Título original: Q: Into the Storm
Dirección: Cullen Hoback
Guion: Cullen Hoback
Fotografía: Cullen Hoback
Productora: HBO Max, Impact Partners, Sandbox Films.
País: Estados Unidos
Año: 2021
Duración: 55 min.
Nos ha petado la cabeza muchísimo con este documental. Cualquier reseña que hiciéramos se quedaría corta. En una mezcla de conspiracionismo, políticas de la derecha alternativa o directamente neonazis, debates sobre la libertad de expresión y las nuevas tecnologías de la comunicación derivadas de diversas plataformas de internet, surgió en el año 2017 en diversos foros de internet que permitían apología de cosas horribles justificándolas como libertad de expresión (como apología del nazismo y del Holocausto, entre otras cosas) un usuario llamado “Q” que hacía predicciones y dejaba entrever que provenía del aparato del estado de los EEUU. Esto derivó en un movimiento conspiracionista de cientos de miles de seguidores que venía a considerar al por entonces presidente de los EEUU Donald Trump como defensor de la población media estadounidense en contra de una élite política que hace rituales satánicos, come bebés y hace orgías pederásticas -con especial énfasis en políticos del Partido Demócrata-.
Cualquier persona que conozca la deriva de las políticas de la ultraderecha de los últimos años con este relato ya puede pillar algunos elementos: el conspiracionismo, tan presente en el imaginario del fascismo histórico (desde los Protocolos de los Sabios de Sión, falsificados por el zarismo para justificar los progromos antisemitas y resucitado por el nazismo alemán un tiempo después, hasta la conspiración judeomasónica a la que Franco aludió durante toda la dictadura, incluyendo su
última aparición pública), el rollo populista de derecha de la salvación de los ciudadanos de bien (exaltado por la Derecha Alternativa, en este caso mezclado con patriotilleos estadounidenses tan casposos como siempre hemos ido sufriendo en las películas yankis) y la instrumentalización de los recursos internáuticos, incluyendo youtubers propios -‘Qtubers’- y discursos rancios antifeministas que conectan con la proliferación masificada de políticas ultraderechistas aprovehcando ciertos filones en los últimos años. Para ello 4chan, y más tarde 8chan, donde posteaba Q, tuvieron un papel determinante, hasta que comenzaron a recibir boicots de ciertas autoridades judiciales tras la perpretación de masacres de contenido racista llevadas a cabo por ultraderechistas que posteaban y retransmitían la acción en directo por dichos foros.
El documental nos sirve para entender cómo está siendo la deriva de las políticas de la ultraderecha contemporánea, en proceso de reconstrucción y resurrección y una vez más copiando todo tipo de tácnicas posibles a sus objetivos a batir (como muchos discursos antisistema, o las tácticas de Anonymous en Internet), con un público al que dirigirse nuevo y unos medios nuevos (peña usuaria de internet, ciertas tribus urbanas, frikis…) y valiéndose de políticas que no son estrictamente de ultraderecha, aunque compartiendo puntos al respecto, como el conspiracionismo, que en diversas ocasiones empieza como una crítica al poder y, debido a su incapacidad o simple falta de interés de ahondar en las cuestiones que critica, termina mezclándose con teorías de contenido machista, homófobo, racista y supremacista blanco, como el Gran Reemplazo, la Agenda 2030 o revisionismos históricos de regímenes fascistas del siglo XX.
Por otro lado, nos encontramos el debate de la libertad de expresión. Un debate que nunca empieza desde un punto 0 y nunca se debate desdela neutralidad. La libertad de expresión, dentro de la lógica liberal, es un derecho, a la vez que dentro de muchas otras lógicas liberales no es un problema el linchamiento de personas negras, el asesinato de mujeres trans o las violaciones (de hecho, tampoco fue un problema para el movimiento Qanon que Trump tuviera una relación de amistad con Jeffrey Epstein, violador de miles de menores, ya que pederastas son sólo nuestros enemigos). Esta mezcla, dentro de una sociedad donde sólo es un derecha la igualdad legal, convierte la libertad de expresión es un privilegio de una porción concreta de la sociedad. A las personas asesinadas o reducidas a caldo en la sociedad capitalista la libertad de expresión no les sirve de nada, sólo le sirve a las personas que pueden usar este derecho constitucional para humillarlas más. Lo más cachondo de este documental es que nos encontramos a personas oprimidas debido a cuestiones de capacitismo o racismo valiéndose de estas exaltaciones de la libertad de expresión para promover canales y foros en los que se permite el enaltecimiento del racismo y del exterminio de las personas discas. Mientras vaya de dinero, da igual el tipo de valores que vayan asociados. Si hay que defenderse legalmente, o montar páginas de internet, es indiferente si los patrocinadores están vinculados a grupos de ultraderecha, o si utilizan guiñitos claramente neonazis. A algunas de las personas que aparecen en el documental sólo les importa el dinero, o al menos en apariencia, porque en ocasiones queda bastante en entredicho que estén al margen de la política, y puede que ahí haya algo más que el mero lucro político, y al final resulte que estas personas forman parte de ese “estado profundo” y de esa “élite política” contra la que decía ir Q, salvo que, como hace siempre la ultraderecha y sus sucedáneos, en este caso sería el poder real y no un jueguecito para desviar la atención.
Recomendamos encarecidamente su visionado bajo todas las palabras que sean precisas. Muy recomendable.
En nuestro archivo.