Hollywood

Título original: Hollywood
Dirección: Ryan Murphy, Ian Brennan, Janet Mock, Michael Uppendahl, Daniel Minahan, Jessica Yu
Guion: Ryan Murphy, Ian Brennan, Martin Woodall, Janet Mock, Hernando Bansuelo, Deborah Jayne Reilly Smith
Fotografía: Simon Dennis, Blake McClure
Reparto: David Corenswet, Darren Criss, Patti LuPone, Joe Mantello, Dylan McDermott, Jim ParsonsJeremy Pope, Holland Taylor, Laura HarrierSamara Weaving, Jake Picking, Maude Apatow, Mira Sorvino
Productora: Ryan Murphy Productions 
País: Estados Unidos
Año: 2020
Duración: 308 min.

Esta miniserie experimenta con una realidad alternativa en la historia de Hollywood y de los Estados Unidos en general, en la que reparto, direcciones, guionistas, productoras y brazos mediáticos apostaron desde unos primigenios años 40 por un mayor compromiso social en favor de las personas racializadas y disidentes sexuales que ya andaban por allí entonces, pero en papeles secundarios y permanentemente maltratadas en el primer caso, y en diversos grados de armario en el segundo. Una situación que en la realidad no sólo no se dio, sino que de haberse intentado, la violencia desde diversos lugares hubiera arrasado con el proyecto, en especial por parte de un grupo violento que en la película apenas aparece atacando el proyecto que se lleva a cabo en el film: el poder judicial y policial. El código Hays, muy vigente entonces y vigente hasta 1968, prohibía tajante las relaciones interraciales y la homosexualidad en el cine, entre otras mil cosas más.

El hilo argumental consiste en que se dan las circunstancias para que salga adelante un proyecto de película sobre una joven que se suicida tras no poder conseguir su sueño de ser actriz en Hollywood. Ya con ello entramos en una crítica, que podía haber sido más profunda y afinada, sobre la clasista trituradora de carne que fue el Hollywood de entonces -cosa que no ha cambiado tanto en la industria cinematográfica mainstream estadounidense-, explotando jóvenes que venían de todo el estado en un contexto post bélico para papeles y empleos ultraprecarizados. No por casualidad gran parte de personajes de la película tienen empleos irregulares como trabajadores sexuales para poder subsistir en ese Hollywood, como ocurrió en la vida real. Y como en la vida real, la clientela eran personas adineradas vinculadas al cine. Contando con las contrataciones explícitas, las semi-orgías y demás conductas sexuales por entonces ilegales que aparecen en la serie, con leer simplemente Hollywood Babylon del director marica Kenneth Anger veremos que la serie se ha quedado corta. Por ejemplo, las fiestas que montaba George Cukor, director de renombre que poco escondía su orientación sexual, eran mucho más descaradas y explícitas que lo que expone la serie.

La cosa se pone más tensa al ser el guionista negro, con la propuesta de una protagonista negra en una relación con un joven blanco, y gran parte del personal disidente sexual, trabajador sexual o contratante de trabajo sexual. Y entre todo esto veremos la red de tráfico de influencias y chantajes que realmente existía alrededor, con magnates que se liaban con actrices que luego se promocionaban, nombres legendarios premiados con varios Óscars que tenían unas adicciones a las drogas muy fuertes -que les terminarían llevando prematuramente a la tumba-, actores homosexuales chantajeados por agentes, directores, periodistas, productoras y hasta con la mafia italiana por ahí en medio… en algunos casos siendo incluso gays armariados los chantajeadores. Situaciones basadas en la realidad de la época que no se aleja tanto de la situación presente.

La película nos ofrece una realidad alternativa completamente irreal, que jamás hubiera ocurrido en un contexto tan puritano, a poco del inicio manifiesto de la Guerra Fría y la caza de brujas anticomunista en el cine. El Ku Klux Klan, las leyes racistas Jim Crow en el sur, la dictadura capitalista de los beneficios ante hacer cualquier película, la presión de la prensa, la presencia de la policía… todo ello está en el film y le pone la vida difícil a las protas, pero la realidad hubiera sido más devastadora y aquello hubiera sido imposible. De llevarse a cabo hubiera conseguido cambios sociales, sin duda, la fuerza del cine es la que fue y la que sigue siendo, pero tampoco al nivel que muestra la película. No por casualidad, no hay una actriz negra de renombre en el cine blanco mainstream que no haga de sirvienta mediocre ridiculizada hasta Dorothy Dandridge en Carmen Jones, casi diez años más tarde; no habrá un héroe negro en la gran pantalla hasta 1968 con La noche de los muertos vivientes de George A. Romero, o sea, una película autoproducida; y no habrá una película que hable de homosexualidad sin condenarla completamente hasta la adaptación al cine de la obra teatral Los chicos de la banda, en 1970 y también autoproducida.

Lo que sí podemos extraer de la serie y la hace estar en este blog es que en esa realidad alternativa hay conductas mucho más deseables a las que fueron y a menudo siguen siendo. La sororidad entre mujeres en situaciones ante las que han sido educadas para competir es tónica habitual. Personas en el armario usan su poder para beneficiar a otras personas oprimidas, en vez de únicamente pasa sí. Trabajadores y trabajadoras sexuales se apoyan mutuamente en infinidad de situaciones. Y los personajes homosexuales terminan por rebelarse ante el silencio y el estigma. Una gran parte de los guaperas que protagonizaron aquellos films fueron gays o bisexuales que nunca pudieron hacerlo público en vida. Tenemos una sonada excepción, que no por casualidad fue elegida para ser personaje protagonista en la serie: el actor Rock Hudson. Vivió toda su larga carrera artística escondiendo su homosexualidad, siendo incluso obligado a casarse para ocultarla, y codeándose con los actores y equipos más rancios y fachas, como el actor Ronald Reagan. En 1984, al borde de la muerte y con un diagnóstico de SIDA, en plena presidencia de su amigo Reagan y ante la inacción de su presidencia frente a la crisis sanitaria, lo haría todo público a la vez, convirtiéndose en la persona seropositiva más famosa del mundo. Declaró arrepentirse de haber vivido una vida que no era la suya. La película intenta reparar un poco todo aquello, mostrándonos una historia de la vida del actor que hubiera sido muchísimo mejor si hubiera querido y sobre todo si hubiera podido.

En general, recomendable.

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