Título original: All the President’s Men
Dirección: Alan J. Pakula
Guion: William Goldman
Música: David Shire
Fotografía: Gordon Willis
Reparto: Robert Redford, Dustin Hoffman, Jason Robards, Martin Balsam, Hal Holbrook, Jack Warden, Jane Alexander, Ned Beatty, Stephen Collins, Penny Fuller, Robert Walden, Lindsay Crouse, Meredith Baxter
Productora: Wildwood Enterprises, Warner Bros.
País: Estados Unidos
Año: 1976
Duración: 136 min.
En 1972 agendes al servicio del gobierno, buena parte anticomunistas cubanos realojados como ciudadanos estadounidenses, fueron sorprendidos de manera casual por la policía en las oficinas del Partido Demócrata del edificio Watergate, pensando que era un intento de robo. Les pillaron con material para pinchar teléfonos y mínimo tres dígitos de dólares en el bolsillo a cada uno. Desde el Partido Republicano y la Casa Blanca, en manos del ultraderechista Richard Nixon por entoces, se condenaron los hechos y se negó cualquier participación, con las venideras elecciones en mente en las que Nixon volvía a postularse como presidente, revalidando de nuevo su cargo. Sin embargo, el tema llamó demasiado la atención a diversos medios por multitud de razones que olían a un asunto de corrupción y terrorismo de Estado, y finalmente quedaron a la vanguardia de dicha investigación, contra viento y marea y siendo vilipendiendo por casi toda la prensa, agencias gubernamentales e incluso compañeros de su propio periódico, dos periodistas del Washington Post por entonces no muy conocidos: Bob Woodward y Carl Bernstein.
La infinidad de artículos que escribieron al respecto, hasta el punto de que llegó a peligrar la propia existencia de este gigante del poder mediático español, desveló la desaparición de archivos de la Casa Blanca, la desviación de donaciones al Comité para la reelección del Presidente como dineron negro para financiar la operación de espionaje, la participación de miembros del Partido Republicano que tenían destacabilísimos puestos de gobierno… Gran parte de esta información se consiguió gracias a que Woodward se reunía anónimamente con Mark Felt, agente del FBI que se hacía llamar ‘Garganta Profunda’, en alusión a la pelicula porno que lo estaba petando ese año. Felt dijo haber hecho esto más de treinta años después por una cuestión de piques internos por la dirección del Buró cuando murió su histórico director, Hoover, aunque la corruptela en la que estaban participando con el gobierno de Nixon y la contrainsurgencia que el propio Felt dirigió hacia grupos radicales como la Weather Underground, en la que se saltaron tropecientos artículos de la constitución estadounidense e infinidad de leyes, probablemente le darían algo de remordimiento a Felt. Hay quien ha comparado a Felt con Edward Snowden, el ex-trabajador de la NSA y la CIA que reveló el espionaje digital generalizado a la población mundial del gobierno yanqui, del cual ya hablamos en este blog al reseñar Citizen four (Lautra Poitras, 2014), pero la verdad es que Snowden no ha estado ni cerca de hacer las atrocidades y criminalidades que sí hizo Felt en una época en la que la administración de poder de EEUU veía de verdad peligrar su existencia como estado frente a una fortísima oposición interna y externa, armada y no armada.
Vilipendiados, bajaron el volumen de las investigaciones tras la reeleción de Nixon, asustados además de recibir denunciar por calumnias, a pesar de que Felt confirmara que todo lo que habían publicado era verdadera. Sin embargo, las asociaciones eran tan graves que provocaron movimiento dentro de diversos departamentos de los Estados Unidos. Ciertas grabaciones que implican a buena parte del personal cercano a Nixon se hicieron públicas a inicios de 1973, y un Gran Jurado terminó por imputar a 7 de ellas. Las cintas también imputaban a Nixon, y cada vez más testimonios lo situaban en el ojo del huracán, a pesar de que siempre se procuró reiterar que el presidente no sabía nada de la operación de espionaje. A pesar de sacar pecho reiteradamente y decir que no iba a dimitir, mientras la presión en la calle y desde la judicatura era cada vez más fuerte, en agosto de 1974 renunció a la presidencia, y meses más tarde su sucesor Gerard Ford lo indultó, por lo que Nixon jamás pagó por uno de los casos más sucios de criminalidad de las instituciones del estado en dicho país. Sí que pagaron con cárcel integrantes de su círculo cercano implicado y los siete mercenarios pillados in fraganti en el Watergate: penas de años y años de cárcel se transformaron en penas de un año y medio de media, en algunos casos incluso de dos meses, gracias a indultos emitidos por los gobiernos de Gerald Ford y del ya demócrata gobierno de Jimmy Carter. Y es que, como siempre decimos en este blog, el Estado siempre protege a quien le hace el trabajo sucio.
La película está basada en el libro que escribieron ambos periodistas, aunque dicho libro acaba en enero de 1974, y la película termina con la reelección en otoño de 1972. Estamos igualmente ante una pieza fílmica tremenda y muy recomendable. Pertenece a la llamada ‘trilogía de la paranoia’ de Alan J. Paluka, uno de los directores más polémicos de EEUU. Se dio a conocer como un director famoso gracias a esta película principalmente, que es la tercera de una serie de tres películas conocida como ‘Trilogía de la Paranoia’: Klute (1971), que trata de un empresario desaparecido y un detective que contacta con una trabajadora sexual a la que frecuentaba para encontrarlo; y The Parallax View (1974), que enlaza diversos asesinatos sospechosos con una organización extraña que investiga un reportero. Buenas películas ambas, que finalmente no hemos incluido en este blog por considerar que les faltaba algo más de politización, y en el caso de la primera un mejor trato más libre de estereotipos hacia el trabajo sexual. Igualmente ambas recomendables.
Y en este caso, una película tremenda, que mantiene el vilo de principio a fin, y muy recomendable.
Completa en Rakuten y en nuestro archivo.