Título original: Yes, we fuck Dirección: Antonio Centeno,Raúl de la Morena
Guión: Antonio Centeno, Raúl de la Morena País: Reino de España
Año: 2015 Duración: 60 min.
En este tremendo y descarnado documental se analiza la sexualidad dentro del mundo de la diversidad funcional, y sus vínculos con el mundo transfeminista. Realizado, además, por activistas, nos encontramos con personas disidentes sexuales dentro del mundo de la divergencia funcional, con sus deseos sexuales, su forma de masturbarse, la mirada ajena y de sus padres, prácticas BDSM, chicos trans, trabajo sexual… Todo contado por sus protagonistas directos y directas.
Muy recomendable.
Completo en Vimeo (con la respectiva censura ‘para adultos’) y en nuestro archivo.
Se trata de la primera película sobre un tema que será recurrente no sólo en el cine, sino en la vida social de la posguerra europea: los nazis fugados del III Reich bajo identidades falsas a diversos lugares del globo. Estados Unidos, la verdad, no fue un destino habitual, aunque seguramente algún que otro nazi seguramente acabaría allí. La película sitúa en el mundo rural del país a un alto cargo de la Alemania Nazi, que ha conseguir integrarse en la sociedad y ya nadie sospecha de él. Lo persigue un detective de la Comisión Aliada sobre Crímenes de Guerra. En cierta escena, se presentan los crímenes del Holocausto a una persona del pueblo, lo cual parece más una escena de concienciación social sobre lo que había ocurrido en Europa para el pueblo yanqui.
La película no profundiza demasiado en el nazismo y en su dimensión política. Bueno, algo sí. No es casualidad que encarne al detective Edward G. Robinson, que ya había tenido papeles antinazis parecidos, como en Confesiones de un espía nazi (Anatole Litvak, 1939). Sin embargo, no podemos obviar el papel de este actor, tan de izquierdas y antifascista, como delator unos pocos años después de varios comunistas trabajadores del mundo del cine que terminaron en prisión. La progresía tiene sus límites.
Cabe destacar el personaje femenino principal de la película. La narración desmonta la obediencia debida de las esposas a sus maridos, asumiendo unos roles en la película bastante novedosos para la historia del cine hasta ese momento.
Título original: 20 retratos de activistas queer de la Radical Gai, LSD y RQTR en el Madrid de los 90 Dirección: Andrés Senra Productora: Museo Reina Sofía País: Reino de España
Año: 2014 Duración: 128 min.
Este documental es más un documento histórico extraído directamente del archivo a la calle. Son las vidas de dos decenas de activistas vinculadas a la disidencia sexual del Madrid de los años noventa, contando diversas situaciones en torno a sus acciones, sus pensamientos, el contexto de la época, diversas temáticas (cárcel, educación, okupación, arte…) y todo ello cotejado en diversas situaciones con documentación histórica conservada tras varias donaciones en el Museo Reina Sofía de Madrid. Una pieza de inestimable valor para quien quiera conocer un poco más esta realidad histórica reciente. Recomendable.
Sátira del régimen socialista checoslovaco: prácticamente toda la película se desarrolla en una chatarrería, donde hay “enemigos del pueblo” (unas chicas y mujeres agradables) y antiguos burgueses transformados en obreros que no dejan de pedir mejoras laborales al estado. Los eslóganes, el amor al trabajo como revolucionario, el echar la culpa de cualquier problema a la injerencia imperialista externa, la redención de un pasado contrarrevolucionario o el tráfico de influencias en este nuevo orden son críticas severas que representa la película con el humor absurdo que caracteriza a este director. Probablemente la Primavera de Praga y la enorme represión por parte del Pacto de Varsovia en 1968 estaría muy presente en la realización de esta obra. Recomendable.
Hemos tenido meses de debate interno sobre si poner o no esta serie en este blog. Principalmente, por lo mainstream que ha sido. Y por la cantidad de situaciones ficticias o reconvertidas alejadas de los hechos reales que Cristina Ortiz “la Veneno” contó en su libro o en platós de televisión. Pero finalmente hemos pensado que es una serie que sí merece la pena recomendar, que está teniendo una utilidad útil en este oleada de transfobia que vivimos actualmente, y que tiene muchos aspectos rescatables. Por ejemplo, el tener una protagonista que ejercer de referente trans alejado de muchos discursos patologizantes y normativizantes de la etiqueta trans: una mujer que era de origen humilde, chabacana, que no quiso someterse a una operación de reasignación de género, que vivía el trabajo sexual como algo deseable, sin discursos victimistas y paternalistas.
Y también tiene elementos que no nos han molado nada nada. Por ejemplo, la represión policial es tratada como algo aislado, o fruto de otros tiempos malos, cuando la transfobia en los diferentes cuerpos de represión ha sido algo endémico. Los ataques de nazis contra el Parque del Oeste y las trabajadoras sexuales trans eran frecuentes, pero más frecuentes aún eran las redadas policiales. La familia de la Veneno, de origen pobre y andaluz, es tránsfoba e intransigente, mientras que la de Valeria Vegas, más acomodada y más al norte, la apoya en su transición de género. Desconocemos si esto es así en la realidad, podría ser, pero el mensaje que da no mola nada, y oculta las realidades de familias humildes que han apoyado a sus hijes, y la de familias de situación económica acomodada que han expulsado de su seno a sus descendientes trans, o les han tratado y tratan de manera tránsfoba.
Pero lo que más nos ha enfadado es el capítulo en el que la Veneno pasa por la cárcel. En especial porque hay unas cuantas declaraciones de Cristina Ortiz en televisión hablando de cómo fue, y los directores y guionistas han hecho lo que les ha salido de sus respectivas genitalidades. La Veneno sufrió abusos sexuales por parte del funcionariado de la prisión, mientras que la población carcelaria la trató bien en todo momento. Así lo dijo en diversas ocasiones, lo que le valió una denuncia por parte de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias. Quizás el equipo de ‘La Veneno’ no quería que pasara esto, así que nos coloca a unos cuantos presos violándola y prostituyéndola con la complicidad de un par de carceleros rancios. En este blog creemos la palabra de la Veneno, no solamente porque cualquier víctima del sistema penal español tiene presunción de veracidad en nuestros entornos, sino que su narración coincide con la de muchas compañeras trans que hemos conocido y sobre las que hemos leído en estos últimos veinte años, desde que comenzó a hablarse de que las personas trans eligieran entre prisiones de hombres o mujeres, e incluso tenemos testimonios anteriores que muestran esta mierda realidad, incluso ya en el Franquismo.
Por último, no vamos a obviar el comunicado que sacó durante el rodaje el sindicato CNT, en el que se hablaba de obligaciones a actores y actrices a planos sin ropa no remunerados como es debido, o cuando una inspección les crujió por no estar pagando los días festivos a como estipula el estatuto de los trabajadores. Es decir, que mucho abanderamiento de la lucha LGTBI y concretamente de la trans, pero el rodaje ha seguido el clasismo de la sociedad, que también sufrieron muchas de las vidas que se narran en la serie, y este producto lo tenemos gracias a la explotación laboral.
Y después de quedarnos a gusto, pese a todo esto, es una serie que recomendaríamos. Está muy bien hecha, engancha, las reproducciones son impecables, se nota mucho el cuidado en no reproducir tópicos, y posee el récord de la historia del cine español en tener el mayor reparto de personas trans hasta la fecha. Pero, por favor, si vais a verla o la habéis visto ya, no os creáis a pies juntillas todo lo que aparece, por favor.
Ryan tiene una divergencia funcional de nacimiento que le provoca una paralización parcial. No termina de complicarle la vida hasta los niveles de quien tiene una paralización mayor, pero sí le provoca ser percibido y tratado por la gente de manera diferente, así como le cuesta hacer algunas cosas. Y, además, es maricón. La serie habla de cómo sobrevive, entre rehabilitaciones, su ultracuidadora madre, ligues, novios, amigas y su trabajo, que consiste en contar cosas escabrosas en internet para subir las visitas de la página web sufriendo los devenires de una jefa muy implacable. Aparecen temas muy interesantes y de total actualidad, no sólo relacionados con la disidencia sexual, sino también con la familia, el trabajo sexual y evidentemente cuestiones relacionadas con la adaptación y resistencia a la sociedad teniendo una movilidad diferente. En la segunda y (dicen) última temporada, el personaje de Karen, su mejor amiga, adquiere además bastante más peso, lo cual introduce temas como la racialización y la gordofobia.
Y todo esto además contado con humor. Muy buena serie, tiene la pega de que la cuestión de clase no existe, sus protagonistas parecen ser de clase media alta y hay bastante desahogo económico en general. Una historia con unas protagonistas más pobres no sólo hubiera sido más interesante, sino que además se hubiera acercado a la realidad de mucha más gente.
Título original: Aragón y los armarios concéntricos Dirección:Pepe Paz, Marian Royo
Guión: Denis Chapon, Israel Hernández
Música: Luzmila Carpio,Uma Churita,Pablo Pico
Productora: Coproducción Bolivia-Dinamarca
País: Reino de España
Año: 2010 Duración: 59 min.
Varias personas son entrevistadas sobre sus vivencias como disidentes sexuales y de género en el franquismo y en la transición en Aragón, en especial en Zaragoza. Acoso, encarcelamientos, escarnio social, lucha antifranquista, militancia en el Movimiento Homosexual Aragonés y diversas cuestiones más propias de Aragón y de más allá se ven en este recomendable documental que tiene el mérito de construir nuestra historia desde un territorio subalterno.
Completo en Vimeo (con la censura de la edad, por cierto), y en nuestro archivo.
Título original: Cosas de chicos Dirección: Aldara Filgueiras
Guión: Aldara Filgueiras
Música: Adrián M.A. Reparto: Ignacio Montes,Dani Brotóns,Raúl de la Torre
Productora: Prosopopeya Producciones S.L País: Reino de España
Año: 2017 Duración: 9 min.
Este corto intenta reproducir cómo sería si un grupo de chicos, viviendo en una sociedad con los roles de género invertidos, se pone a hablar de sus cosas. Con ciertas dosis de humor, van analizando varias de las exigencias sociales que sufren las mujeres a día de hoy. Y acaban con un final apoteósico que no vamos a revelar porque merece mucho la pena verlo. Muy recomendable.
Dentro del mundo masculino heterosexual, el tema de la masturbación anal ha sido un tabú hasta fechas archirrecientes, y a día de hoy no es que se hable en general de manera alegre y libre. Este corto, que tiene casi 20 años, lo trata con humor, pero supone un documento audiovisual muy valioso dentro de su género. Muy recomendable.
“La línea invisible” es, según esta serie, la línea que se cruza tras matar a alguien. Es la línea que cruzó ETA en 1968, cuando Txabi Etxebarrieta, dirigente de la organización, en un control de la Guardia Civil mató a un agente. Y cuando meses después, en respuesta por el asesianto del propio Xabi a manos de otro agente de la Benemérita, un comando de ETA licenció para siempre a Melitón Manzanas, el temido jefe de la Brigada Político-Social de Guipúzcoa.
En general, la serie no está mal. No en vano la ponemos en este blog. De la inmensa cantidad de productos audiovisuales sobre la lucha en Euskal Herria, éste es de los mejores. Aunque lo que hay para comparar es, principalmente, bazofia. Y más ahora, que desde la disolución de ETA en 2018 está habiendo una reescritura de la historia en clave triunfalista desde el españolismo progre y el rancio. En este caso, la serie mantiene una línea narrativa bastante fiel con la realidad histórica. Se centra mucho en las vidas personales y las emociones de los personajes principales y los secundarios. Pero no participa con mensajes moralistas o condenatorios. Parece que sean sus espectadores quien deban decidir con quién se quedan, quién es mejor o peor. Esto se cumple, salvo en los últimos dos minutos: estamos en el régimen político en el que estamos, y es obligatorio plasmar un mensaje en contra de la violencia y condenando a ETA, incluso aunque la serie esté hablando de un régimen tan condenado política e institucionalmente a día de hoy como es el franquismo. Así que la narradora tenía que decir algo sobre que toda la violencia que vino después fue malísima. Esto hay que matizarlo muuuuuuuuuuuchísimo.
Lo que tampoco mola de la serie es la apariencia de que ETA mata primero y luego el resto es una espiral de violencia. Falta visibilizar aún más la situación de persecución política que había en esta época en el franquismo. Los grises no solamente daban porrazos en las huelgas. También desenfundaban la pistola y mataban gente. En Hegoalde, rara era la familia que, sin ser tradicionalmente de derechas, no hubiera perdido algún o algunos miembros durante la guerra civil, muertos en combate o asesinados una vez las tropas de Franco hubieran tomado su zona. Ya fuera durante la guerra o en la posguerra. Eso sin contar la infinidad de exiliados que había en Iparralde, algunos de los cuales habían caído luchando contra Hitler. Y cuyo número ascendería según ETA fuera siendo más grande y activa.
Al personaje de Melitón Manzanas, tremendamente interpretado por Antonio de la Torre, por cierto, le falta ideologización. Parece que simplemente es un vasco fachuzo que hace su trabajo, un tecnócrata vividor y mujeriego, corrupto y sin escrúpulos. Y lo era, sin duda. Pero también era un franquista acérrimo, partícipe en 1941 de la creación de la Brigada Político-Social bajo asesoría y ayuda de la Gestapo nazi -a la que entregó judíos que pasaban los Pirineos hacia España-, con una hoja de servicios repleta de torturas y de detenidos con los que se pasaron de rosca y se les quedaron en la “sala de interrogatorios” (muchas veces esa sala era la bañera del lavabo). Esto no sale en la serie. En los mensajes finales, sale que gran parte de esta generación dejó las armas en 1977 porque llegó la democracia (esta frase habría que matizarla muy mucho) y que ETA mató a casi 900 personas en las décadas venideras (obviando que el Reino de España no es que se quedara corto precisamente, y eso si hablamos solamente de Euskal Herria, que si nos vamos más allá, esta cifra la supera con creces). Esta “democracia” que soportó tanta desestabilización en los siguientes años por culpa de ETA, condecoró a Manzanas póstumamente, en 2001, ante un aluvión de protestas ignorado. No hay más palabras, señoría.
Por lo demás, merece mucho la pena verla, la ambientación está muy lograda, el clima político ídem, las desaveniencias en ETA y su proceso de formación, bueno, podrían haberlo retratado un poco mejor y haber profundizado más, pero digamos que no está mal. No se obvia, por ejemplo, el componente marxista de ETA, cosa que habitualmente se omite en las películas. Y aunque pudiera ser instrumentalizable, queda muy bien el mostrar a los protas como gente con sentimientos, dudas, como seres humanos, no como asesinos carcomidos por el odio. Como gente que no quiere hacer a nadie daño, salvo a la gente que se lo merece. Recomendable.