Aunque pueda recordar a la magna novela de Orwell, estamos ante una película que retrata un caso real sobre violencia en las aulas. Y aunque en general este tipo de películas son una auténtica mierda sensacionalista, en este caso hay dos elementos interesantes que hacen que esta película pase a engrosar la lista de este blog: que retrata un hecho real, y que la banda de abusadores y acosadores eran unos matones neonazis a medio camino entre el skinetismo y el punk mal entendidos. Norris, que llega nuevo a la escuela para sustituir al antiguo profesor de música, decide negarse a mirar a otro lado al ver escenas de tráfico de drogas, abusos a otros alumnos y demás macarrismos, lo cual le valdrá multitud de problemas no sólo con los alumnos, sino con el director e incluso con la propia policía. Recomendable cuanto menos.
Bertone es un ex-militar italiano que vive en el Milán de la República Sociale Italiana de Mussolini (último bastión del Duce en Italia). Aprovechando la enorme represión política a manos de las autoridades fascistas y del ejército nazi, se hace pasar por alguien con contactos ante los familiares de los represaliados para sacarles dinero a cambio de humo o a cambio de sobornar a un funcionario alemán para conseguir algunas migajas… Hasta que lo pillan, y el oficial alemán le da tres opciones: un tribunal militar que seguramente lo condene a muerte, un tribunal civil que lo condene por estafa o hacerse pasar en una cárcel política por el general de la Rovere, recién asesinado a manos de los nazis en una operación fallida, para averiguar la identidad del líder de la resistencia partisana en la zona.
De nuevo, un excelente testimonio de la situación italiana en este complicado momento. Muy recomendable.
Cecilia es secuestrada por la contrainurgencia argentina tras haber denunciado en la prensa varios casos de desaparecidos bajo la dictadura militar. Su marido, Carlos, director de una escuela de teatro infantil, va involucrándose poco a poco junto a las madres que protestan en la Plaza de Mayo por sus hijos y demás familiares desaparecidos, hasta que se da cuenta de que tiene el inusual poder de detectar dónde y cómo están los familiares de las personas que les preguntan.
Aunque la película relata bastante bien las diversas formas de represión del aparato militar argentino, y aporta un enfoque bastante curioso con cuestiones de magia entre medias, de nuevo tenemos una de estas películas traumáticas sobre las también traumáticas situaciones vividas en el país en estos años. En este caso más hollywoodiense de lo habitual -saltará a la vista, empezando por el reparto y el doblaje y acabando con ciertas escenas un poco exageradas-, pero aún así recomendable.
The help -‘La criada’-, traducida como ‘Criadas y señoras’, fue una controvertida novela aparecida en los kioskos estadounidenses a inicios de los años 60 que relataba la crudas historias de más de una docena de criadas negras de Mississippi. En una época en la que el racismo estaba a la ofensiva a raíz de la elección de Kennedy como presidente, en la que el Ku Klux Klan recrudeció sus asesinatos y ataques en el sur, y en la el racismo era un pilar de la sociedad blanca clasemediera, estos testimonios sembraron la controversia a la vez que llegaron a miles de hogares curiosos de su contenido, sirviendo, junto a muchos otros elementos más, al movimiento negro que estaba por llegar en general, y a las mujeres negras en particular y en concreto a las del gremio de las cuidados domésticos, una de las principales salidas laborales que tenían entonces en gran parte de los estados de EEUU. Recomendable.
No es habitual ver películas estadounidenses críticas con la guerra y con el ejército que se ambienten en la Segunda Guerra Mundial, guerra que desde mil perspectivas se ha venido justificando -y justificaciones no faltaban, la verdad- tanto en la lucha contra el III Reich como en la lucha contra el Imperio japonés. Sin embargo, por muy justificada que fuera el combate contra el llamado ‘Eje’, ello no quita que los ejércitos aliados reprodujeran autoritarismo, clasismos, discriminaciones de todo tipo contra la tropa y entre la propia tropa, y situaciones provocadas con la irracional obediencia debida de la cadena de mando que terminaran en verdaderas tragedias.
La película nos muestra todo esto, y lo hace ambientando la historia en la toma a manos de EEUU de una de las infinitas islas que Japón tenía invadidas en el Pacífico. Y tiene el mérito de hacerlo en los felices años 50′, una época cultura de EEUU en la que la disidencia apenas existió oficialmente de ninguna forma. La realidad, obviamente, fue otra. De haberse hecho más tarde, la ambientación hubiera sido sin lugar a dudas en Vietnam, escenario preferido de la mayoría del cine antimilitarista más oficial. En cualquier caso, muy muy recomendable.
Con sumo detalle y un gasto económico extremo, esta interesante serie nos muestra de forma bastante bien documentada la controvertida etapa de la historia de Roma que va desde los inicios de Julio César como dictador de la República, hasta la entronación de su hijo adoptivo Octavio como primer emperador. La serie detalla con gran acierto la sociedad romana, en especial la clase patricia y las conspiraciones y tramas políticas en torno a la política, así como las costumbres, las creencias, los conflictos con sus territorios colonizados (en concreto Egipto, Macedonia y Palestina) e infinidad de detalles más. No exenta de alguna crítica, pero muy recomendable para hacerse una buena idea de cómo fue aquello.
A inicios del siglo I a.C. la República romana se vió sacudida con la mayor revuelta que hizo temblar sus cimientos. Miles de esclavos, siguiendo la figura de un gladiador sublevado llamado Espartaco, se lanzaron a vivir sin las cadenas de sus amos, liberando más esclavos en su camino y enfrentándose a las innúmeras huestes romanas ante las que finalmente sucumbieron. Siglos después Espartaco seguiría siendo un ejemplo de lucha por la libertad y contra la injusticia, reivindicado tanto por revolucionarios franceses del siglo XVIII como por comunistas alemanes del siglo XX, y a día de hoy prosigue en la memoria colectiva como un héroe de la Antigüedad que desafió un régimen injusto. El mismo régimen que dio origen a Occidente, que colonizó y sometió a nuestros antepasados de sangre y les hizo perder la cultura en pro de nuevos cultos, nuevas expresiones culturales y nuevas lenguas -incluyendo el latín mal hablado con el que escribo esto- que deberían hacernos pensar realmente a cuento de qué se rememora en ocasiones Roma como un pasado deseable como fue algo horrible para quienes lo sufriero. Bueno, tan horrible como para quienes sufren el capitalismo actualmente…
La serie es fácil de dividir en dos: las primeras dos temporadas, centradas en el mundo de los gladiadores, y las dos últimas, centradas en la revuelta de Espartaco y su supervivencia, amenazada todo el tiempo por legiones romanas. Sangre, mutilaciones, sexo y dramas afectivo-sexuales son protagonistas, aunque no por ello se pierden las buenas ambientaciones de la vida y sociedad romana y del trato otorgado a los esclavos en base a la utilidad que tenían para sus amos. Una radiografía sórdida y explícita del mundo antiguo y sus múltiples características horripilantes, afortunadamente no carente de la mayor apertura a relaciones sexuales fuera de la monogamia heterosexual. Especialmente entre o con esclavos, puesto que el sexo entre ciudadanos romanos tampoco era objeto de alegría entre el patriciado, y tampoco entre la plebe. Y, sin duda, el mayor mérito de la serie es mostrar detalladamente y con gran acierto el mundo de los ludus y de los gladiadores, sus entramientos, sus compra-ventas, el status de sus propietarios, los juegos y toda la dinámica social romana que giraba en torno al goce que producía ver cómo se mataban dos esclavos -algo que recuerda a la tauromaquia: un espectáculo sangriento ocurrido a la vista y jadeo de los asistentes a una plaza-.
Finalmente, el último diálogo de Espartaco, alentando a sus tropas a lanzarse contra legiones romanas que les superan en gran número, es toda una oda a la libertad y a luchar contra la opresión hasta las últimas consecuencias y, no sé si hecho adrede por sus guionistas, pero también un llamamiento explícito a luchar contra la burguesía y los ricos. Entre esto y otras escenas más, no es difícil recordar al ‘Che’ y a su “Prefiero morir de pie que vivir siempre de rodillas”.
En cualquier caso, si tenéis tiempo para ver estas cuatro temporadas, os gusta la Historia Antigua y a la vez estáis hasta las narices de las exaltaciones absurdas que se hacen de Roma, es vuestra serie. Muy recomendable.
Charlotte tuvo que dejar una talentosa carrera de violonchelista debido a la enfermedad que comenzó a carcomer a su madre. Una década después, tras el fallecimiento de ésta, intenta reengancharse aprovechando una gala que organiza su antigua escuela en Shangai. Allí conoce a Lizzie, otra talentosa violonchelista que ha venido después de ella a la escuela, y no tardan en atraerse mutuamente y terminan liándose. La película parece una apacible historia de jóvenes lesbianas de viaje por el Sudeste asiático de no ser porque se van introduciendo varios elementos que no terminan de cuadrar el bonito cuadro, y tras tropecientos giros de argumento nos terminamos enterando de qué trata realmente la película, lo que la termina convirtiendo en cine feminista puro y duro, con ciertos elementos bastante sobrados y desagradables. Muy recomendable.
Durante los años 10 y 20 las ideas anarquistas comenzaron a tener bastante acogida dentro de la población coreana, ocupada por Japón y bajo un régimen asfixiante que obligaba a buena parte de su juventud a emigrar al archipiélago en busca de trabajos serviles para sus colonizadores. Así fue el caso de Park Yeol, integrante de un grupo anarquista que en 1926 preparaba un atentado que abortó el devastador terremoto que asoló las islas y provocó miles y miles de muertos. Para evitar que la canalización del descontento repercutiera en la clase política y la familia real, el gobierno acusó a la inmigración coreana de provocar robos e incendios, permitiendo la matanza, persecución y detención de miles de coreanos, incluyendo a Park Yeol y otros anarquistas. Tras diversas torturas algunos confesaron a cerca del atentado en preparación, y ello conllevó que Park Yeol y su amada Fumiko, joven pobre de origen japonés, fueran procesados en un juicio de trascendencia internacional que buscaba ocultar y sellar las matanzas ocurridas tras el terremoto.
Aunque con ciertos elementos un poco extraños y a ratos muy pastelosa, la película está muy bien y establece una narrativa bastante acorde con lo poco que ha llegado a esta zona del globo sobre aquellos acontecimientos. Muy muy recomendable, y una buena introducción a un contexto político y social que desde Europa conocemos bastante poco.
Tras intentarlo en 1911 fallidamente, el capitán Yem del ejército independentista coreano reúne en 1933 a un comando con el objetivo de asesinar por fin al jefe de las milicias coreanas al servicio de la ocupación japonesa, y también al gobernador japonés de Corea. Sin embargo, Yem también es un espía al servicio de Japón, y reúne otro grupo de camorristas coreanos para abortar el atentado.
La película es una buena mezcla de acción y aventuras bastante épica. Peca de cierto amarilleo de la historia, presentando a militantes nacionalistas coreanos únicamente como nacionalistas, obviando la diversidad política que había dentro de este movimiento, y la primacía que en muchas regiones, como la de Manchuria, poseían las ideas anarquistas. La propia provincia coreana de Manchuria, que aparece en cierto momento en la película, estaba regida bajo la autogestión, y muchos cargos políticos y militares estaban regentados por anarquistas. Pero, bueno, ya conocemos cómo funciona el cine mainstrem.
En cualquier caso, muy buena película y muy recomendable.