Título original: L’incredibile storia dell’Isola delle Rose
Dirección: Sydney Sibilia
Guion: Francesca Manieri, Sydney Sibilia
Música: Michele Braga
Fotografía: Valerio Azzali
Reparto: Elio Germano, Fabrizio Bentivoglio, Tom Wlaschiha, Luca Zingaretti, François Cluzet, Matilda De Angelis, Ascanio Balbo
Productora: Groenlandia
País: Italia
Año: 2020
Duración: 117 min.
En el movido 1968, Giorgo Rosa, un ingeniero de Bolonia, decidió levantar una plataforma en el límite con las aguas territoriales de Italia, justo delante de la turística costa de Rímini, y declararla estado independiente. La película edulcora relativamente la historia real, y le quita una parte -no toda- del compromiso político al realizar esto: buscando la libertad bajo una crítica muy fuerte a los estados liberales del momento, Giorgo Rosa mostró la factibilidad de llevar a cabo las ideas de autonomía política que habían estado creciendo desde el inicio de la década, con la Nueva Izquierda y los movimientos hippies. No por casualidad decidió adoptar el esperanto como la lengua oficial de la bautizada como Isla de las Rosas. Esta lengua, creada juntando diversas lenguas occidentales con alguna asiática, buscaba la comprensión entre pueblos y el internacionalismo, y por ello le llamó la atención al movimiento obrero y en especial al anarquismo, que en muchas de sus subculturas lo adoptó de manera identitaria y como estandarte, y sirvió para vertebrar a militantes de literalmente medio planeta.
La película nos muestra la frustración ante las absurdeces del control estatal, de los papeles de nacionalidad y de otras normas sociales estúpidas, y nos muestra también las ansias de libertad y de vivir en paz de las personas que habitan las islas. Nos muestra también la parte más festiva, que fue el atractivo principal y lo que reprodujo la prensa del momento. Y también nos muestra con gran acierto la trifulca política e internacional que esto comportó a nivel geopolítico. El conservador e inestable gobierno italiano del momento, que estaba afrontando el inicio de lo que se conocerían como “años de plomo” -una época repleta de discordia política, ocupaciones de universidades, huelgas fabriles, manifestaciones que acababan en revueltas y un sinfín de grupos armados como respuesta a la brutal represión y al terrorismo de estado que desplegó el estado italiano- decidió atacar de frente el problema. La proliferación de la disidencia, la sumisión gubernamental a la Iglesia Católica, los discursos de mantener el poder a toda cosa y la pelea geopolítica frente a una alternativa socialista de estado y sociedad que se hallaba al otro lado del Adriático y a escasos kilómetros de la Isla de las Rosas, quedan bastante patentes en el film, con un toque de humor en todo momento que no menoscaba lo explícito que queda en el largometraje el abuso de poder y la razón de estado por encima de la libertad y la autonomía de las personas que prefieren salirse de los moldes sociales.
En resumen, muy recomendable.
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