Título original: Nackt unter Wölfen
Dirección: Frank Beyer
Guion: Bruno Apitz, Alfred Hirschmeier, Willi Schafer
Música: Joachim Werzlau
Fotografía: Günter Marczinkowsky
Reparto: Erwin Geschonneck, Armin Mueller-Stahl, Krystyn Wójcik, Fred Delmare, Viktor Avdyushko, Gerry Wolff, Boleslaw Plotnicki, Peter Sturm
Productora: Deutsche Film (DEFA)
País: República Democrática de Alemania
Año: 1963
Duración: 124 min.
Ambientada en el campo de concentración de Buchenwald en marzo-abril de 1945, en el contexto en el que las fuerzas armadas estadounidenses están cada vez más cerca del campo y los nazis que lo gestionan cada vez más asustados, un polaco deportado aparece con un niño escondido en una maleta. En el campo opera una célula comunista bien asentada que ha logrado años funcionar a escondidas de la directiva del campo, incluyendo acopio de armas de fuego con el fin de sublevarse cuando las condiciones idóneas llegaran, y precisamente en el contexto en el que parte de la directiva del campo quiere descubrir y suprimir esta célula, los presos terminan haciéndose cargo del niño ocultándolo de los mandos nazis.
La película nos muestra además las condiciones del campo, alejándose de las típicas imágenes de sufrimiento pío de las víctimas frente a la maldad satánica de los nazis. Los nazis tienen disputas entre ellos, principalmente alentadas por la posibilidad de que terminen delante de un tribunal de guerra una vez derrotado el III Reich, y los presos no se dejan matar sin oponer resistencia. Sufren, reciben torturas de todo tipo y sometimiento cotidiano carcelario, pero también tienen agencia, se rebelan, se resisten a hablar y finalmente la película nos muestra la insurrección que tuvo lugar en Buchenwald, que terminó con las fuerzas de los EEUU entrando en un campo que ya se había liberado a sí mismo, al contrario que en la mayoría de casos. Y lo que es muy importante: son de lugares diferentes de Europa, ya que en las películas del Holocausto parece que todos los presos son iguales. Tienen problemas de comunicación por no hablar bien la lengua del otro, y aunque los principales grupos son los polacos y obviamente los alemanes -Buchenwald estaba principalmente poblado por ‘presos políticos’, por llamarlos de alguna forma, no hubo tantos judíos como en muchos otros, aunque otros grupos destacados de gente presa en el campo, como los testigos de Jehová y los homosexuales, no aparecen en el film-, también escucharemos hablar castellano en un par de ocasiones, puesto que bastantes exiliados de la República Española capturados por los nazis o sus aliados acabaron en este campo.
Muy recomendable.
En nuestro archivo.