Título original: Transatlantic
Dirección: Anna Winger, Stéphanie Chuat, Véronique Reymond, Mia Maariel Meyer
Guion: Carey McKenzie, Anna Winger, Daniel Hendler
Fotografía: Sebastian Thaler, Wolfgang Thaler
Reparto: Gillian Jacobs, Cory Michael Smith, Yoli Fuller, Nadiv Molcho, Corey Stoll, Amit Rahav, Deleila Piasko, Grégory Montel, Lucas Englander, Ralph Amoussou, Ian Turiak, David Clark, Adrien Malvoisin
Productora: Studio Airlift, Cactus Films
País: Reino Unido
Año: 2023
Duración: 350 min.
Tras la rendición de Francia ante la Alemania nazi en junio de 1940, se pactó que la mitad sureste de Francia seguiría quedando al margen de la ocupación -nada más lejos de la realidad- con un gobierno propio “continuista” de la III República, con el mariscal Pétain al frente y la capital en Vichy. Esta supuesta “Francia libre” durante los siguientes dos años y medio no dejó de ultraderechizarse cada vez más, a menudo por instigación del Eje nazi-fascista y por los acontecimientos de la guerra mundial, en un proceso paulatino que acabó con el país entero invadido por el III Reich.
En su primer año de vida, la Francia de Vichy tenía infinidad de grietas en su muro protofascista por las que intentaban salir permanentemente miles y miles de personas que habían huido de media Europa según los países iban sucumbiendo al fascismo, especialmente Alemania y la propia Francia. El régimen de Pétain se quedó con uno de los puertos franceses más importantes: Marsella, así como sus colonias norafricanas, con la costa occidental de Marruecos incluida, que miraba hacia América. Su cercanía con la España franquista, que permaneció distante a la guerra desde su apoyo al Eje, le permitía también trazar una vía de escapatoria hasta lograr llegar al puerto de Lisboa, al quedar también Portugal en una posición parecida a la española
Esta serie nos cuenta la historia del Comité de Rescate de Emergencia, un organismo antifascista creado en Nueva York que funcionó en la ciudad utilizando la posición neutral de los EEUU ante la guerra para sacar de Marsella a la mayor cantidad de gente posible. Para encabezarlo, se ofreció voluntario Varian Fry, que detestaba el nazismo desde los tiempos en que era reportero en el nuevo Berlín Nazi Sorteando a la Gestapo, a la policía francesa, a la Guardia Civil española y a menudo al propio personal del consulado estadounidense -pese a recibir apoyo de la esposa del presidente, Eleanor Roosevelt-, en un año de funcionamiento consiguieron sacar a unas 2000 personas por los Pirineos, de polizontes en barcos e incluso en aviones de carga. El apoyo de algunas mecenas fue esencial, como la joven Mary Jane Gold, heredera de una gran fortuna que puso su dinero y directamente su cuerpo en la salvación de refugiados. O el de Peggy Guggengheim, que acumuló obras de arte para evitar que las destruyeran los nazis, y luego se llevó varios artistas a Nueva York.
La serie nos pone de manifiesto la realidad represiva de este régimen político, sus vínculos y subordinación al nazismo, y también sus límites y tolerancias que fueron cada vez viéndose más influenciadas por un autoritarismo sin disimulo. También veremos los vínculos de una parte de la sociedad de los EEUU en favor del nazismo para hacer negocios con Alemania. Cambiándole el nombre probablemente para evitar denuncias, veremos a la empresa IBM comerciando con Alemania lo que más tarde serían las tarjetas informáticas que el nazismo empleó para el control de la población reclusa en los campos de concentración y exterminio. Y veremos su buena sintonía con estadounidenses detractores de Roosevelt y aislacionistas, con discursos que interpelan directamente a la situación política presente en el país.
Y también veremos la vida de quienes integraban el Comité y la de algunas de las personalidades más destacadas de la época cuyas vidas salvaron, o al menos lo intentaron. Aquí todo se entremezcla entre literatos, escritores, filósofas, músicos, cineastas, comunistas, anarquistas, liberales de izquierda, socialistas, judíos, asiáticos, espías, relaciones afectivo-sexuales -no siempre normativas-, simpatizantes y satélites. Por supervivencia y por la inevitabilidad de no actuar proactivamente ante situaciones así, veremos cómo miembros y colaboradores del comité terminan por estar en los primeros momentos de la organización de la Resistencia Francesa. Y aquí la serie tiene el mérito de haberle dado protagonismo a algo que muchas películas sobre este tema han ignorado reiteradamente: la presencia destacada de personas negras en la Resistencia, que buscaban con la expulsión de los nazis la propia liberación de sus territorios de origen, colonizados por Francia de la forma exacta en que los nazis estaban colonizando Europa.
Estamos ante una serie excelente que politiza un conflicto tan sumamente político como fue la Segunda Guerra Mundial, que en el cine ha quedado mayoritariamente despolitizado, como una simple lucha militar entre estados a gran escala. Nos ha faltado algo más de explicación en algunos casos, quizás por necesidades de guion, porque en otros no se corta. La persecución de la población judía en la Francia de Vichy aparece retratada, pero fue mucho más dura de lo que aparece, con miles y miles de deportaciones a Alemania, y ello impulsó a miembros de este grupo a unirse a la Resistencia. Nos falta la mención de exiliados españoles en el paso de los Pirineos, ya que vivían por todo el sur del país y participaron en esta y otras muchas redes. Y que fueron los primeros en habitar los campos de concentración franceses y cárceles improvisadas que luego la Francia de Vichy utilizó para recluir a estos refugiados de guerra. Y explicar algo más detallado de la vida de las personalidades prominentes que intentan salvar no habría estado demás. Por ejemplo, que aparezca Walter Benjamin y no se mencione la Escuela de Frankfurt, o que aparezca Hannah Arendt y no se mencione su destacado papel en la filosofía alemana, queda un poco raro.
En cualquier caso, una serie estupenda, entretenida y muy recomendable.