Bajo la arena

Título original: Under sandet
Dirección: Martin Zandvliet
Guion:
Martin Zandvliet
Música: Sune Martin
Fotografía: Camilla Hjelm
Reparto: Roland Møller, Louis Hofmann, Mikkel Boe Følsgaard, Laura Bro, Joel Basman, Oskar Bökelmann, Emil Buschow, Oskar Buschow, Leon Seidel, Karl Alexander Seidel, Max Beck, August Carter
Productora:
Amusement Park Films, Nordisk Film
País: Dinamarca
Año: 2015
Duración: 100 min.

Estamos ante un capítulo poco conocido y nada glamuroso de la historia de la Segunda Guerra Mundial: el III Reich creyó durante años que el Segundo Frente y la necesaria invasión marítima para crearlo se abriría por la costa oeste danesa, por lo que situaron en ella aproximadamente 1400000 minas antipersonales y antitanque a lo largo de todas las playas. Entre 1945 y 1947 unos 2000 prisioneros del ejército alemán fueron los encargados de quitar la gran mayoría de ellas, con un claro coste humano fruto de que a cerca de la mitad les explotaron y les mataron o dejaron gravemente heridas.

Pero el ejército que quitó las minas no era del todo el que las puso: el III Reich, ante sus enormes pérdidas humanas, desde finales de 1944 implantó levas obligatorias entre adolescentes, principalmente integrantes de las Juventudes Hitlerianas. Por ello, gran parte de sus desactivadores y víctimas finales de las minas eran estos niños y adolescentes.

Desde este punto parte la película: el protagonismo del film se lo disputan entre el sargento danés al mando del grupo de prisioneros alemanes y uno de los prisioneros, que toma la voz cantante respecto al resto en su relación con el sargento. Este grupo, inicialmente de 12, es enviado a retirar 45000 minas en tres meses a cambio de volver a Alemania. Pero obviamente las cosas no saldrán demasiado bien, juntándose traumas, falta de recursos, hambre y maltratos psicológicos, físicos e incluso sexuales a los que les someten el ejército danés y el ejército británico de la región.

La película nos habla de las consecuencias que dejan las guerras después de librarse, y en estos meses ya hemos podido escuchar al respecto sobre, por ejemplo, los peligros que encierran para la población postbélica el lanzamiento de las bombas de racimo que recientemente recibió Ucrania. Aquí tenemos un precedente histórico bastante claro y no muy alejado del actual frente de guerra europeo. También nos habla de humanidad, de los lazos sentimentales que terminan saliendo entre soldados de diferentes bandos, a pesar del recelo extremo que vemos ya en la propia introducción de la película.

En cualquier caso, el III Reich plantó tantas minas que en 1947 todavía quedaron, si bien en zonas geográficamente más marginales. Las últimas minas no se extrajeron hasta el año 2012, setenta años después de que se plantaran.

Y respecto a la película, muy entretenida y muy recomendable.

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