Título original: Unicorn Wars
Dirección: Alberto Vázquez
Guion: Alberto Vázquez
Música: Joseba Beristain
Productora: Coproducción España-Francia; Abano Producions, Autour de Minuit, Schmuby Productions, Uniko.
País: Reino de España
Año: 2022
Duración: 91 min.
Combinando una estética adorable con cine gore, esta película nos presenta un mundo en guerra entre los osos de peluche y los unicornios por la posesión de un bosque. Las alegorías en este film están bajo cada piedra y a la vuelta de cada esquina, y francamente tendríamos una entrada gigante si analizamos todas, así que vamos a quedarnos en las políticas: estamos ante un panfleto antimilitarista poco velado, con claros tintes ecologistas. Junto a otras cuantas aristas más, como el papel justificador de la guerra de la religión, la lucha por las materias primas justificada por argumento más glamurosos y convincentes, y la confrontación de naturaleza vs. civilización.
Los osos de peluche fueron expulsados del bosque por los unicornios debido a abrazar la civilización y comenzar a explotar los recursos del bosque, y desde entonces envían grupos al bosque para acabar con los unicornios y recuperarlos. Se asientan en pueblos limítrofes al bosque junto a campamentos militares, todo ello aparentemente gobernado por un grupo de oficiales de alta graduación carentes de empatía hacia sus tropas, que disfrutan de todos los privilegios posibles, que recuerdan bastante a la distante oficialidad militar durante la Primera Guerra Mundial. Las escenas de internamiento en el bosque, mediante patrullas dispersas buscando un enemigo invisible, parecen sacadas de otra guerra tan culturalmente denostada en un sentido pacifista como lo fue la Gran Guerra: la Guerra de Vietnam. Y también aparecen otros temas bastante interesantes, como el caudillismo militar, los problemas que presentan las jerarquías, la masculinidad tóxica… Los protagonistas de esta pieza son Azulín y Gordi, dos hermanos, uno azul y otro rosa, que son identidades absolutamente apuestas: el primero es un machirulo que hace bullying, tiene envidia de cualquier cosa que le pueda superar y no ser el centro de atención -aquí hay un poco de masculinidad hegemónica, lo hayan hecho o no con esta intención- y que se siente bastante cómodo dentro de la dinámica militarista, mientras que el segundo no tiene un cuerpo hegemónico por su peso, se muestra servicial en todo momento a su hermano a pesar del bullying que le hace, y prefiere la vida en el bosque y la amistad con los unicornios en vez de la guerra y el expolio de su territorio. Sin lugar a dudas, dos actitudes actualmente existentes frente a la guerra, el odio, los recursos, la civilización y la escalada militarista.
Además, es una película muy entretenida, y con una moraleja cuanto menos perturbadora. Muy recomendable.
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