carcelaria de los primeros años de franquismo. Ambas coincidirán sin saberlo a finales de los años cuarenta en una co-producción hispano-estadounidense, ella como actriz y él como ayudante de dirección, pero Blas es delatado y enviado a las obras de un enorme mausoleo en la sierra de Guadarrama. Obviamente, es el llamado Valle de los Caídos.
La película combina el humor con el duro contexto político de los cuarenta, el cine español y la lucha antifranquista de entonces. Coinciden en un mismo rodaje comunistas, maricas, bolleras, exiliados, ex-brigadistas internacionales, gente perseguida por la caza de brujas anticomunista en EEUU, judíos, catalanas… todo en mitad de toda la caspa que puede conllevar rodan una película sobre un personaje tan lamentable históricamente como fue la reina de Castilla Isabel la Católica.
Parece una versión inversa de La niña de tus ojos (Fernando Trueba, 1998), ya que además está dirigida por el mismo director. La película es tremenda y más que recomendable, el reparto es intachable, las interpretaciones geniales, y el guión es a ratos bastante inesperado. Y la ambientación a varios niveles (historia política, historia del cine, historia cultural) está muy lograda. Muy muy digna de ver, de veras.
Esta miniserie de 6 capítulos es la biografía colectiva de una familia negra de Baltimore completamente marcada por las drogas desde hace años. Nos encontramos con una crónica muy realista, realizada precisamente por un periodista que ha hecho trabajo de campo en la zona y que proviene de un contexto muy parecido, sobre las vidas de las drogas afectadas por las drogas, lo que reflexionan, cómo lo viven, qué problemas tienen y cómo a veces intentan salir de ellas, en vano o -las menos veces- con éxito. Así que veremos las estrambóticas formas y estrategias mediante las que consiguen drogas o dinero para financiarlas, la desintegración de las relaciones sociales, el permanente acoso policial, la permanencia de la muerte en el imaginario colectivo, los centros de desintoxicación y las reuniones de ex-adictos, el tráfico de drogas y sus consecuencias para los traficantes -peleas por el control de las esquinas, ajustes de cuentas, adulteración del producto, robos, caer en la propia droga que mueven…-, el impacto sobre otros familiares y sobre el vecindario que no consume…
Una serie muy muy recomendable.
Por cierto, el mismo David Simon fue quien hizo más tarde la excelente serie The Wire (2002-2008), que aborda la misma temática, pero ampliada a más espectros de la vida política estadounidense.
Se puede encontrar en Youtube en algunos capítulos en castellano y otros no.
La película muestra una radiografía bastante fidedigna de la resistencia noruega durante la ocupación nazi. El contexto previo de la guerra entre Rusia y Finlandia, el uso de Reino Unido como base principal y Suecia como secundaria, las prácticas propagandístimas y armadas dentro de la Noruega ocupada, la forma de organizarse de la resistencia… Todo teniendo como protagonista a Max Manus, uno de los más conocidos combatientes de ésta. Recomendable.
El archifamoso jugador de rugby, actor, anunciador y famoso en general O.J. Simpson resultó inculpado en 1994 del asesinato de su ex-mujer y el novio de ésta. La escena del crimen estaba repletísima de pruebas sobre la participación de O.J. en el asesinato, amén de los años en los que éste había estado maltratando física y psicológicamente a la víctima. Pero la fama, la clase social y el color de su piel complicaron el asunto: la comunidad negra de California, harta de las prácticas racistas de la policía, de la imputación de personas negras inocentes de crímenes que en absoluto habían cometido y contenta de que uno de los suyos hubiera ascendido socialmente derivó el asunto hacia un tema que hasta entonces se había obviado institucionalmente. Esto le estallaría en la cara a la fiscalía, que tendría que enfrentarse contra un grupo de abogados de alto standing, blancos y negros, que pudieron dedicar todo el tiempo del mundo, así como sus influencias, privilegios y contactos con la prensa para exculpar a O.J. de cualquier acusación.
La serie sitúa sobre la mesa en un caso tan práctico como complicado la interacción de opresiones y privilegios en torno a la raza, el género y la clase. Nos estalla la cabeza en varios momentos en las que éstas se entremezclan. Y, además, hay un claro enfoque, más crítico que otra cosa, hacia el papel de los medios de comunicación, que cubrieron cada minuto del caso y del largo y tedioso proceso judicial, así como del funcionamiento teatral de los tribunales en sí mismos, y de cómo influye determinantemente la creación de estados de opinión mediante los medios de comunicación de masas sobre los propios juicios y sus participantes, hasta el punto de que tuvieron que aislar durante meses al jurado sin televisión, prensa, apenas visitas y sin poder hablar entre sus miembros.
Muy interesante, muy buena ambientació, bastante rigor y una trama muy bien conducida. Muy recomendable.