Título original: Judas and the Black Messiah
Dirección: Shaka King
Guion: Shaka King, Will Berson
Música: Craig Harris, Mark Isham
Fotografía: Sean Bobbitt
Reparto: Daniel Kaluuya, Lakeith Stanfield, Jesse Plemons, Martin Sheen, Ashton Sanders, Lil Rel Howery, Algee Smith, Jermaine Fowler, Robert Longstreet, Terayle Hill, Dominique Fishback, Nick Fink, Darrell Britt-Gibson
Productora: Bron Creative, MACRO, Participant Media
País: Estados Unidos
Año: 2021
Duración: 126 min.
Bill O’Neal fue un ladrón de poca monta que vivía en Chicago, y que fue reclutado por el FBI para infiltrarse dentro del Partido Pantera Negra, la organización marxista nacionalista negra que ganaba en militancia por sus planteamientos de autodefensa armada y de cuidado de la comunidad afrodescendiente. A finales de los 60 la sección de Chicago era especialmente objeto de vigilancia por parte del FBI, ya que se estaba tejiendo una red de diversos grupos oprimidos hasta entonces desunidos entre ellos que estaban llevando a cabo campañas conjuntas para defenderse mutuamente: pandillas negras no marxistas, nacionalistas puertorriqueños, blancos de clase obrera… En esta propuesta, tenía un papel muy destacado Fred Hampton, el líder de la sección de Chicago. La infiltración de Bill O’Neal fue determinante para llevar a cabo varios de los episodios de represión que sufrió el Partido en la ciudad y terminó centrándose en la figura del dirigente negro, que estaba imputado penalmente y entraba y salía de la prisión. Y terminaría teniendo un papel destacado en la conspiración del FBI para asesinarlo.
La película tiene bastante veracidad histórica, incluso intercala las escenas con fragmentos de una entrevista que concedió años después de los acontecimientos el propio infiltrado, y a su vez es bastante desagradable por los acontecimientos tan dramáticos que cuenta. Veremos hombres blancos ejerciendo violencia contra gente negra todo el rato, y veremos con tristeza cómo el infiltrado sigue adelante con la infiltración, a pesar de que empatiza claramente con el Partido, y vemos cómo antepone permanentemente su beneficio personal al de toda la comunidad afrodescendiente.
Muy dura y triste, pero su óptima perspectiva política y la veracidad de lo que expone la hace muy recomendable.
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