No podemos evitar que entren a este blog fanáticos de ulttracapitalismo, criptobros o fachas en general, pero ello no nos impedirá recomendar esta película aunque seguramente a día de hoy hay demasiada gente que estaría de acuerdo con aspectos que aparecen en el film que son horripilantes, o que a acciones deplorables del protagonista dirían algo así como “¡ole tus huevos!”
Ray Kroc pasó de ser un vendedor de poca monta de la clase media estadounidense, a ser el propietario de una de las mayores multinacionales del mundo: McDonalds. Llegó a ello gracias a que los hermanos McDonalds le hicieron un pedido de uno de sus aparatos. Éstos venían con varios proyectos comerciales fracasados a sus espaldas, hasta que en 1940 abrieron el primer McDonalds en California, aplicando la mecánica de la cadena de monteja de Taylor o Ford a la comida. Así consiguieron vender un menú fijo con rapidez, con envoltorios desechables y bajos costes, lo que incrementó su clientela. Al ver esto, a Kroc sus ojos se le convirtieron en símbolos del dólar, y así empezó una relación que sería funesta para millones de personas explottadas en sus puestos de trabajo y/o intoxicadas por sus productos, y millones de hectáreas devastadas por su demanda de carne.
Pero la película no se centra en esto, sino que nos describe al detalle cómo Kroc robó a los hermanos McDonalds su cadena de montaje alimenticia, su idea en general, su capacidad decisoria, su autonomía comercial, su local y hasta su apellido, para apropiarse definitivamente de la compañía y de sus locales. Por el camino también traicionó a nuevos colaboradores que iban saliendo, y fue un machista de libro con su esposa, para sorpresa de nadie. En resumen, Ray Kroc fue un trozo de mierda, o lo que es lo mismo, un potencial triunfador en un mundo capitalista como el nuestro. Como dijo el filósofo Honoré de Baltzac más de un siglo antes, “Detrás de toda gran fortuna se esconde un gran crimen”.
La película incluye a su final un corte audiovisual de Ray Kroc ya muy mayor jactándose de todo lo que hizo, y justificándolo en que hay que pisar a los demás para quedar por encima si tienes la oportunidad. Todo un ser digno de admiración.
Título original: Ez, eskerrik asko! Gladysen leihoa
Dirección: Bertha Gaztelumendi
Guion: Sabino Ormazabal Música: Dani Venegas
Productora: EiTB País: Reino de España
Año: 2019 Duración: 60 min.
Lejos de individualizar al personaje histórico, como hacen otros documentales, separándolo de su contexto, en este caso la vida y muerte de Gladys del Estal se enmarca dentro de la lucha antinuclear en Euskal Herria, cuya implicación le llevó a su prematura muerte. El 3de junio de 1979 fue asesinada en Tudela por la Guardia Civil, que la disparó a quemarropa, mientras desalojaban una convocatoria pacífica.
El documental también nos presenta su vida, no únicamente su muerte, como ocurre muy a menudo. Gladys era hija de exiliados políticos vascos de la Guerra Civil Española. Creció en Eguía, un barrio donostiarra comprometido con la defensa del territorio, de la identidad nacional y que a día de hoy resisten la turistifación de la ciudad. Veremos a varias amistades y compas de militancia hablando de cómo era. Pero, sin quitarle importancia a Gladys, el documental nos hace una panorámica muy bien lograda del contexto social en general.
El franquismo planeó para Euskal Herria y sus territorios contiguos una gran cantidad de centrales nucleares, almacenes de residuos, áreas logísticas, etc. Finalmente se pararon la mayoría, y todos los proyectos en suelo vasco salvo una base del ejército español contra la que sigue habiendo movilizaciones a día de hoy. Tras descartarse diversas centrales, el franquismo y los gobiernos ya bajo régimen parlamentario, con Iberduero -futura Iberdrola- presionando, apostaron por sacar adelante el proyecto de central nuclear en Lemoiz. Lo que ocurrió en aquellos años fue una movilización masiva con infinidad de protestas, desde desobediencia civil al sabotaje por parte de la plantilla que construía la central. Y en cierto momento ETA militar y ETA político-militar entraron en acción con atentados con explosivos, matando a varios guardias civiles que custodiaban la central, y secuestrando y ejecutando a dos de sus ingenieros-jefe.
En este punto, en el documental las voces ecologistas se intercalan entre quienes piensan que la entrada de la lucha armada sólo hizo ensuciar el movimiento, y entre quienes piensan que sin ETA no se hubiera conseguido parar el proyecto. De lo que no hay duda es que, tras la llegada del PSOE al gobierno, éste no quería comerse el conflicto gigantesco que había en torno a la central, así que en 1984 ordenó su paralización, en lo que fue una de las mayores victorias de los movimientos sociales desde que existe el régimen político vigente.
Como homenaje a Gladys y como divulgación histórica, es un documental recomendable.
Las vidas de tres amigas representan las vidas de muchas de las mujeres que vivieron en el País Valenciano en la década de los noventa. Una es la asistente personal de un político de derechas de futuro prometedor, otra es una periodista a la que le toca trabajar en el Caso Alcàsser, y la tercera es una pinchadiscos de la Ruta del Bakalao con un prometedor futuro artístico.
Diversas situaciones de entonces quedan bastante bien representadas en la película. La red de clientelismo que instauró el PP en Canal Nou, incluyendo episodios de acoso sexual, queda bien explícitadas. La falta de ética periodística al llevar el Caso Alcàsser no es nada disimulada, así como las corruptelas en las que se vio implicada una parte de las familias de las jóvenes asesinadas. El estigma hacia las disidencias sexuales, y en concreto hacia el lesbianismo, condiciona la vida de una de las protagonistas. Como le pasó a muchas de las personas que tuvieron un papel crucial en la Ruta, termina yendo a trabajar a Ibiza, en una mezcla de exilio sexual y profesional. Y el político de la referencia anterior es sin lugar a dudas Eduardo Zaplana, pero la película le cambia el nombre a otro parecido para ahorrarse problemas legales. Veremos sus comienzos como alcalde de Benidorm, entre nepotismo y pelotazos urbanísticos, para acabar en la Generalitat con corruptelas varias y favores sexuales a cambio de puestos. Varios de estos hechos y más le llevaron a ser condenado a prisión recientemente, si bien no entrará porque la cárcel sólo está hecha para gente empobrecida, no para los de su clase. Hay que destacar la impecable escena en la que María Consuelo Reina, directora de Las Provincias, le propone a president de la Generalitat contar con el apoyo de su periódico a cambio de ciertas cuestiones. La conversación que mantienen resume bastante cómo ha sido y sigue siendo la política en el País Valencià y mayormente en todo el estado.
Hildegard Rodríguez fue una niña prodigio muy conocida internacionalmente en la década de los treinta. Fue concebida para ello por su madre, Aurora Rodríguez, una marxista partidaria de las tesis de la eugenesia. La adolescencia de Hildegard coincidió con el advenimiento de la II República española, con todas las posibilidades que su proclamación abrió, como un fervor revolucionario receptivo a los pensamientos de la joven promesa.
La mayoría simple del PSOE, a donde madre e hija se habían acercado, lo llevó a un gobierno de coalición con los republicanos de izquierda, que desencantó a una buena parte de su base social. Las ansias de autonomía de Hildegard, combinadas con su cercanía a pensamientos libertarios, confrontaban con el proyecto que había reservado para ella su madre. Y finalmente decidió matar a tiros a su hija.
La película en general recrea el contexto de este primer bienio mayormente de izquierdas de manera bastante acertada, desde los debates políticos al clima confrontativo, ebullicioso e ilusionado de las calles. La cuestión de la mujer aparece bastante bien recreada, siendo un pilar fundamental de esta legislatura, y estando tan arraigada en el pensamiento de Hildegard. Pero también ha tenido enormes omisiones que merecen ser mencionadas, así como el recaer en tópicos bastante desarcertados.
Para empezar, la militancia política de Hildegard no empieza el mismo día que se proclama la Repúblico, como parece traducirse del film. Ésta había formado parte de la Federación Universitaria Española (FUE), uno de los pilares que puso en jaque a la dictadura de Primo de Rivera. Aquí fue ganando notoriedad, por lo que comenzar a escribir en El Socialista, el diario del PSOE, no fue lo que le catapultó a la fama, si bien le hizo ganar notoriedad. Tampoco era desconocida por el partido, ya que desde la misma época tenía relación con las Juventudes Socialistas. Y las asambleas del PSOE no eran así, por favor, si acaso los mítines o los congresos. La parte de los debates internos sobre la cuestión de la mujer, a menudo con machistadas épicas, sí es cierta, pero también requeriría matices que el film deja de lado.
Hildegard también era conocida por ser secretaria del Doctor Marañón en la sección española de la Liga Mundial por la Reforma Sexual. Y éste no aparece en ningún momento en el film, salvo por teorías que se nombran en boca de Hildegard que las había tomado de éste. La propia Liga es omitida completamente, cuando es la razón por la que conocía al sexólogo inglés Havellock Ellis, el cual la invitó a ir a Reino Unido. No era por una fama internacional difusa como aparece en la película. Y gracias a la Liga ya entró en contacto con anarquistas naturistas que compartían sus tesis sobre sexualidad, como el alavés Isaac Puente. Por otra parte, la liberación de la mujer y de su sexualidad fue una constante en la obra de la joven, pero Hildegard rechazaba la homosexualidad, siguiendo las tesis del citado Gregorio Marañón. Antes de sugerir que es hija de su tiempo, en la Liga había bastantes voces que remaban hacia el lado opuesto, incluyendo algunas en la propia península.
Por otro lado, la película diluye que el móvil del asesinato fue la divergencia política entre ambas, además de una toxicidad maternofilial que encarnaba Aurora. Esto es sustituido por el hecho de que a Hildegard le gusta un chico, y que como éste comienza a alejarse del PSOE hacia el anarquizante Partido Federal, ella le sigue ideológicamente. Como si Hildegard no hubiera tenido criterios propios, y como si esto no hubiera sido una jarra de agua fría para la cosmogonía marxista de Aurora, que a su vez quería una hija a su imagen y semejanza, también a nivel ideológico. Esto es uno de los fallos más graves de la película, que apareció mucho mejor representado casi 50 años antes, en Mi hija Hildegard (Fernando Fernán Gómez, 1978). En el juicio a Aurora, que obtiene un destacado protagonismo en la obra de los 70’, Aurora declaró que mató a su hija porque había una conspiración orquestada entre Havellock Ellis y el Partido Federal para raptarla, lavarle el cerebro y apartarla de ella.
El chico por el que Hildegard acaba en el PSOE es Abel Velilla, que en la vida real desde el principio de la República era miembro del Partido Republicano Federal, y que en ese primer bienio no estaba en Madrid, sino que era concejal por dicho partido en el Ayuntamiento de Barcelona. Comienza a frecuentar Madrid a partir de noviembre de 1933, cuando ese elegido diputado en las Cortes, y con Hildegard ya muerta.
Por otro lado, una vez más la representación del anarquismo se basa en tópicos, que encima sirven a la historia para sumar a la narrativa anterior, que no tiene ecos en los hechos históricos. La criada está casada con un anarquista que atraca bancos y le golpea. Si bien en la época había anarquistas atracadores, y anarquistas machistas, en el primer caso fueron una minoría en comparación con todo el movimiento anarquista, y en el segundo, orgánicamente el movimiento libertario trató la liberación de la mujer y le dio una importancia al tema mucho mayor que el resto de organizaciones del movimiento obrero, si bien con sus límites. La película usa estos recursos para mezclar pobreza marginal, anarquismo, gente inculta y violencia, tal y como el imaginario del poder ha venido reproduciendo durante este último siglo, incluyendo el régimen republicano.
Salvando esto y algunas cosas más que son demasiado específicas, estamos ante una película interesante y recomendable, si bien con la comentada cautela.
El “Caso Nevenka” fue la primera vez en la que un cargo político institucional fue condenado por acoso sexual. Corría el año 2000, y Nevenka Fernándezvivió esta situación de la mano de Ismael Álvarez, el alcalde del Partido Popular de Ponferrada, en cuyo equipo estaba ella de concejala. Ismael Álvarez tenía una red clientelar montada en torno a él, por lo que gran parte de la ciudad comía de su mano. Y ésta fue lanzada contra Nevenka cuando comenzó a resistirse a la situación, y especialmente cuando la denunció públicamente y la judicializó.
La película pone el foco en diversas cuestiones que a día de hoy, con una derecha que niega la violencia machista abiertamente o pacta con quien lo hace, siguen poniéndose en tela de juicio. La necesidad de consentir manifiestamente, la legitimidad en cambiar de opinión en cualquier momento, la potencialidad de la denuncia pública, el acoso telefónico, el machismo arraigado en las instituciones públicas… algo que si a día de hoy le genera dificultades a muchas supervivientes de violencia machista, hace un cuarto de siglo debía ser mucho peor. Uno de los éxitos sociales del asunto fue que se desdibujó por primera vez en un contexto de debate público que tu agresor sexual podía ser una persona de tu entorno, como en la infinita mayor parte de las situaciones, no un desconocido que acecha en un callejón nocturno a una viandante.
El Caso Nevenka y su protagonista volvieron a la palestra en el contexto del relance feminista de los últimos años. Nevenka se vio forzada a un tipo de exilio en Reino Unido, buscando anonimato y porque no encontraba trabajo de ningún modo al haberse hecho tan famosa su denuncia. Esta experiencia fue reivindicada por el movimiento feminista, e impulsó a Nevenka a hablar de nuevo en público, lo que propició el documental Nevenka (Maribel Sánchez-Maroto, 2021).
La película es bastante fidedigna, contó con el asesoramiento de la propia Nevenka y cuenta la historia de manera fluida y manteniendo un perfil bajo a la hora de representar escenas chungas. Por desgracia y no por casualidad, se ha visto eclipsada por otras películas españolas de este mismo año, a nivel mediático especialmente. No es un tema que agrade al entorno del PP a día de hoy, tantos años después. El ayuntamiento de Ponferrada (PP) denegó los permisos de grabación y la película tuvo que ser grabada en Zamora, por poner un ejemplo.
Tres mujeres jóvenes coinciden en el mundo del cine en los primeros momentos del llamado “Destape”. Cada cual tiene su propia historia para estar ahí, todas basadas indudablemente en historias reales de las actrices más famosas de este género. El aperturismo del régimen franquista, y posteriormente el proceso de reforma profunda de la dictadura, conllevó en el plano audiovisual una mayor permisividad con los desnudos y la aparición de escenas sexuales en el celuloide sin que fueran legalmente perseguida, lo que comportó una explosión de títulos de bajo presupuesto. La inmensa mayoría acabaron calificados con la letra “S”, que desde 1977 se reservaba para las películas con escenas eróticas o muy violentas –MadMax, por ejemplo, acabó con la misma letra que títulos míticos del cine erótico como Emmanuelle-. Suponía a la vez una forma de censura, ya que no se pasaban en los cines comunes ni en las cadenas públicas de televisión. Y aún así, movieron millones y millones de pesetas, enriqueciendo como siempre a los mismos, que eran mayoritariamente hombres con un nivel económico alto previo.
En la película, el clasismo y el patriarcado quedan más que visibles en infinidad de escenas que ahondan en el impacto que tuvo el cine S en las vidas de sus actrices. Los pagos deficientes, el dinero extra haciendo favores sexuales, acostarse con productores y directores para conseguir ascender socialmente, la fijación por sacar en las películas los cuerpos de las mujeres y no de los hombres, el impacto en su vida social y en su entorno familiar, las masas de franquismo sociológico que las despreciaban por realizar este trabajo… Y el clima de represión social queda también plasmado, con un franquismo que no se terminaba de ir -ni nunca se fue- pese a todos estos vertiginosos cambios. Pese a su fama y sus nuevos contactos, el acoso policial y el machismo institucional siguieron complicándoles la vida. El enchufismo, las amistades bien situadas, los contactos y su papel en esta farsa como sujetos que comienzan ya con las de perder por ser mujeres y vender su fuerza de trabajo. Si algo nos deja claro este film, es que la vida de estas actrices fue dura, el “Destape” formó parte del patriarcado también y que salieron adelante -las que lo consiguieron, claro- con mucho esfuerzo y entre codazos, zancadillas e intereses creados.
Con la lucha por el aborto de fondo, la película nos narra las perspectivas y organización del movimiento feminista a mediados de los setenta, y lo hace precisamente en uno de los contextos más represivos y combativos del reino de España por entonces: Rentería, una de los municipios más conocidos de Guipúzcoa. Ahí vive Bea, empleada del hogar como su madre, con un padre preso político y un contexto de manifestaciones exigiendo la amnistía. Entendemos, por el año en el que se desarrolla el film (1977) que se trata de la Semana pro-Amnistía que se convocó en abril de 1977 a nivel estatal, que fue violentamente reprimida causando la policía 7 muertes, la mayoría en Euskal Herria.
Sin embargo, la película se centra más en otro caso represivo que sacudió la sociedad civil dentro y fuera de Euskal Herria, incluso que trascendió la frontera pirenaica: el de las 11 mujeres, entre abortantes, acompañantes y profesionales de la salud, que fueron llevadas a juicio por varios abortos. Tema que servirá para conectar la línea argumental de la película, que pasará por personas allegadas a la protagonista con este mismo problema, a la vez que llevan a cabo una campaña muy original en favor de las imputadas que saltó a muchos diarios de entonces. Con ello veremos el ambiente político de las calles de Rentería entonces, pero también acciones contra agresores sexuales, el machismo en el núcleo familiar, el lesbianismo y sus reacciones sociales, la cuestión de clase frente al aborto -es decir, quién se enfrenta a riesgos a su salud por no tener dinero para irse al extranjero a abortar-, los debates en los primeros movimientos feministas posteriores a la muerte de Franco…
Manolo Vital, migrante barcelonés de origen extremeño, se hizo famoso en 1978 tras secuestrar un autobús de la empresa municipal y llevarlo a su barrio, Torre Baró. Por entonces era uno de los diversos barrios de la capital catalana que llevaban lustros sin servicios básicos, pues su localización se alejaba mucho del centro de la ciudad, y su población eran mayormente migrantes del sur peninsular a quienes durante todo ese tiempo el estado franquista y sus sucesores posteriores a 1975 despreciaron y percibieron como focos de disidencia política. En algunos casos, como éste, eran además descendientes o directamente ex-combatientes del bando republicano durante la Guerra Civil, contando con familiares directos asesinados por el fascismo.
Aunque estamos ante una muy buena película en muchos aspectos, no hay que olvidar que la historia fue mucho más radical y anticapitalista que lo que vemos en el film. Manolo Vital no sólo era un “rojo” cualquiera, como parece percibirse en la película, sino que su trayectoria de lucha lo sacó de Extremadura y lo acompañó a Cataluña, siendo uno de los primeros sindicalistas de Comisiones Obreras y militante comunista del PSUC. Y tampoco estamos ante un caso aislado, sino que fueron innúmeras las movilizaciones vecinales de la época pidiendo tanto transporte como agua, luz, asfaltos, colegios u hospitales. En ocasiones con una brutal represión policial que incluyó muertos y heridos. Sí que tuvo el mérito en ser el primero en hacerlo, gracias a su trabajo como conductor de autobuses, pero los secuestros de autobuses se dispararon con pasajeros que entraban masivamente en el autobús y forzaban al conductor a dirigirse a su barrio. Una práctica, de hecho, que se ha seguido haciendo en la Barcelona actual por parte de los movimientos sociales post-15M.
Sin embargo, en la película también vemos cuestiones muy importante que quedan bien reflejadas: el chabolismo y las problemáticas para salir adelante, la dinámica de personas pobres y migrantes poniéndose la zancadilla entre ellas o incluso reprimiendo a sus semejantes desde un uniforme gris. Veremos la total permanencia del aparato franquista bastante después de la muerte del general Franco, y la permanencia de las dinámicas del Sindicato Vertical en sus herederos sindicales frente a conflictos laborales. Y veremos también la vida de esos barrios, con las problemáticas asociadas que afortunadamente fueron puliendo hasta nuestros días: escasez y problemas en los recursos básicos, visitas policiales, problemas de acceso, conflictos entre vecinos, huida de la juventud a otros barrios, dificultad en la toma de decisiones, recursos a la acción directa tras agotar las vías institucionales y burocráticas…
Es, sin duda, una película imprescindible en nuestra época, donde la fuerza colectiva y la lucha vecinal son caminos que pueden poner límite al fascismo que nos llega desde las instituciones y desde el gran capital.
El maremoto político y social que ha creado la película Emilia Pérez (Jacques Audiard, 2024), repleta de transfobia, racismo y colonialismo hacia México y un trato completamente desafortunado de la problemática del narcotráfico en el país, ha tenido su eco en este cómico mediometraje autogestionado por parte de gente del propio país afectado. Y para ello han hecho una burla del país productor y originario de la citada película: Francia. Un país que no sólo pertenece al norte global y por ello se beneficia directamente de la pobreza en América Latina con empresas francesas robando recursos, sino que fue uno de los países invasores del continente americano en el siglo XVI, y para colmo invadió México entre 1838 y 1839 y de manera mucho más fuerte en 1861 impuso un emperador europeo y provocó una guerra de varios años hasta que fue expulsado. Datos que en la polémica con esta película no han estado tan presente, pero que configuran muchas de las reacciones que ha provocado la película.
Topicazos gigantes, burlas de todo tipo y los defectos que el país proyecta hacia el exterior (el odio a la población musulmana, el machismo, el maltrato animal, las colonias de ratas, la pedantería, el sentirse superiores…) están aderezados con un humor muy surrealista. Contando como protagonistas precisamente a personas trans. Si Emilia Pérez te pareció repugnante, Francia te genera ardor de estómago, te gusta el humor surrealista y adoras el desorden sexo-genérico, has de ver esta pieza audiovisual inmediatamente.
Esta película de origen cubano-sueco se estrenó avanzado ya el régimen de Pinochet y, al contrario que la gran mayor parte de la filmografía que nos habla de los primeros tiempos de la dictadura militar, que coloca los acontecimientos en el mismo día del golpe de estado y/o en los días o meses sucesivos, ésta nos sitúa un tiempo pasado después del fatídico 11 de septiembre de 1973.
Las protagonistas de la película son las diversas torturas que están en el ambiente, por hablarse de ellas, por prepararlas, por ejercerlas o incluso por haberlas ejercido mal. Veremos los métodos de la inteligencia militar chilena en una cárcel secreta donde gozan de un alto nivel de impunidad. Su objetivo es hacer que caigan muchas células que denominan “comunistas” -aunque se deja entrever que no todas las personas detenidas son comunistas- que se oponen al régimen, y en concreto buscan a ‘Manuel’, un dirigente de la oposición.
Mediante diversos diálogos, la película profundiza en la psique de los torturadores y en su cosmogonía fascista, confrontándola en ocasiones a la de sus víctimas. Incluso veremos maltratos y abusos de poder entre militares, cosa que probablemente no sea muy sorprendente. Las violencia estructural nunca va únicamente hacia “enemigos”.
Se trata de una película dura y que se puede atragantar fácilmente. La recomendamos.