Título original: Die Geschichte der Dienerin
Dirección: Volker Schlöndorff
Guion: Harold Pinter
Música: Ryuichi Sakamoto
Fotografía: Igor Luther
Reparto: Natasha Richardson, Faye Dunaway, Aidan Quinn, Elizabeth McGovern, Robert Duvall, Victoria Tennant, Traci Lind, Blanche Baker
Productora: Coproducción Alemania-Estados Unidos; Bioskop Film, Cinecom Entertainment Group, Cinétudes Films
País: Alemania
Año: 1990
Duración: 109 min.
Aunque no hemos leído la obra de Margaret Atwood, esta interesante y tremenda película guarda infinidad de diferencias con la serie que en la época actual está petándolo (y no es para menos, está bastante bien, aunque no vamos a incluirla en este blog hasta que haya terminado y podamos valorar lo que aporta y lo que no en panorámica). En el caso de la película, Gilead es un nuevo estado constituido encima de lo que en su día eran los EEUU, surgido de un movimiento de ultraderecha preocupado por la infertilidad que generó los niveles de contaminación a los que llegó el planeta. La solución es secuestrar a las mujeres fértiles -renombrándolas como ‘doncellas’- y hacerlas procrear para parejas que son infértiles, mediante la violación del marido con apoyo de la esposa en un ritual pretendidamente bíblico. O lo que es lo mismo, el derecho de pernada y los demás privilegios medievales pero a finales del siglo XX y en otro contexto social, económico e industrial.
Gilead se ve afectado por un movimiento de resistencia armado, llamado no por casualidad 1.º de mayo. Esta referencia y las reiteradas alusiones a los fuertes movimientos sociales feministas, homosexuales y antirracistas de los años 70 nos dibujan un cuadro de disidencia bastante políticamente ubicado en la izquierda radical, protagonista de los grupos armados de la época, aunque en la serie esto ha quedado omitido o cuanto menos descafeinado. Nuestra protagonista no tarda en conectar con este movimiento, engrosado en todos los sectores de Gilead, incluso en sus fuerzas armadas, y obviamente también entre sus doncellas.
Por lo demás, la película nos muestra cómo sería un estado teocrático en la actualidad: altas jerarquías de la élite gobernante frente al resto de la población, estado policial y militarizado, racionamiento, gente con mascarillas -en esto la película fue visionaria-, privilegios del estamento gobernante, militar y eclesial, ejecuciones públicas de disidentes de las normas sociales y del pensamiento político al estilo inquisitorial, y por supuesto lupanares clandestinos reservados para la élite a donde poder ir a esparcirse entre los placeres del mundo anterior que contribuyeron a derribar. Vamos, como en todas las épocas.
Tremenda pieza audiovisual de ciencia ficción feminista. Muy recomendable.
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